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Obituario

Muere en Miami la cubana Georgina Nieto, una de las fundadoras del santuario nacional Ermita de la Caridad

El arzobispo de Miami los describe a ella y a su esposo como católicos prácticos, comprometidos e incansables.

Miami
Georgina Nieto.
Georgina Nieto. El Nuevo Herald

Georgina "Gina" Nieto, una de las fundadoras del santuario nacional Ermita de la Caridad y primera presidenta, junto a su difunto esposo, Tarsicio Garrido, de la Cofradía de la Virgen de la Caridad –una de las principales asociaciones laicales católicas del exilio cubano– falleció en Miami a los 95 años, publica El Nuevo Herald.

Nieto ayudó a levantar un santuario dedicado a la Patrona de Cuba que se transformaría en un símbolo de la fe católica para habitantes de Miami de todas las nacionalidades, a través de su activismo en la cofradía,

La Cofradía de la Virgen de la Caridad fue una de las primeras instituciones religiosas fundadas por la Iglesia de Cuba en el siglo XVII. En 1968, fue resucitada en la Arquidiócesis de Miami, por un grupo de exiliados.

Nieto también fue figura clave en la Cruzada del Rosario, un llamado a familias a congregarse para rezar el rosario en las décadas de los 60 y 70, cuando líderes laicos como ella llevaban consigo pequeñas urnas con la imagen de la Caridad del Cobre y bocetos del anhelado santuario para promover la obra de la Ermita entre las primeras oleadas de refugiados cubanos.

Murió rodeada de sus seres queridos luego de ser hospitalizada la semana pasada debido a padecimientos relacionados con su edad, dijo su hija, Lourdes Garrido, al medio norteamericano.

"Estuvo un poquito enferma, pero feliz en la fe, ansiosa de reunirse con mi papá", comentó Garrido, quien subrayó que su madre había pedido ser sepultada con su antigua medalla de la cofradía, que exhibe el Sagrado Corazón de Jesús en una de sus caras y la imagen de la Virgen de la Caridad en la otra, expresión gráfica del lema de la hermandad: "A Jesús por María".

Thomas Wenski, arzobispo de Miami, quien en las décadas del 60 y el 70 era un joven seminarista, que trabajaba en la parroquia St. Benedict de Hialeah y ayudó a los Garrido en la Cruzada, los describió como católicos prácticos, comprometidos e incansables.

“Eran gente que veían su compromiso de bautismo de verdad, no eran católicos a su manera; eran católicos prácticos, comprometidos y también incansables”, afirmó en una entrevista concedida el martes al medio norteamericano.
 

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Que descanse en La Paz del señor y que Dios y la virgen siempre la acompañen en su reino. La