Una de las designaciones más inesperadas del nuevo Consejo de Ministros cubano fue la de Alpidio Bautista Alonso Grau como titular de Cultura. Por encima de viceministros de larga data como Fernando Rojas o Abel Acosta, y de la viceministra primera, María Elena Salgado, el elegido es un poeta de ninguna vinculación con tales cargos.
Alonso, quien ocupó su primer puesto de importancia al frente de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) entre 2001 y 2006, ha desempeñado diversos cargos de menor envergadura. No obstante, desde 2014 es funcionario del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, del que actualmente es vicejefe, y ejerce como diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular por el municipio villaclareño de Placetas.
Alpidio Alonso es natural del poblado La Dalia, en Venegas, Yaguajay, provincia de Sancti Spíritus. Nació en 1963. Es graduado de Ingeniería Eléctrica y desde 1987 trabajó en la fábrica de levadura torula del central Simón Bolívar y luego en la Planta Mecánica de Villa Clara. Allí fundó un taller literario y se vinculó a la Asociación Hermanos Saíz.
En Santa Clara, dirigió la editorial Sed de Belleza. Tiene publicados títulos como La casa como un árbol (1995), Alucinaciones en el jardín de Ana (1994), El árbol en los ojos (1998), Ciudades del viento (2001) y Tardos soles que miro (2007).
Fungió un breve tiempo como vicepresidente del Instituto Cubano del Libro. También dirige la revista de poesía Amnios y escribe y conduce el programa de Radio Metropolitana Verso a verso.
Alonso asumirá en medio de una serie de conflictos entre creadores artísticos e instituciones en torno a la censura y el control de los espacios y discursos de manifestación. Ello se hizo manifiesto en la censura de películas como Santa y Andrés y el hostigamiento de la #00Bienal Alternativa.
El nuevo ministro sustituye a Abel Prieto, quien viniera a asumir ese cargo por segunda vez en 2016, tras la repentina destitución de Julián González Toledo.
Prieto, cuyo ejercicio ha estado caracterizado por un aumento de la censura y de la represión de la policía política contra la libre expresión de los artistas, pasará a la Oficina del Programa Martiano, que fuera dirigida por Armando Hart hasta su muerte, en noviembre de 2017.