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Economía

'Temas' y la desigualdad económica en Cuba

El último número de la revista publicada en La Habana se ocupa de la desigualdad, el cuentapropismo y los nuevos ricos.

La Habana

Que la revista Temas, desde su aparición en la década de los 90, se viene consolidando como la publicación seriada más importante en el área de las ciencias sociales y las humanidades en Cuba, ya no es un secreto para nadie. Aunque sus regulares salidas no escapa a los retrasos que ocasiona la crisis, como toda revista cubana que se precie.

El más reciente número 84, dedicado al debate sobre la desigualdad y la pobreza, con énfasis en América Latina y el Caribe —el caso Cuba en particular—, trae a colación interesantes resultados investigativos en el tema que, lamentablemente, no tienen la difusión necesaria.

"La desigualdad del ingreso y la experiencia de América Latina", del investigador Carmelo Mesa-Lago, catedrático emérito de Economía y Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh, se centra en el tema de la desigualdad de ingresos, realiza un estudio de los indicadores para medirla y los compara con más de diez países latinoamericanos de los cuales se cuenta información.

Al intentar una valoración del caso Cuba —el último apartado de su artículo—, Mesa-Lago dilucida de modo particular cuáles han sido las causas que posibilitan la expansión de la desigualdad de ingresos en la población cubana, y compara, a partir de estadísticas obtenidas de sus años de investigación, cómo se efectúa, al menos hasta junio de 2016, esta desigual distribución de los posibles ingresos de individuos que laboran en el sector estatal y el privado.

Sus resultados son, sin lugar a dudas, sorprendentes y no menos inquietantes. A pesar de que no existen cifras divulgadas por el Gobierno de la Isla para efectuar la medición de este rubro —los estimados existentes datan de la década de los 80—, su artículo aporta evidencias en relación a su aumento, sobre todo a partir de las reformas implementadas en la década de los 90, un fenómeno que, según Lago-Mesa, se expande de manera preponderante desde 2007.

Otro artículo de la socióloga Rosa María Voghon Hernández, de la Universidad de La Habana —"Para una agenda temática en pobreza y desigualdad"—, advierte, desde un punto de vista más sociológico, cómo los procesos de reestructuración y "actualización" del modelo sociopolítico y económico cubano han abierto de modo ostensible esas brechas de desigualdad que, a su juicio, "tensiona las bases y los resultados de ese modelo".

La autora advierte cómo lamentablemente no existe en el país una sistematicidad en la discusión y el debate de tales problemáticas, y para ello propone un conjunto de acciones que resultan pertinentes.

"Movilidad social y cuentapropismo: reflexiones sobre un estudio empírico en Cuba" de las investigadoras Sara Romanò (Italia) y Dayma Echevarría (Cuba), indaga en la emergencia del sector privado en la economía cubana, desde la exploración empírica en torno a la existencia o no del "tráfico de influencias". Su objeto de estudio son los individuos afiliados al Partido Comunista (PCC) y las redes personales.

Ambas investigadoras estudian el tráfico de influencias como medio de obtención de determinados privilegios de "información" por parte de inversionistas locales que apuestan por el cuentapropismo para alcanzar un estatus social y económico favorable. Sus resultados son cotejados con investigaciones realizadas en contextos sociopolíticos similares al cubano.

De particular interés resulta el texto "El otro polo de la desigualdad en Cuba: nuevos ricos, gerentes y famosos", de Daybel Pañellas Álvarez (Cuba), tema poco abordado por las ciencias sociales cubanas, cuya novedad consiste en cuestionar la conformación de identidades sociales en individuos con alto capital económico.

La autora caracteriza estas identidades, las compara y las sitúa en la óptica de su influencia en el actual contexto social. A criterio de la analista, la legitimización de la desigualdad es un hecho constatable por diversas razones: pirámide salarial invertida que no se corresponde con el principio socialista de "a cada cual según su necesidad, a cada cual según su trabajo"; incapacidad estatal para sostener una sociedad diferente, más igualitaria; reformas que solo traen beneficios para aquellos en posiciones privilegiadas...

Pañelas Álvarez sostiene que "el dinero se impone como bandera para posicionarse socialmente, establecer relaciones y facilitar accesos. En general, conseguir lo que se quiere". Una perspectiva de futuro "incierta", en la cual, según afirma, se solidifican "relaciones sociales cuyos patrones no son defendidos ni deseados por nosotros en una sociedad socialista".

Todos estos trabajos del último número de Temas operan al margen del hermetismo oficial, que impide la divulgación de datos estadísticos, demográficos y de encuestas.

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