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Política

Marx, Martí, 'Granma' y el socialismo de Estado

El órgano oficial del PCC celebró el aniversario de la muerte de Karl Marx citando a José Martí tramposamente.

La Habana

En recordación del 135 aniversario de la muerte del fundador del marxismo, ocurrida el 14 de marzo de 1883, el diario Granma publicó el artículo "Marx vive más allá de su tiempo". Después de reportar el homenaje efectuado en la Escuela Superior del Partido Ñico López, Alejandra García citó en ese artículo dos fragmentos de José Martí acerca del pensador alemán.

Por la importancia de las citas empleadas por la periodista, las copia a continuación y añado en negritas las frases de Martí anexas a las que cita Granma. Una omisión como la perpetrada por Alejandra García impide al lector formarse un juicio equilibrado de sus palabras sobre Karl Marx.

"Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles, merece honor. Pero no hace bien el que señala el daño y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blando al daño."

"Karl Marx estudió los modos de asentar al mundo sobre nuevas bases, y despertó los dormidos, y les enseñó el modo de echar a tierra los puntales rotos. Pero anduvo de prisa, y un tanto a la sombra, sin ver que no nacen viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de la mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación natural y laboriosa."

Un año después de la muerte de Marx, José Martí analizó en su artículo "Herbert Spencer", el tratado de este autor acerca del socialismo de Estado, del cual cito varios párrafos. De ellos no habla, por supuesto, el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC). Escribió Martí:

"Por esta cerrada lógica, por su espaciosa construcción, por su lenguaje nítido, por su brillantez, trascendencia y peso, sobresale entre esos varios tratados aquel en que Herbert Spencer quiere enseñar cómo se va, por la excesiva protección a los pobres, a un estado socialista que sería a poco un Estado corrompido, y luego un Estado tiránico."

"Si los pobres se habitúan a pedirlo todo al Estado, cesarán a poco de hacer esfuerzo alguno por su subsistencia, a menos que no se los allane proporcionándoles labores el Estado. Ya se auxilia a los pobres en mil formas. Ahora se quiere que el Gobierno les construya edificios. Se pide que así como el Gobierno posee el telégrafo y el correo, posea los ferrocarriles... "                                  

"Teme Spencer, no sin fundamento, que al llegar a ser tan varia, activa y dominante la acción del Estado, habría este de imponer considerables cargas a la parte de la nación trabajadora en provecho de la parte páupera. Y es verdad que si llegare la benevolencia a tal punto que los páuperos no necesitasen trabajar para vivir —a lo cual jamás podrán llegar—, se iría debilitando la acción individual, y gravando la condición de los tenedores de alguna riqueza, sin bastar por eso a acallar las necesidades y apetitos de los que no la tienen...".

"Henry George anda predicando la justicia de que la tierra pase a ser propiedad de la nación; y la Federación Democrática anhela la formación de 'ejércitos industriales y agrícolas conducidos por el Estado'. Gravando con más cargas, para atender a las nuevas demandas, las tierras de poco rendimiento, vendrá a ser nulo el de estas, y a tener menos frutos la nación, a quien en definitiva todo viene de la tierra, y a necesitarse que el Estado organice el cultivo forzoso. Semejantes empresas aumentarían de terrible manera la cantidad de empleados públicos, ya excesiva. Con cada nueva función, vendría una casta nueva de funcionarios..."

"Como todas las necesidades públicas vendrían a ser satisfechas por el Estado, adquirirían los funcionarios entonces la influencia enorme que naturalmente viene a los que distribuyen algún derecho o beneficio."

"El hombre que quiere ahora que el Estado cuide de él para no tener que cuidar él de sí, tendría que trabajar entonces en la medida, por el tiempo y en la labor que pluguiese al Estado asignarle, puesto que a este, sobre quien caerían todos los deberes, se darían naturalmente todas las facultades necesarias para recabar los medios de cumplir aquellos. De ser siervo de sí mismo, pasaría el hombre a ser siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se llama ahora, irá a ser esclavo de los funcionarios. Esclavo es todo aquel que trabaja para otro que tiene dominio sobre él; y en ese sistema socialista dominaría la comunidad al hombre, que a la comunidad entregaría todo su trabajo."

Si se tiene en cuenta el resultado de las revoluciones que condujeron a esa forma de socialismo, desde Rusia hasta Cuba, pasando por Cambodia y Corea del Norte, las palabras de José Martí no requieren comentario. Las mismas permiten y mueven a cada lector a formarse su propia opinión acerca del impacto negativo del socialismo de Estado y del empleo de la violencia para imponerlo.

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