El Gobierno de Petro confirma que trabaja junto a Brasil para 'una transición tranquila' en Venezuela

El Gobierno de Gustavo Petro (Colombia), en alianza con la Administración de Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), trabaja en garantizar "una transición tranquila" en Venezuela, después de las venideras elecciones presidenciales del 28 de julio, según ha confirmado este 8 de mayo el canciller colombiano Luis Gilberto Murillo.

Esta es la primera declaración explícita de un funcionario de alto nivel del Gobierno de Petro, considerado aliado del chavismo, en relación a un cambio político en Venezuela en las elecciones presidenciales del 28 de julio, en las que el gobernante Nicolás Maduro busca extender su permanencia en el poder por otros seis años más, hasta 2030.

Murillo, figura de la izquierda y de la defensa de derechos humanos en Colombia, con formación universitaria en los años finales de la extinta Unión Soviética, indicó que la vía para garantizar tal transición sea la aprobación de "un acuerdo de garantías democráticas", previo al 28 de julio.

Este acuerdo, según interpretan diplomáticos consultados por DIARIO DE CUBA, debería suscribirse entre el chavismo y la oposición democrática que tiene como principal referente a María Corina Machado, quien fue inhabilitada para impedir su candidatura presidencial y que actualmente realiza una intensa campaña, con concurridos actos políticos dentro de Venezuela, en favor del exembajador Edmundo González Urrutia, una figura moderada vinculada a la otrora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), quien por diversas circunstancias fue ungido como candidato.

"El hecho que la palabra 'transición' esté apareciendo con mucha fuerza tanto en la agenda pública venezolana como en la de la región es algo demasiado emblemático en materia de comunicación política. Las palabras nunca son neutrales en su sentido y tienen consecuencias políticas", apuntó el politólogo Piero Trepiccione, al ser consultado por DIARIO DE CUBA.

Trepiccione, subdirector del Centro Gumilla, una fundación de análisis sociopolítico, había sostenido con insistencia de forma previa que una eventual transición en Venezuela, pactada para que el chavismo deje el poder, sería más factible de construir con la participación de "gobiernos aliados" de Maduro, como Colombia y Brasil, más que con EEUU en la mesa de negociación.

Hace tres semanas en Bogotá, en el marco de una visita de Lula da Silva, este y Petro se manifestaron de manera conjunta sobre las elecciones presidenciales venezolanas. Aunque no mencionaron explícitamente el nombre de Nicolás Maduro, ambos llamaron a que haya un pacto para "respetar la vida y los derechos humanos del derrotado" en los comicios y, según todos los sondeos confiables, el derrotado el 28 de julio sería Maduro si los comicios son, al menos, medianamente limpios.

Este 6 de mayo se supo que el presidente Petro extendió el rol de canciller encargado a Murillo por tres meses más, lo cual coincidirá con la campaña electoral y las elecciones en Venezuela. Murillo sustituye a Álvaro Leyva, de posiciones conservadoras, mientras este enfrenta un proceso legal acusado de abuso de poder en un proceso para licitar la elaboración de pasaportes colombianos.

Murillo proseguirá en los tres meses cruciales para Venezuela siendo el canciller y ejerciendo como embajador de Colombia ante EEUU, su posición original en el Gobierno de Petro desde que este asumió el poder en agosto de 2022.

Es conocida la cercanía del otrora activista medioambiental con la Administración de Joe Biden. Este canal de comunicación directa con Washington, sin que funcionarios estadounidenses estén dando la cara en relación con el chavismo, podría jugar a favor de este proceso que comienza a despejarse en la agenda de Bogotá y Brasilia, a juicio de diplomáticos.

De lo dicho por Lula da Silva y Petro en Bogotá, hace tres semanas, el Gobierno de Maduro guardó silencio. De inmediato tampoco la cancillería de Caracas acusó de injerencista a Murillo, una reacción típica si esas mismas palabras las hubiese pronunciado un funcionario del Departamento de Estado de EEUU.

Murillo fue uno de los invitados centrales en el foro anual organizado por The Americas Society, un espacio fundado por David Rockefeller a mediados de los años 60 para fortalecer el diálogo entre EEUU y América Latina, en unos años en que la bandera de la Revolución Cubana era enarbolada con fuerza en distintos puntos de la región y el naciente régimen de Fidel Castro marcaba la pauta entre la izquierda latinoamericana.

En este mismo foro, este 8 de mayo, pero de manera remota participaron la líder opositora Machado y el candidato González Urrutia. Es la primera aparición pública conjunta de ambos, luego de que el fin de semana se difundieran imágenes de una reunión de trabajo entre ambos.

El exdiplomático de 74 años, quien no tenía figuración pública hasta hace escasas semanas en Venezuela, fue el candidato de consenso entre María Corina Machado, quien pese a su inhabilitación tiene una popularidad que raya en el 80%, y la Plataforma Unitaria Democrática, formada por una decena variopinta de partidos políticos que hicieron vida en la antigua MUD, de la cual González Urrutia fue una suerte de canciller entre 2011 y 2015.

Según analistas, el empuje que ha tomado la candidatura del veterano diplomático se debe tanto a la fuerza que transmite Machado, quien recorre el país de manera incansable con actos masivos y encuentros de diverso tipo, como al deseo de cambio que late dentro de la sociedad venezolana.

González Urrutia, entre tanto, se mantiene en Caracas sosteniendo reuniones con diversos factores políticos, familiares de presos políticos y representantes de organizaciones sociales. Asimismo, concede un sinfín de entrevistas de prensa y realiza llamadas a gobiernos y parlamentos en otras latitudes. La combinación de ambas energías y actividades parece ser exitosa a juicio de observadores.

Una reciente encuesta de la empresa Datincorp difundida el pasado 4 de mayo muestra un creciente interés de los venezolanos en votar el 28 de julio. Tres de cada cuatro manifestaron estar seguro de ir a votar.

Entre los hallazgos más importantes de esta firma que encabeza Jesús Seguías, reconocido investigador de opinión pública, se muestra que, ante un escenario polarizado entre Maduro y González Urrutia, este se colocaría con el 62% de los votos, mientras que el actual gobernante tendría un 20%. El candidato opositor sigue siendo desconocido para muchos venezolanos, pero estos prefieren tal opción a que Maduro prosiga en el poder por otros seis años.