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Opinión

La crisis del periodismo digital y los nuevos medios

El día que logremos conectar a Cuba al mundo ya tendremos una prensa que nació en la era digital.

Londres

Hace poco más de un año, en noviembre de 2013, tuve la oportunidad de sentarme a conversar con Yoani Sánchez en un bar de Manhattan, Nueva York, sobre su nuevo proyecto de periodismo independiente 14ymedio.

En aquel momento el nombre aún no era público, pero lo que sí Yoani tenía clarísimo era que este medio nacería digital. Nada de impreso en Cuba ni en ninguna parte del mundo, me decía.

La sensación que tengo es que los medios impresos en Cuba están en sus últimos estertores. Eso sin contar con que en Cuba, por la Ley mordaza, imprimir un periódico independiente es delito, continuaba Yoani.

Varios años antes se había fundado Primavera Digital y seguía viva con la ayuda de fondos suecos. Fuera de Cuba existían otros sitios de noticias como Cubanet, DIARIO DE CUBA, Café Fuerte, Penúltimos Días y otros más pequeños, también dedicados a asuntos cubanos. Todos tenían como base que eran medios digitales.

Por estos días se ha creado un alboroto tremendo en las redes sociales por la muerte inminente de un medio (fundamentalmente impreso) que cumplió sus 100 años de fundado el 7 de noviembre de 2014.

The New Republic, un medio impreso que se ha caracterizado por hacer periodismo investigativo y de análisis está a las puertas de su muerte y algunos analistas  lo ven como un signo más de "la crisis del periodismo serio". Por supuesto, muchos culpan a las nuevas tecnologías por ejercer presión editorial sobre el contenido y la forma en que se hace periodismo.

Pareciera que se cumplen los presagios de una parte importante de la prensa de que el periodismo investigativo y de calidad está en su primera fase de extinción. Pero esto no puede estar más lejos de la realidad.

Lo que le está sucediendo a los medios impresos es algo muy parecido a lo que le sucedió a la industria de la música por los años 90, que culminó o comenzó una nueva etapa con el lanzamiento en 2003 por Steve Jobs de Apple iTunes.

El problema de la industria de la música no era una crisis de la creación musical sino una crisis del modelo de negocio de esa industria que aún está en fase de restructuración.

En la misma medida, la llamada crisis del periodismo actual no es una crisis de la profesión y la creación periodística; es de nuevo una crisis de sus modelos de negocios.

En ningún medio actual donde se practica el periodismo hay un incremento espectacular de la especulación y el plagio. Medios con reputación y respeto por la profesión tienen normas éticas y guías editoriales que no se han modificado de forma importante con el aumento en popularidad de las redes sociales y los medios digitales.

En marzo de 2012, Chris Hughes, uno de los cofundadores de Facebook, llegó con su billetera abultada a salvar The New Republic. Después de convencer a viejos periodistas, editores e inversores se convirtió en el dueño mayoritario y en el editor en jefe de esta prestigiosa publicación.

Dos años más tarde The New Republic vuelve a estar en una crisis que puede no sea reversible, pero el caso parece tener que ver más con la incompetencia de su nuevo dueño que con una tendencia en el periodismo.  La constante intervención de Chris Hughes en las decisiones editoriales ha pasado cuenta a la prestigiosa revista.

Un ejemplo contrario es el de The Washington Post, que fue adquirido a finales de 2013 por Jeff Bezos, fundador de Amazon y, aunque es muy pronto para emitir veredicto, parece que su estilo de inversión de no interferir con las decisiones editoriales está dando resultado.

En el caso de Cuba, medios como DIARIO DE CUBA, Café Fuerte y 14yMedio nacieron en la era digital.

Estos medios no tienen un ejército de editores que puedan pulir los textos o hacer chequeos de los hechos y datos. Su mayor preocupación es la mejora constante de la calidad periodística de sus entregas independientemente de los canales de comunicación con sus lectores. No tienen un modelo tradicional que eliminar o que transformar, pero sí tienen que reinventarse un modelo de negocio sostenible.

La prensa plana en Cuba, que ha vivido con el cáncer del monopolio estatal por más de medio siglo, murió hace muchos años, solo falta enterrarla.

La nueva prensa, la independiente, que se fortalece cada vez más con mejoras en su calidad, comienza a encontrar una competencia cada vez más saludable y creciente.

El hecho de que Cuba haya quedado sepultada en el atraso y las restricciones por tanto tiempo hace que estas batallas entre modelos nuevos y viejos de los medios tengan poca repercusión.

El día que logremos conectar a Cuba al mundo ya tendremos una prensa que nació en la era digital. Solo faltará la transformación en modelos de negocios sostenibles. Serán tiempos maravillosos.

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