Con once recalos de droga detectados en lo que va de 2017 (cuatro en el norte y siete en el sur), compuestos por alrededor de 190 kilogramos entre cocaína y marihuana, y la detección de ocho cosechas con más de 2.000 plantas de esta última, Camagüey se encuentra entre las cinco provincias con mayor incidencia del flagelo.
Así lo recoge un artículo del periódico oficial Adelante que acusa a los cubanos residentes en el extranjero de alimentar el consumo de estas sustancias en la Isla.
Textualmente señala: "La comunidad cubana en el exterior fomenta, además, el consumo de sustancias prohibidas, pues en algunos de sus lugares de residencia estas están despenalizadas, o el tráfico es más fuerte que el control y la voluntad gubernamental, política y jurídica, extrapolando la cultura del consumo de drogas a Cuba".
El medio cita un informe presentado en julio en la Asamblea Nacional del Poder Popular y declaraciones de autoridades.
Sin entrar en detalles numéricos, coloca a los consejos populares Vigía-Florat, Centro y Bellavista, de la ciudad de Camagüey, como "las zonas con mayor incidencia, principalmente por la presencia de centros nocturnos y lugares donde se reúne la llamada farándula".
Señala que "en pocos de estos lugares se ha detectado el consumo in situ, pero sí la presencia de personas controladas (por el Ministerio del Interior) y venta de drogas en lugares cercanos".
El Mayor Carlos Ayra Alonso, jefe de grupo de enfrentamiento de la Sección Provincial Antidrogas en la provincia, dijo sin embargo si "es cierto que hoy existe una mayor incidencia de este fenómeno", esto "no quiere decir que haya problemas de enfrentamiento, por el contrario, ha aumentado la detección de la actividad".
Nelvis Mejías Cánovas, fiscal jefa de Procesos Penales de la Fiscalía Provincial, citada por Adelante, recordó que "el Artículo No. 190 del Código Penal vigente en Cuba establece que el que sin estar autorizado, produzca, transporte, trafique, tenga en su poder con el propósito de especular, o procure a otro drogas tóxicas o sustancias alucinógenas, hipnóticas, estupefacientes u otras de efectos similares, incurre en un delito con sanción de tres a ocho años de privación de libertad, que se va agravando en dependencia de la cantidad que se ocupe, y llega a ser de hasta 20 años".
Las autoridades puntualizan que "Camagüey se ubica a mitad del archipiélago cubano y en las provincias orientales es donde más se concentran las cosechas de Cannabis Indica, conocidas como marihuana, fundamentalmente en la serranía".
Añaden que el producto transita por el territorio hacia la capital y la región occidental, principales focos de consumo.
Según Ayra Alonso una gran parte de los cosechadores que fuerzas del MININT han capturado en campos del territorio "han llegado de forma ilegal o desorganizada hacia municipios y asentamientos campesinos desde la región oriental, con cultura en este tipo de plantaciones".
Los cultivadores de marihuana pueden enfrentar sentencias similares a quienes trafican con ella.
Si es propietario, usufructuario u ocupante por cualquier concepto legal, de tierra, se le impone, además, la confiscación de dicho terreno o derecho, dice Mejías Cánovas.
Otro factor que las autoridades atribuyen a la incidencia de drogas en la Isla es el geográfico.
"Al sur, en las inmediaciones de Jardines de la Reina, se trafica la droga de Jamaica, Colombia y Perú por el Golfo de México hacia América del norte y Europa", según Ayra Alonso.
De acuerdo con los informes, en los dos últimos años varios carteles han reactivado el corredor aéreo conocido como Las Nuevas.
Las avionetas bombardean las pacas de drogas en una coordenada acordada previamente con otros traficantes que esperan en lanchas rápidas (de gran potencia) en aguas internacionales. El mal tiempo, errores de cálculo o la acción de los guardacostas hacen que fallen las operaciones y las pacas lleguen a territorio cubano.
Pronostica que "en el futuro la actividad en el país debe ir en ascenso", pues están "llamados a ser el principal polo turístico del Caribe después de Punta Cana y Cancún, y la cayería norte de Camagüey tendrá gran protagonismo. Canadá y EEUU son los principales consumidores de marihuana del mundo y dos de los mayores mercados turísticos que tiene la nación", subraya.
El marco legal cubano es severo para delitos que implican tráfico internacional, pues se incrementa la sanción y va entonces de 15 a 30 años, o incluso la pena de muerte.
Psicofármacos: otra faceta del consumo de drogas en la Isla
Según Adelante, las estadísticas muestran que después de la marihuana, los psicofármacos son el principal problema que afronta la provincia, sobre todo entre la población adolescente y juvenil, sector al que está dirigido desde 2016 el Ejercicio Provincial de Prevención e Intervención a las Manifestaciones de Drogas, junto al MININT, la Fiscalía y el Ministerio de Salud Pública.
En este período, en más de treinta escuelas en el territorio se interactuó con claustros de profesores, estudiantes, familiares y comunidad. Fueron identificadas causas y condiciones que pudieran propiciar las adicciones y otras lacras en centros recreativos y espacios de concentración de los jóvenes. La entrega de recetas por complacencia constituye otro detonante de la problemática, añade el medio.
Los medicamentos más consumidos con fines estupefacientes son el gravinol, la benadrilina, la carbamazepina, el fenobarbital y el tramadol.
El Código Penal posee una figura delictiva específica para los médicos que están autorizados a recetar medicamentos con efectos similares a las drogas y lo hagan con otros fines que no sea el curativo, y al funcionario o empleado de Aduana que permita la importación o tránsito en el país de dichos productos, con violación de las disposiciones legales o reglamentarias. Las condenas llegan hasta los ocho años de prisión.
Por último el periódico estatal carga contra varias series y películas que circulan entre la población y que según su criterio "tergiversan la figura del narcotraficante, convirtiéndolo en un héroe popular. Le enseñan a la juventud que el tráfico de drogas es un negocio normal y muy lucrativo, dejando en un segundo plano los males sociales, los daños a la salud, la ilegalidad, los crímenes y asesinatos".
"Otras promocionan el consumo de sustancias prohibidas como muestra natural de rebeldía y un ingrediente necesario para el disfrute y la diversión, aprovechando la ingenuidad juvenil para incrementar la adicción a estos productos, que constituyen una empresa rentable a nivel mundial", subraya.