El arzobispo de Santiago de Cuba, monseñor Dionisio García Ibáñez, calificó de "imperialismo cultural" la posible aprobación del matrimonio gay en la Isla, una idea que identificó como "ajena a nuestra cultura" y que atribuyó a países donde existen grupos de gran poder.
En una declaración publicada el miércoles en la página oficial de la Iglesia Católica cubana, García Ibáñez compartió "el pensamiento" de la institución religiosa sobre el matrimonio, que "preocupa a muchos", tras la aprobación de la nueva definición que recoge el Proyecto de Constitución, aprobado en la Asamblea Nacional y actualmente en proceso de consulta popular.
"En vez quedar definido como en la Constitución actual: 'la unión voluntaria de un hombre y una mujer', expresión que recoge el sentir y la sabiduría del pueblo, se introduce una nueva definición: 'la unión voluntariamente concertada entre dos personas con aptitud legal para ello'", escribió quien fuera presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba desde 2009 hasta 2016.
Según García Ibáñez, "este cambio es el que preocupa a muchos, pues como la Constitución es una norma que establece 'valores y principios mínimos', posteriormente se podrían hacer leyes complementarias que, por ejemplo, legalicen el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, se les permita adoptar niños o niñas privándoles a éstos desde el nacimiento de tener un padre o una madre, o se modifique el contenido educativo en la escuela, medios de comunicación, ámbitos culturales, para adaptarlos a esa nueva propuesta".
El arzobispo santiaguero criticó que se ha "expresado de manera superficial y parcializada que el rechazo a definir como matrimonio la unión entre dos personas del mismo sexo proviene casi solamente de los cristianos".
Para el sacerdote, "esta expresión es simplista y falsa, pues entre los que rechazan este tipo de unión hay hombres y mujeres, creyentes y no creyentes, cristianos y no cristianos, científicos(…)"
"Los seres humanos somos seres sexuados, hombre o mujer, cada sexo con sus particularidades y diferencias genéticas, físicas, biológicas y psicológicas, de tal manera que se complementan. Esta complementariedad se expresa de manera única y singular en el matrimonio. Ignorar lo que por naturaleza nos ha sido dado o ir en contra de las leyes y procesos inscritos, incluso genéticamente, en nuestro ser trae siempre consecuencias lamentables ya sea de inmediato o con el correr de los años", añadió.
Además se quejó de que se trata de "simplificar este problema" y de que se ridiculiza a los que piensan de manera diferente.
Se refirió, entre "otras muchas razones que nos llevan a rechazar la definición del matrimonio como 'la unión de dos personas' (…) la posibilidad de aprobarse en el futuro leyes que admitan el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, tal como ya lo han expresado algunos de los que promueven esta nueva definición".
La Iglesia Católica teme "la posterior autorización a la adopción de niños y niñas, ya que de por sí una unión de esa naturaleza no puede ser fecunda" y consideró que "esto traería la consecuencia injusta de privar a estos niños (…) de tener un padre o una madre".
"Si actualmente constatamos que la ausencia del padre o de la madre en el hogar puede crear situaciones de inestabilidad en los hijos, esto se ampliará mucho más con el matrimonio entre dos personas del mismo sexo", declaró monseñor García.
"¿Qué ventaja tendría en estos momentos proponer un cambio de esta magnitud que genera cuando menos reserva y cuando más rechazo firme? Es falso alegar que es propio de una revolución hacer cambios como este, romper con las tradiciones", sostuvo.
Para el religioso, "la manera de celebrar un matrimonio sí puede ser considerada una tradición, pero no el matrimonio en sí", que presentó como un "hecho inherente a la naturaleza humana".
En su opinión, "ideas tan ajenas a nuestra cultura", provienen de "países en los que existen grupos poderosos con gran capacidad económica y de influencias".
"Se valen del creciente proceso de globalización y tratan de influir para crear una cultura uniforme que acepte y adopte sus criterios descalificando a los de los otros. Es lo que entre nosotros a veces se ha llamado el 'imperialismo cultural'", añadió.
"Han penetrado los organismos internacionales, de tal manera, que muchos de éstos y gobiernos de países ricos influyen en países menos desarrollados necesitados de ayudas económicas, financiando en ellos a grupos afines a sus ideas y presionando a los gobiernos de los mismos hasta el punto de condicionar, en muchas ocasiones, la ayuda económica, para que apliquen políticas como estas. Es un nuevo colonialismo ideológico", sostuvo.
Esta declaración de la Iglesia Católica cubana llega después de las reacciones que provocara el tema entre varias congregaciones cristianas de la Isla, antes de que se aprobara la reforma constitucional con las modificaciones propuestas, entre ellas la del matrimonio gay, promovida por la hija de Raúl Castro, Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX).