En un texto anterior analizábamos la importancia de estar informados a la hora de ejercer el derecho al voto, reconocido por la Constitución vigente. Aunque la misma establece que el voto es libre y secreto, estas condiciones están coartadas en las actuales Asambleas de Nominación, donde la "elección" de los candidatos a delegados de circunscripción se realiza a mano alzada, y la Seguridad del Estado y el Partido Comunista maniobran para que no se postulen ciudadanos críticos del Gobierno.
Tras ese proceso vigilado, se llega a las "elecciones" de los delegados de circunscripción que integrarán las Asambleas Municipales del Poder Popular. Pese a los obstáculos, es posible que un candidato independiente llegue a esta fase del "proceso electoral", como ha ocurrido ya en el pasado.
Para votar con libertad es necesario tener acceso a toda la información. Eso incluye los reportes de prensa sobre el proceso previo, la Ley Electoral, la Constitución y los estándares internacionales sobre la celebración de elecciones realmente democráticas. Pero sobre todo, es necesario estar informado sobre los candidatos a delegados. Ellos serán los encargados de buscar soluciones a los problemas y exigir respuestas a las quejas.
Según el Artículo 171 de la Ley Electoral, "la Comisión Electoral Nacional establece los principios y normas de carácter ético que regirán los procesos electorales, considerando que estos tienen como objetivo garantizar la participación institucional de las masas populares con derecho al voto en la dirección del Estado y en la toma de decisiones de aquellas cuestiones de mayor interés y de utilidad económica, política y social del país, los que son ajenos, por principio, a toda forma de oportunismo, demagogia y politiquería".
En consecuencia, "todo elector solo tomará en cuenta, para determinar a favor de qué candidato depositará su voto, sus condiciones personales, su prestigio y su capacidad para servir al pueblo". Y "la propaganda que se realizará será la divulgación de las biografías, acompañadas de reproducciones de la imagen del candidato, las cuales podrán ser expuestas en lugares públicos...".
¿Qué suelen decirnos estas biografías sobre los candidatos? Su fecha de nacimiento, dónde y cuándo cursó estudios, qué resultados académicos obtuvo como estudiante, incluso en la primaria. Como si el haber sido primer expediente en sexto o cualquier otro grado fuese garantía de capacidad para representar al pueblo.
Hemos leído además en muchas biografías de candidatos afines al Gobierno y al Partido Comunista que cumplieron misión internacionalista, lo que al parecer debe ser visto como un mérito. ¿Cómo el haber peleado en Angola capacita a alguien para ser delegado y defender los intereses del pueblo?
Curiosamente, dentro de la disidencia cubana existen ciudadanos que cumplieron misión internacionalista. Por ejemplo, el escritor y periodista independiente, Jorge Olivera, encarcelado durante la llamada Primavera Negra, peleó en Angola. El historiador Dimas Castellanos lo hizo en Etiopía. ¿Si estos dos ciudadanos fuesen candidatos a delegados de sus respectivas circunscripciones sus misiones internacionalistas se incluirían también en sus biografías como méritos?
La experiencia nos dice qué escribe la Comisión Electoral en las biografías de los ciudadanos que no son afines al Gobierno, si tenemos en cuenta la Hidelbrando Chaviano publicada en 2015, cuando fue candidato a delegado de circunscripción: "... pertenece a grupúsculos contrarrevolucionarios... escribe para sitios financiados por organizaciones radicadas en el extranjero que también financian sus viajes...".
Pero la experiencia también nos dice que lo que para algunos constituye un demérito, para otros es justamente lo contrario. Chaviano obtuvo un 20% de los votos. Es decir, 20% de los ciudadanos de su circunscripción no consideró relevante lo que publicó sobre él la Comisión Electoral, o percibió la intención de desacreditarlo, o vio un mérito en el hecho de que fuera un abierto disidente.
Lo mismo podría ocurrir con personas como Jorge Olivera, si fuese candidato a delegado. Mientras algunos verían en su encarcelamiento durante la oleada represiva de 2003 contra la disidencia un punto en su contra, otros podrían verlo como uno a su favor.
¿Pero de qué nos hablan una misión internacionalista o una condena a prisión durante la Primavera Negra? Del pasado. A fin de cuentas, sean méritos o deméritos (según quien los mire) pertenecen al pasado.
No es que el pasado sea irrelevante. Si el candidato incurrió en actos delictivos, como corrupción, y existen pruebas que lo demuestren, los electores debemos estar informados al respecto. Es importante conocer el pasado y decidir qué parte de ese pasado será significativa a la hora de decidir por quién votar.
Sin embargo, debemos preguntarnos qué nos interesa más, si lo que hizo el candidato (bien o mal, según se mire) en el pasado, o lo que hará para solucionar los problemas de la comunidad y hasta dónde estará dispuesto a llegar para solucionarlos.
Las biografías no pueden informarnos al respecto. Necesitamos "buscar, recibir y compartir libremente información" —como establece el estándar internacional referido a la libertad de opinión y acceso a la información electoral— que nos ayude a decidir.
El Artículo 171 de la Ley Electoral establece además que los candidatos "podrán participar de conjunto en actos, conferencias y visitas a centros de trabajo, e intercambiar opiniones con los trabajadores, lo cual permitirá a la vez que estos conozcan personalmente a los candidatos, sin que esto se considere propaganda electoral".
¿Pero será suficiente? ¿Tendrán acceso todos los electores a todos esos actos y conferencias? ¿Y qué pasa con los electores que trabajen en el sector privado, o estén jubilados, o las amas de casa o mujeres que se encuentren de licencia por maternidad? En ninguno de estos casos estarían en un escenario visitado por los candidatos. Y, más allá de eso, ¿permitiría el Gobierno a los candidatos independientes visitar también a los electores?
¿Por qué no pueden los electores buscar a los candidatos y preguntarles sobre sus planes y estrategias? ¿Por qué, a su vez, no puede el candidato buscar a los electores y presentarles sus ideas, exponer las razones por las que sería un buen representante para la comunidad?
Alguien podría argumentar que los candidatos recurrirían a la demagogia, harían promesas a sus electores que luego no cumplirían. Probablemente sería así pero, según dice la página web del Parlamento Cubano, los delegados deben rendir cuentas de su gestión y su mandato puede ser revocado.
Al menos en esta instancia, el pueblo tiene la oportunidad de solicitar la revocación del mandato de un delegado cuya gestión sea ineficiente. Por otra parte, el mandato dura dos años y medio, los electores no quedan atados de por vida a un representante cuya elección resulte ser un error.