La piedra que guarda las cenizas Fidel Castro en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, comenzó a diseñarse en 2006, el mismo año en que una grave enfermedad intestinal motivó que delegara el poder en su hermano Raúl Castro.
Fue precisamente el general quien "le encomendó la tarea" al arquitecto Eduardo H. Lozada, publica el diario oficial Juventud Rebelde.
Junto a su esposa, Marcia Pérez, Lozada concibió el recinto. "Con una compartimentación muy alta laboró durante diez años un reducido grupo de trabajo en el proyecto", señala el periódico.
Juan Almeida Bosque "asesoró la labor y buscó soluciones como la del cercado perimetral", añade el reporte.
Después de fallecer Almeida, el viceministro de las FAR, general de Cuerpo de Ejército Ramón Espinosa Martín, asumió la responsabilidad.
La roca que hoy guarda las cenizas fue extraída de un sitio próximo a la Gran Piedra que conocía Espinosa Martín.
Según Juventud Rebelde, el "perfeccionamiento de la roca granitoide, que posee un peso de entre 48 y 49 toneladas aproximadamente, y una altura cercana a los cuatro metros" duró tres años.
"Pulirla, perforar el espacio para la urna, revestir el interior y preparar la tarja de mármol verde y letras en bronce con el nombre de Fidel fue una delicada tarea", dice el diario oficial.
Integrantes de la Empresa de Construcciones Militares de Santiago de Cuba trabajaron en el "elemento principal". Mientras, el coronel (r) Mariano Lamber Matos, "en función de inversionista", adelantó detalles como la creación de las columnas del cercado y el piso, construidos con mármol color crema de yacimientos existentes en Bayamo.
Las 19 columnas, según la complicada simbología que ha establecido el régimen, "representan las columnas y el pelotón Las Marianas, del Ejército Rebelde". Las cadenas que atan estos elementos "denotan la unión de las acciones de las citadas fuerzas", indica el reporte.
"Las columnas están compuestas por tres elementos: la base, en alusión al grito de Libertad o Muerte de Carlos Manuel de Céspedes; el intermedio, que representa la labor de Martí para materializar la Guerra Necesaria; y toda la parte superior, que recuerda a la Revolución liderada por Fidel que continúa en ascenso. El símbolo que las corona glorifica la lucha victoriosa en las montañas. Lo rodean el laurel y el olivo de bronce con un apoyo y tres montañas", detalla Juventud Rebelde.
A la entrada de la tumba del dictador hay "dos pedestales semejantes a otros que conforman el cercado del cementerio, en alusión a la acción cívica y el movimiento de la clandestinidad".
A ambos lados de la senda que conduce a la piedra hay un pequeño espacio en el suelo, enchapado con piedras chinas pelonas recogidas de las desembocaduras de los ríos que corren por La Plata y el Uvero, precisa.
"Cada detalle en este sitio contiene un significado, incluso la vegetación: los helechos son propios de la Sierra y las posturas de café, ubicadas en las jardineras, contienen el uniforme verde olivo mientras su aroma recuerda el de las montañas", dice el diario.
La tumba de Castro está ubicada junto al mausoleo en el que reposan los restos de José Martí y, en octubre, sin consultar a nadie, el régimen trasladó a la misma zona del cementerio los restos de Carlos Manuel de Céspedes y Mariana Grajales, como una aparente forma de "blindar" las cenizas del dictador escoltándolas con aquellos a los que cubanos de diferentes tendencias consideran héroes.
La tumba de Castro se ha convertido en una atracción turística y en lugar al cual el régimen suele llevar delegaciones como parte de su propaganda. Ha sido visitada además por aliados de La Habana como el presidente venezolano, Nicolás Maduro, y el ahora expresidente de Ecuador Rafael Correa.