La antropóloga e historiadora Elizabeth Burgos ha estado vinculada a Cuba desde los años 60. Gran conocedora de las luchas que durante el siglo XX tuvieron lugar en América Latina, Burgos ha estudiado con atención las relaciones entre el gobierno de los Castro y la Venezuela de Hugo Chávez. Hoy, responde a los lectores de DIARIO DE CUBA.
León: He escuchado que incluso en una hipotética victoria de Capriles en las próximas elecciones venezolanas, los acuerdos petroleros con la Cuba de los Castro se mantendrían con el apoyo, incluso de los norteamericanos, interesados, más que nada, en evitar un colapso en La Habana y el caos que tanto les aterroriza tan cerca de sus costas. ¿Ha escuchado de esta posibilidad, le parece factible?
León, sí me parece factible que un futuro gobierno de la oposición continúe enviándole petróleo a Cuba. Seguramente, bajo condiciones más formales adscritas a las normas de intercambio comercial. El candidato unido de la oposición, Henrique Capriles Radonsky, declaró hace poco que, de ser electo presidente, los envíos de petróleo a Cuba no se suspenderían, pero que sí se revisarían muchos de los innumerables acuerdos firmados entre Cuba y Venezuela, porque la "prioridad de los ingresos que percibe el país, deben invertirse prioritariamente en las necesidades de Venezuela". De hecho, cada vez aparecen más críticas de la opinión pública popular hacia la "regaladera de dinero" hacia otros países, mientras en el país se sufre de penuria.
EE UU enfrenta crisis de toda índole, tanto en el plano doméstico como en el plano internacional. Evitar asumir la responsabilidad de un país que representa una catástrofe económico/humanitaria, es simplemente una medida de sensatez. Cuba no representa ante los ojos de Washington un peligro para su seguridad, tanto más si se toma en cuenta los innumerables conflictos de suma gravedad en otras zonas del planeta y en donde EE UU está directamente implicado. Tampoco le conviene a Washington que se desate una situación incontrolable y que la guerra civil sui generis que se vive en la actualidad en Venezuela degenere en una situación incontrolabele.
Parece ser, según medios por lo general bien informados, que las medidas preventivas en relación a Venezuela, las tendrá en sus manos un eje constituido por Washington-La Habana-Brasilia. En este escenario Cuba jugaría el papel preponderante, por constituir, de hecho, una fuerza de ocupación organizada, contrariamente al gobierno chavista que se caracteriza por la ineficiencia, el desorden, y la incompetencia en la gestión de las tareas de un Estado. (Todas las fallas que existían antes de la elección de Chávez, en lugar de resolverlas, se han multiplicado, profundizado y creado otras más graves, como es la de alimentar una dinámica de enfrentamiento entre los venezolanos.)
Al ocupante cubano, le ha favorecido, suscitándolo, el desmoronamiento de las instituciones del Estado en Venezuela. De ahí que, ante la situación de caos que mantiene el Gobierno venezolano, el personal cubano aparece como un recurso para poner orden e impedir una situación incontrolable. Y la de sembrar el caos y luego aparecer como la voz que favorece la conciliación, es una modalidad cara al castrismo, de la que siempre se ha servido en todos los conflictos que ha suscitado y en los que Cuba ha intervenido.
El personal cubano que ocupa los espacios estratégicos de Venezuela cubre desde el personal militar, policial y civil, aunado a los miles de jóvenes entrenados militarmente en Cuba, que constituyen la milicia, destinada a "defender la revolución". El personal cubano aparece como la única fuerza verdaderamente organizada capaz de imponer el orden, evitando el tema engorroso y costoso, en caso de que se presente, de la necesidad de una hipotética intervención del exterior.
Debo señalar que el registro civil, el control de aeropuertos y el servicio de cedulación están en manos de personal cubano. Sin contar con que cada ministro tiene a su lado por lo menos dos asesores cubanos que controlan su actividad, al igual que sucedía en Cuba en los tiempos en que dependía de la URSS. Lo mismo en el Estado Mayor del Ejército. En las embajadas venezolanas, parte del personal es cubano.
Dicho de otra manera: es el hecho de ser ya un espacio ocupado por una fuerza exterior lo que le garantizaría el mantenimiento del orden en un país en donde la autoridad del Estado se ha reducido, por no decir que ya no existe. Existe un aparato de Gobierno, por cierto con muchas fisuras, debido a las luchas internas que aquejan al oficialismo, alimentadas, en particular, por la supuesta enfermedad de Chávez, que ha abierto las compuertas de la lucha por el poder entre los jerarcas del régimen.
Este acuerdo Washington-Cuba en relación a Venezuela, no debería ser ninguna novedad, dadas las muy buenas relaciones y de cooperación que existen en el campo militar entre La Habana y Washington.
María del C: Quienes estamos expuestos a la propaganda chavista-castrista ya hemos oído lo que ésta dice acerca del llamado socialismo del siglo XXI. Pero me interesaría saber cómo lo caracterizaría usted, cómo caracterizaría la situación actual en Venezuela.
El llamado socialismo del siglo XXI que se está gestando en Venezuela es un inmenso desorden, una inimaginable inestabilidad, y una excepcional incompetencia. Basta imaginar el resultado que puede arrojar la inspiración mimética del castrismo para construir el socialismo en un país petrolero, en donde el nuevorriquismo es la meta ansiada.
En Cuba, en una época, el anhelo mayor era ser miembro del PCC para subir en la escala social. En Venezuela, el anhelo es hacerse de la manera más rápida posible con la mayor cantidad de dinero. Para los miembros del Gobierno, hacerse lo más rico posible mediante comisiones de toda índole por concepto de importaciones hasta el tráfico de droga.
Las importaciones constituyen un rubro importante, pues se importa todo lo que el país consume. La destrucción de la industria nacional obliga a importar los artículos más elementales: azúcar, arroz, café, harina… Y, según testimonios, en el tráfico de drogas están implicados algunos miembros del alto mando militar. En ese sentido, Cuba ha operado una revirginización en materia de actividades ilícitas, transfiriéndolas a Venezuela.
El modelo del "hombre nuevo" que se está forjando en Venezuela es un híbrido, producto de la fusión del autoritarismo castrista con el modelo que se ha generado en Venezuela de un país rentista-petrolero. Un híbrido caribeño que tira por la borda todos los pronósticos que pudo imaginar Karl Marx, pero que hubiese hecho las delicias de Severo Sarduy.
Para el resto, para el llamado "pueblo chavista", su anhelo es percibir durante el mayor tiempo posible las subvenciones provenientes del Gobierno, a cambio de lo cual le da sus votos. Existen enormes conflictos sociales en el plano laboral y en la vida cotidiana que no trascienden, debido al monopolio de los medios de comunicación en manos del Gobierno y a las simpatías que profesa la izquierda ingenua del mundo a cualquier intento neofascista aderezado de comunismo que aparezca en América Latina.
Las castigadas clases medias y los profesionales abandonan por millares el país. Sin contar con los 15.000 asesinatos por año que mantienen a la población sumida en el miedo permanente. El gobierno de Chávez ni siquiera se inmuta ante la violencia que ejerce la delincuencia en la población. Es la llamada guerra social que tan rentable le fue al leninismo.
¿Hasta cuándo puede durar este estado de hechos en un país dueño de un producto energético indispensable al desarrollo de los países industrializados? Hasta que suceda lo imprevisible, que siempre puede suceder: una caída abrupta de los precios del petróleo, generaría una crisis peor de la que vivió Venezuela cuando Chávez asumió el poder.
Cualquier experimento o crisis en Venezuela lleva marcado el precio del barril de petróleo. El resto es imaginario puro. Venezuela depende casi totalmente de las importaciones de productos alimenticios y, si no tiene los medios para costearlos, logrará el deseo más ferviente de Chávez : convertir a Venezuela en ese "mar de felicidad" (Chávez dixit) que es Cuba.
Ernesto López, desde Cuba: ¿Cree usted la democracia representativa actual es un medio político valido? Si lo analizamos por sus propias consecuencias, desde la óptica de que el voto de una persona inculta o de intereses mezquinos o vago por naturaleza, oportunista o de doble moral, entre otros males antropológicos de la conducta humana, beneficie a gobiernos populistas que ofrecen a estas grandes masas comprometidas y agradecidas pescados hasta que se agoten indiscriminadamente y no los instrumentos de ayuda real para lograr sus propias capturas, ¿cree que es justo que la democracia actual dé el mismo valor y amparo legal a todos por igual? ¿Cree que esta situación podría estar afectando la Venezuela actual? ¿Cree que Capriles Radoski tenga una posibilidad real de triunfo? Gracias.
Está demostrado que la democracia es el menos malo de los regímenes políticos, y el sufragio universal es su condición primera. Por vivir desde hace muchos años en un país de una bien establecida cultura democrática, sé que la democracia es una lucha de todos los días. La democracia no significa dar un voto y luego sentarse a la espera, como el pichón con el piquito abierto esperando el alimento.
La democracia va a la par con el régimen republicano. Si existen masas incultas o de bajo nivel educativo, es porque el Estado democrático no ha cumplido con sus deberes. La experiencia histórica ha demostrado la existencia de varios modelos de Estado. Aquél cuyo fundamento reside en la fuerza militar y represiva, o el Imperium así definido por los griegos, administrado por un soberano que actúa fuera de las leyes, en donde reina el despotismo, y el Estado constitucional, la República, en donde la ley se impone a todos por igual. Salir del despotismo monárquico, no ocurre de inmediato: en Europa ha tomado siglos.
Reclamar un Estado de derecho es crucial en América Latina. Solo así se accederá algún día al abandono de los rasgos imperiales/monárquicos de la acción política, para lograr la emergencia de un Estado moderno.
Las conductas oportunistas, la doble moral, y otros males de la conducta humana, son productos de la condición humana y no pueden ser objeto de exclusión. Pretender excluir a quienes ostentan características humanas que nos disgustan, es lo propio del totalitarismo. Un Estado de derecho está en la obligación de llevar la gestión de las conductas contrarias a la buena marcha de la sociedad, aplicando la ley. Un régimen democrático debe darle amparo a todos aplicando la justicia. A las víctimas de la delincuencia por el mismo hecho de serlo, a los delincuentes que las instituciones del Estado encargadas de aplicar la justicia, deben castigar, pero también darles la posibilidad de reformarse. Las relaciones en el seno de la sociedad deben ser regidas por normas legales, y no por el capricho de subjetividades o inclinaciones ideológicas de un monarca o de un dictador.
Las posibilidades de triunfo de Capriles Radonsky son factibles, queda por ver en qué medida se puede confiar en el voto electrónico impuesto en Venezuela, fácilmente manipulable por expertos en informática y la existencia de un organismo electoral nombrado por el régimen y solidario del mismo.
El sistema de cedulación [inscripción electoral] en Venezuela ha sido obra de personal especializado cubano. El ministro de Defensa declaró hace poco que las Fuerzas Armadas no reconocerían un desenlace electoral contrario a la revolución. Chávez declaró que quien no es chavista no es venezolano. Como puede verse, el resultado electoral y el futuro de Venezuela son una incógnita. En todo caso, las corrientes democráticas del país llevan a cabo una lucha admirable que, pese a los chantajes y a las provocaciones del oficialismo, continúan su empeño en la restauración de la democracia.
Vanessa: Hola, me alegra que dedique un tiempo a este espacio de debate que tenemos en DDC. Mi pregunta es la siguiente: ¿qué tan real y/o positivo sería un cambio para Cuba si el actual presidente de Venezuela muere, debido a su enfermedad o no sale reelecto? Gracias.
La incertidumbre, como lo expresé antes, es lo que caracteriza a la situación en Venezuela. Imposible predecir el desenlace que se dará el 7 de octubre próximo.
Para Cuba siempre será positiva la relación con Venezuela y el resto de América Latina. La cuestión radica en el empeño castrista de favorecer en América Latina a un régimen policial/militar como el que impera en Cuba. Históricamente, desde 1959, en el continente se vive ese forcejeo entre las fuerzas democráticas y las fuerzas inspiradas por las remanencias de la cultura imperial/autoritaria, aliñada de marxismo leninismo, que conforman el castrismo.
Saavedra: Hola, ante todo agradecerle por la oportunidad de compartir este espacio con Ud. En caso que de produzca el deceso de Chávez, producto de una enfermedad de la cual 'oficialmente se sabe poco', ¿cómo imagina usted la Venezuela post-Chávez? ¿Cree que el proyecto bolivariano tenga la suficiente fuerza como para sobrevivir a muerte de su líder? En caso de no poder seguir en el poder (Chavez o sus seguidores) y ocupar el gobierno la oposición, actualmente liderada por Capriles, ¿cómo cree que se comportarán las relaciones entre Venezuela y Cuba?
En un posible cambio de gobierno no creo que se suspendan las relaciones comerciales entre Cuba y Venezuela. Indudablemente que cambiará la naturaleza de las mismas. Es de esperar que, en lugar de constituir una complicidad con rasgos de mafia, cobren un carácter institucional. Creo que ambos países ganarían en ese sentido.
Augusto: Como conocedora de Venezuela y los venezolanos, ¿qué imagen cree que quede de los cubanos en su país?, ¿los quiere la gente, como nos dice la prensa bolivariana y castrista? ¿Han hecho bien? Y en ese caso, ¿qué hay de las imágenes que salieron hace poco de ciudadanos venezolanos abucheando a un grupo de cubanos recién llegados al aeropuerto de Maiquetía?
Augusto, Venezuela ha sido siempre un país que ha brindado acogida a los extranjeros y nunca ha manifestado xenofobia, pese a la gran cantidad de inmigrantes que se han asentado en el país, en particular después de la II Guerra Mundial. En relación al nacionalismo que por razones históricas anima a los cubanos, el de los venezolanos es un nacionalismo más bien tibio. En otros países (Angola, Nicaragua, Chile bajo el gobierno de Allende) la presencia cubana no era bien vista y los cubanos recibían gestos de rechazo.
En Bolivia han quemado banderas de Venezuela y los funcionarios venezolanos miembros del personal diplomático han sufrido más de un gesto de rechazo por parte de la población, indignada por el intervencionismo venezolano. Los cubanos, pese al papel esencial que juegan en el gobierno de Evo Morales, observan una rigurosa discreción. La experiencia histórica obliga.
En Venezuela, pese a la actitud de clara intervención del personal cubano, no suceden actitudes violentas en su contra. Lo que no quiere decir que los venezolanos no sientan la humillación que ello significa, lo que hace imprevisible su reacción, en algún momento de tensión.
L.A.I.: ¿Hasta dónde, y desde cuándo, está metida la Seguridad del Estado cubana en Venezuela? Y, si me permite una segunda pregunta: ¿qué cree que hará La Habana ante un agravamiento terminal de la enfermedad de Chávez o una derrota electoral? Gracias.
La Seguridad del Estado está presente en todos los ámbitos de lo que queda de institucionalidad en Venezuela. La propia seguridad de Chávez está enteramente en manos de personal cubano. Y como dije antes, están en manos de personal cubano las aduanas, la seguridad en los aeropuertos, el registro civil, la cedulación, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, los ministerios.
Lo que hará La Habana en caso de la desaparición de Chávez, como lo expresé antes, se cree que lo tiene ya previsto y lo hará avalada por EE UU y Brasil. El régimen cubano posee una gran experiencia en materia de intervención y sabe adaptarse a los tiempos. Toma en cuenta el contexto internacional y la negociación de sus futuras relaciones con EE UU. Nunca le ha sido tan favorable a Cuba intervenir en un país como en Venezuela, en donde le tocará jugar el papel de arbitro apaciguador, resolviéndole un conflicto a EE UU y a los países fronterizos, en caso de surgir una situación indeseada que convierta a Venezuela en una zona de violencia incontrolable.
Cuba resolvería un conflicto a Colombia, debido a las relaciones de Chávez con las FARC, y a las ingentes exportaciones hacia Venezuela, rubro importante de su comercio exterior. Y también resolvería un conflicto a Brasil, preservándole el tan desequilibrado, a su favor, intercambio comercial con Venezuela.
Amén de a aquellos gobiernos que se ven favorecidos por el petróleo a precio preferencial o regalado, o como en el caso de Nicaragua, que logra pagar los salarios de los funcionarios públicos gracias a los subsidios de Venezuela.
Rodrigo Soto: ¿Cuál es su postura ante la injerencista política de EE UU en Venezuela y demás países del bloque bolivariano? ¿Qué cree que pasaría si se descubriese un plan para asesinar a Obama por parte de revolucionarios venezolanos, como mismo se han descubierto planes de acabar con Chávez por fuerzas ayudadas por EE UU?
La injerencia política de EE UU se percibe muy poco; parecería casi inexistente. Durante la legislatura de George W. Bush, Chávez lo hostigaba y lo insultaba, al igual que a Condoleezza Rice, y no sucedió nada. Durante un viaje suyo al interior del país, el embajador de EE UU fue retenido todo un día por una turba instigada por el Gobierno, y no pasó nada. El embajador nombrado por Obama no fue aceptado por el Gobierno venezolano, tras la expulsión del anterior embajador, y no ha sucedido nada.
En Venezuela no hay embajador de EE UU, sino un encargado de negocios. En Bolivia, Evo Morales expulsó al embajador estadounidense y no pasó nada. Ambos gobiernos, Venezuela y Bolivia, rompieron con la DEA, por lo que el control sobre el tráfico de drogas con presencia estadounidense ya no existe, y no ha pasado nada. Hoy Bolivia produce más droga que nunca y Venezuela se ha convertido en la ruta impune de la exportación de la droga hacia el Caribe, EE UU, Europa y hasta África.
Si existen fuerzas ayudadas por EE UU para "acabar con Chávez" y no lo han hecho después de 14 años de éste en el poder, es porque esas fuerzas deben ser demasiado débiles. Entonces el "imperio" no es tan poderoso como se cree.
En cuanto a planes de asesinar a Obama por parte de lo que usted llama revolucionarios venezolanos, son conjeturas que hasta ahora no se me habían ocurrido. Trato de comprender el desarrollo de los momentos históricos, y me inclino poco hacia las teorías del complot, pese a que no ignoro la existencia de los mismos.
Jorge: Viendo la inscripción de Hugo Chávez en las elecciones del 7 de octubre, me parece verlo muy hinchado y, como su enfermedad se ha mantenido en secreto, mi pregunta es: ¿Qué probabilidades existen de que Chavez, sabiendo que le queda menos de un año de vida, solo se presente a las elecciones para dejarle bien amarrado el asunto al Gobierno cubano? Si esto fuera cierto, ¿con qué mecanismos legales cuenta el pueblo de Venezuela para, suponiendo que ganase las elecciones, solucionar el problema si Chávez muere durante 2013?
Jorge, el grado de enfermedad real de Chávez se desconoce. Es muy posible que el panorama que usted menciona sea el correcto. Si es así y Chávez sale de nuevo electo presidente, y luego muere, según la Constitución tomaría el mando el vicepresidente.
Scott Beinberg: Antes que nada, muchos saludos. Quisiera preguntarle sobre el vínculo de ciertas redes académicas del primer mundo (EE UU y Francia) con el chavismo y con Cuba. Me interesa especialmente los debates que se dieron en torno a su trabajo sobre Rigoberta Menchú. Sabemos lo importante que fue para profesores que están en la academia norteamericana, especialmente John Beverley, quien es uno de los pocos que sigue defendiendo el Gobierno chavista (y que la tilda a usted y a Teodoro Petkoff de 'neoconservadores'), que va a Cuba supuestamente manteniendo cierta posición crítica, y que en Venezuela tutoreó una gran cantidad de profesores, muchos de los cuales son casualmente simpatizantes del chavismo (pienso en Juan Antonio Hernández, que es embajador en Qatar, en Luis Duno, en Fernando Arribas, y otros tantos).
Scott Beinberg, le agradezco su saludo y le reitero el mío. Esos vínculos existen y en Francia constituyen un espacio de difusión de la "revolución bolivariana", aunque en los últimos tiempos la figura de Chávez ha decaído sensiblemente. En los más de 50 años de poder totalitario el régimen cubano ha sabido tejer una red de admiradores incondicionales y de agentes de opinión que ha puesto al servicio del proyecto chavista.
La característica de estos activistas, que confunden vida académica con activismo político, es la pasión que le despiertan los líderes carismáticos, hacia los que profesan un afecto similar al de los admiradores de Madonna o de Michael Jackson.
Basta un ejemplo: Oliver Stone y su pasión castrista.
Respecto a Rigoberta Menchú, en EE UU a mí me consideraron la "antropóloga, blanca, de nacionalidad francesa" (crimen mayor), que hizo hablar en la lengua del imperio a un "sujeto subalterno". Convirtieron en una banalidad la complejísima historia de Guatemala. A Petkoff, no le perdonan su oposición a Chávez y su denuncia de la dictadura castrista desde posiciones de izquierda. Lo más notable es ver a estrellas como Sean Penn u Oliver Stone, convertidos en verdaderos publicistas del totalitarismo.
El Cronista: ¿Cómo es posible que Chávez haya convencido al pueblo venezolano de que hay que sacrificarse y deshacerse de sus riquezas pues es absolutamente necesario mantener el régimen dictatorial cubano? Los cubanos no tenemos internet y no sabemos las noticias del mundo, pero los venezolanos sí. ¿Es que en Venezuela no se enteran de lo que hacen en Cuba con su dinero? ¿No saben que el dinero venezolano se está usando para mantener a policías, políticos corruptos, represores, esbirros, espías y caprichos de un grupúsculo de dirigentes que solo procura mantenerse en el poder?
El pueblo venezolano puede estar convencido de muchas cosas, puede hasta profesarle admiración a Chávez, pero de lo único que no se puede convencer a un venezolano, de cualquier clase social que provenga, es que sacrifique o renuncie voluntariamente a su nivel de vida.
Precisamente las centenas de movimientos sociales que cada día estallan en Venezuela se deben a la falta incomprensible de alimentos, a los apagones inexplicables en un país petrolero. La frase que más se escucha es la de "ya basta de la regaladera de dinero" a los extranjeros.
La política de compra de adhesiones políticas de gobiernos afines o no, no es nada popular en Venezuela.