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Vivienda

Durmiendo en la calle, entre 'amenazas y maltratos'

Ni albergue ni solución para cuatro familias afectadas por un derrumbe total en La Habana.

La Habana

Maltratos, promesas incumplidas y burocratismo están sufriendo cuatro núcleos familiares afectados por un derrumbe total ocurrido Monte #57, La Habana.

Apenas media hora después de las intensas lluvias que azotaron la capital la tarde del pasado lunes 22 de julio, el inmueble, que desde 2015 tenía un diagnóstico técnico de apuntalamiento, colapsó sin que sus habitantes pudieran salvar sus pertenencias.

"Llevamos siete noches durmiendo en este portal y aquí no ha venido ninguna autoridad del gobierno municipal a condolerse o a ofrecer soluciones, sino a maltratarnos y amenazarnos", declaró Leydi Rosalía Fernández Avis, una de las residentes afectadas.

"Ni siquiera tienen albergues disponibles, según nos comentaron las funcionarias de la Dirección Municipal de Albergue, aunque ninguna de las familias afectadas por el derrumbe está en disposición de irse a un sitio de esos. Sabemos bien las pésimas condiciones en esos lugares y que puedes estar allí el resto de la vida", añadió Fernández Avis.

Funcionarios de Vivienda y Planificación Física en La Habana dijeron recientemente a DIARIO DE CUBA que más de la mitad de las decenas de miles de albergados en el país llevan, como promedio, más de diez años a la espera de que se les asigne una vivienda.

Testigos presenciales de la cuadra donde ocurrió el derrumbe aseguraron que funcionarios del gobierno municipal —el presidente y la vicepresidenta de Construcción— en conjunto con agentes policiales, amenazaron y maltrataron verbalmente a varios miembros de las cuatro familias damnificadas.

"El presidente del gobierno municipal me dijo que si seguíamos aquí nos metería presos. De hecho, vinieron policías con perros, pero como los vecinos de la cuadra y las personas que pasaban empezaron a grabar con sus teléfonos, desistieron. Después supimos que era porque supuestamente Díaz-Canel visitaría los alrededores", relató Fernández Avis.

Dos vecinos de los damnificados dijeron que el supuesto día de la visita del mandatario cubano las autoridades reforzaron la custodia policial para impedir que pudieran manifestarse en plena calle. Les restringieron, afirmaron los testigos, incluso pararse en la acera.

La única solidaridad que han recibido los damnificados ha sido por parte de los vecinos, que les han dado alimentos y les han permitido el uso del baño para el aseo personal. El almuerzo y la comida ofrecidos por el gobierno municipal tienen que pagarlos.

Yuneisi Ramos, madre de una menor de ocho años de edad, perdió su domicilio de calle Sol a causa de un incendio. En calidad de vivienda de tránsito le ofrecieron un espacio en los bajos de la edificación de Monte # 57.

"Mi hija se atiende con el psicólogo como secuela de haber presenciado el incendio de la anterior casa. Por escasos minutos este derrumbe no le cayó encima. Nadie es capaz de imaginar por lo que estamos pasando, y todo lo que hemos recibido son justificaciones y maltratos".

Como "solución" para que los damnificados no durmieran en los portales, a escasos metros del derrumbe, el presidente del gobierno municipal les ofreció la alternativa de pernoctar en un supuesto centro recreativo ubicado en la presa La Palma, a 24 kilómetros de la ciudad.

Les informó que solo sería para dormir, que no podían llevar ninguna pertenencia.

"Nos prometió un transporte que diariamente nos llevaría a las ocho de la noche y nos recogería a las ocho de la mañana para traernos aquí de regreso", explicó Ramos.

"Pero todo era un engaño. El primer día sí nos fueron a buscar por la mañana, pero el segundo día tuve que regresar por mis medios con mi hija a cuestas", relató Ramos. El centro recreativo "en realidad es una posada", añadió.

Según su testimonio, las condiciones de esta instalación no son óptimas para residir debido a su diseño: habitaciones con dos camas y un baño, sin condiciones para cocinar ni espacio para las pertenencias mínimas de cada familia.

Al confrontar al presidente del gobierno municipal sobre el incumplimiento de la promesa de llevarlos y traerlos, este funcionario alegó que la falta de combustible habría impedido lo acordado.

Los damnificados coincidieron en que nunca se trató de un gesto altruista para que no durmieran a la intemperie, sino para deshacerse de un problema que sobrepasa a los gobiernos municipales: el déficit de vivienda que el Gobierno cubano, en 60 años, no ha logrado solucionar.

"En este portal estaremos hasta que Díaz-Canel venga y vea por sí mismo la realidad que vivimos los cubanos de a pie", aseguró Fernández Avis.

"Prometieron que nadie se quedaría desamparado, pero aquí estamos nosotros como una muestra innegable, y no se trata de hablar mal del Gobierno, se trata de hablar lo que estamos viviendo".

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