Hace casi 15 años que no se reporta un petardo en la Isla y ni siquiera una idea de atentado contra Castro. Sus voceros tienen que hacer entonces piruetas cada vez más rocambolescas para apuntalar la identidad del Estado nacional con la imagen del "imperio" como enemigo exterior y el exilio como marioneta de la CIA. A tal efecto acaban de presentarse en Madrid dos actos de zarzuela bufa: los voceros del castrismo acusaron al gobierno español de permitir que Alpha 66 abriera sede en Madrid y el presidente de Alpha 66 en España, Felipe Batista, repuso que no está inscrita "porque eso lleva mucho tiempo, dinero y papeleo".
La insistencia del gobierno castrista en que todavía Posada Carriles o Alpha 66 pueden dar un golpe obedece a esa proclividad al ridículo que ya manifestó ejemplarmente el "canciller de la indignidad", Felipe Pérez Roque, al soltar en conferencia de prensa que el alucinante Comando F4 "se entrena con armas pesadas para realizar acciones armadas contra Cuba". Alpha 66 ni siquiera entrena en los Everglades. A lo sumo es una organización anticastrista para la socialización grupal y el ejercicio del recuerdo, que como tal deja mucho que desear.
La mala memoria
Alpha 66 jamás pudo apartarse de la tradición nacional que Carlos Manuel de Céspedes resumió en su diario, el primero de diciembre de 1873, al difundirse a los cuatro vientos el próximo ataque mambí a Las Tunas: "¡Benditos planes que con tal anticipación los sabe todo el mundo!". Para colmo Castro penetró tan hondo en Alpha 66 que llegó a planear sus operaciones. Todavía frente a la credencial firmada por Ramiro Valdés que las autoridades de Bahamas ocuparon a José Fernández Santos, alias El Chino, jefe de otra malograda expedición de Alpha 66 a la Isla —el 12 de octubre de 1974—, el jefazo Nazario Sargén juró que "había sido enviada de Cuba por sus militantes en el aparato policíaco comunista". ("El Alfa 66: Fernández es un patriota", en Libertad [Miami], agosto15 de 1975, página 1). El Chino salió para México a preparar un atentado contra Castro y reapareció en La Habana, donde testificó ante el Tribunal Antiimperialista, recibió medallas de todos los colores e hizo el cuento a Luis Adrián Betancourt para que escribiera en dos tomos Aquí las arenas son más limpias (1980).
Después del papelazo de Eloy Gutiérrez Menoyo al infiltrarse cerca de Baracoa el 28 de diciembre de 1964, ser capturado al mes y hablar hasta por los codos en televisión, otro comandante del II Frente Nacional del Escambray, Armando Fleites, tomó el mando militar de Alpha 66 y urdió el Plan de la Victoria (1965), que llegó a reportar combate contra tres lanchas torpederas P-4 cerca de Matanzas. Un portavoz de Alpha 66 en México informó que una de esas lanchas apparently sank (Miami News, enero 26 de 1967, página 1 A, columna. 5). Sin embargo, Castro no incluyó esta acción en ninguna de sus minuciosas cronologías del terrorismo contra Cuba y Fleites engrosó la historia de expediciones fantasmas contra Castro que parece haber principiado el nieto de Antonio Maceo hacia 1963 al frente del Consejo Revolucionario Cubano.
Sargén apostó entonces por el coronel Vicente Méndez y Alpha 66 viene conmemorando cada año su "heroico desembarco" con 12 comandos el 17 de abril de 1970 y, como Gutiérrez Menoyo, cerca de Baracoa. Así Méndez se va tornando legendario y no se aprende la lección de que Méndez duró menos que Gutiérrez Menoyo: cayó al tercer día y sus comandos fueron liquidados antes de la semana.
Alpha 66 fue a coger entonces mangos bajitos: el 12 de mayo de 1970 hundió los barcos pesqueros Plataforma I y Plataforma IV, se atribuyó "la captura" de once pescadores y al cabo tuvo que dejarlos abandonados en Cayo Andros (Bahamas), a pesar de que Sargén se apareció —con uniforme de campaña y todo— para arengarlos. Castro aprovechó el regreso de los pescadores, el 19 de mayo, para meter otro acto de reafirmación revolucionaria con medio millón de habaneros y dejar caer más suave que los diez millones de toneladas de azúcar no iban.
Un cable de AP (julio 31, 1970) difundió que Sargén tenía "centros de resistencia" por toda Cuba y Castro sería liquidado "en cualquier momento". Los segurosos de Castro dieron pita y detectaron que Alpha 66 reclutaba gente… ¡en las cárceles! La requisa del primero de noviembre de 1973 agarró a Gutiérrez Menoyo hasta con el librito de claves, así como a los demás involucrados. Entretanto, Alpha 66 había ido al reenganche en la infiltración con otro coronel, José Rodríguez Pérez, quien entró con ocho comandos por Río Seco (Banes) el 14 de septiembre de 1970 y corrió la misma suerte que Méndez.
Alpha y omega
Sargén andaba ya por otro plan [Máximo Gómez] contra Castro, que incluía "andanadas de programas radiales", cuando el banquero cubanoamericano Bernardo Benes se reunió en La Habana, el 28 de agosto de 1981, con José Luis Padrón, quien se vanagloriaba de ser al mismo tiempo "apoderado de Castro", coronel de la Seguridad del Estado, ministro de Turismo y director ejecutivo de la megacorporación CIMEX. Padrón pidió a Benes darle a Jim Freeman, lugarteniente de la oficina del FBI en el sur de la Florida, este recadito: que el gobierno de Cuba donaría unos cinco mil dólares para obras de caridad "si dejaban al Alpha 66 continuar las actividades anticastristas".