La Asamblea Nacional del Poder Popular ha iniciado este miércoles la histórica sesión de dos días que incluirá la "elección" de un nuevo Consejo de Estado, el primero en décadas que —si se cumple lo previsto— no tendrá a un presidente con apellido Castro.
El régimen adelantó un día el inicio de la reunión constitutiva de la IX Legislatura, prevista inicialmente para el 19 de abril. Dijo que lo hacía para "facilitar el desarrollo de los pasos que requiere una sesión de tal trascendencia".
La reunión está encabezada por Raúl Castro. Incluirá además la "elección" de una nueva dirección para la Asamblea Nacional. Tanto en este caso como en el del Consejo de Estado, las propuestas para ocupar los puestos, incluido el de presidente y vicepresidentes, las hace una Comisión de Candidaturas "designada" por los diputados, un proceso que permite al régimen manejar la conformación.
La mayoría de los pronósticos señalan a Miguel Díaz-Canel, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, como el más probable candidato a sustituir a Raúl Castro como presidente de esos órganos. El Gobierno, sin embargo, no ha dado señales claras al respecto.
Sea quien sea el sucesor, los analistas y medios también coinciden en que su poder será limitado. Raúl Castro seguirá ocupando el puesto de primer secretario del Partido Comunista, organización a la cual la Constitución vigente otorga el control sobre todos los poderes del Estado.
Tampoco se espera que el sucesor emprenda reformas importantes.
"El nuevo presidente tendrá que crear un nuevo consenso político, no heredará uno", advirtió Rafael Hernández, editor de la revista oficialista Temas, del Ministerio de Cultura. "En dos o tres meses, la gente se preguntará por qué sus vidas no han mejorado", añadió, informó Reuters.
"Cuba está cambiando, pero no espero cambios dramáticos mientras los líderes revolucionarios sigan ocupando puestos clave en el Gobierno", opinó el senador estadounidense Patrick Leahy, quien se ha reunido con Raúl Castro y Díaz-Canel.
"Después de eso, una nueva generación puede tener otras ideas", agregó.
El sucesor, en todo caso, se enfrentará a tareas "difíciles", coincidieron observadores.
"Un factor a considerar es si puede resistir la presión de este cargo", dijo a la AFP Paul Webster Hare, profesor de Relaciones Internacionales en Boston, Estados Unidos, y exembajador británico en Cuba, refiriéndose a Díaz-Canel.
Fidel y Raúl Castro "no crearon un modelo democrático que impulse un cambio. Esa es la razón principal por la que Díaz-Canel se enfrenta a una tarea difícil", razonó Hare.
"No debemos esperar cambios dramáticos en la escena inmediata", declaró Marguerite Jiménez, directora para Cuba de la Oficina de Washington para Latinoamérica (WOLA), a la agencia EFE.
Sin embargo, consideró que un nuevo mandatario sí tendrá que acometer reformas importantes en materia económica y social durante los próximos años.
"Estos aspectos tendrá que afrontarlos en un contexto de creciente hostilidad con Estados Unidos", comentó la experta, quien destacó que la mejora de la economía será "un elemento clave".
El vicepresidente de Programas de WOLA, Geoff Thale, coincidió que las relaciones con Estados Unidos pueden ser determinantes a la hora de facilitar o dificultar eventuales reformas.
"Desafortunadamente, el actual clima es de hostilidad", lamentó Thale.
Por su parte, la analista política Ana Quintana, del centro de pensamiento conservador Heritage Foundation, advirtió que, aunque Díaz-Canel no tenga Castro entre sus apellidos, "parece compartir el mismo ADN". Este "continuismo" no le "presagia un buen futuro" a Cuba, dijo.
A menos que el nuevo gobernante "cambie todo radicalmente, francamente no veo que haya muchos cambios", dijo a AFP Elizabeth Newhouse, directora del programa sobre Cuba en el Centro de Política Internacional (CIP), refiriéndose a las relaciones con Estados Unidos.
Algunos expertos han señalado, no obstante, que los acuciantes problemas económicos de Cuba podrían inclinar las prioridades diplomáticas de un nuevo Gobierno hacia las alianzas financieras, frente a las afinidades ideológicas que han definido los pactos internacionales de La Habana durante décadas.
"Cuba evidentemente tiene que continuar lo que Raúl ha hecho en la diversificación de sus relaciones económicas externas, no puede seguir ni repetir una dependencia de un solo cliente principal", opinó el exdiplomático y analista cubano Carlos Alzugaray.
Las alianzas ideológicas y gubernamentales no han traído consigo frutos económicos. Alzugaray citó las estrechas relaciones políticas con China, que no han supuesto "grandes inversiones" del gigante asiático en Cuba, donde su presencia es casi anecdótica en comparación con otros países latinoamericanos.
Recordó que la lentitud de las reformas económicas del Gobierno y la paralización del sector privado son señales "que reciben los mercados de que aquí las cosas marchan muy lento".
Ante la improbabilidad de cambios sustanciales, muchos cubanos se muestran apáticos al momento que vive el país. Prefieren centrarse en llegar a fin de mes.
"La política no es mi fuerte", dijo Diadenis Sanabria, de 34 años, quien trabaja en un restaurante estatal el Vedado habanero. "Pero pienso que el cambio de jefe no me cambia la vida".