Existen "serios indicios" sobre un "millonario movimiento" para lavar dinero de las desmovilizadas FARC a través de Cuba, como "primera escala" de un intrincado esquema de corrupción, dijo Douglas Farah, investigador del Centro de Operaciones Complejas de la Universidad de Defensa Nacional en Washington, quien el año pasado reveló nexos entre la organización colombiana (ahora partido político) y la petrolera estatal de Venezuela (PDVSA), informa Diario las Américas.
"Tenemos algunas investigaciones que nos indican que ese dinero sale o ha salido de Colombia hacia Cuba, y de ahí a El Salvador y Nicaragua, y de ahí a empresas fantasmas en Panamá", dijo Farah, quien participó en el foro "Amenazas para Estados Unidos en el Hemisferio Occidental", organizado por el Instituto Interamericano por la Democracia (IID).
En 2017, Farah había denunciado ante el Senado estadounidense que PDVSA es la principal estructura de lavado de dinero de las FARC (antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, hoy Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común), a través de una "red paralela" que involucra a aliados de la petrolera venezolana como Albanisa, creada en Nicaragua con fondos aportados a través de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA), y ALBA Petróleos, con capital del mismo origen, en El Salvador.
Confirmar la participación cubana en este entramado, según Farah, no ha sido fácil debido a que el sistema bancario de la Isla no tiene "mayor acceso al mercado internacional". En el momento de presentar la denuncia ante el Senado de Estados Unidos el año pasado, la participación del Gobierno cubano en este asunto aún estaba en entredicho.
El reporte no aporta evidencias sobre la supuesta participación cubana.
El también experto en crimen organizado y antiterrorismo agregó que este "esquema tenebroso" ha sido muy útil para mover dinero hacia las FARC, bajo la protección de Nicaragua y El Salvador, y la participación de la cúpula del chavismo en Venezuela, cuyos miembros tienen presuntos nexos con el narcotráfico y el crimen organizado.
Farah dijo además que el trabajo de campo realizado en Colombia revela una "gran posibilidad" de que el dinero manejado por las FARC haya sido lavado mediante "exportaciones de petróleo ficticio o con precios sobrevalorados".
"Ahora las FARC tienen dinero limpio, y ahí estamos hablando de unos cuantos miles de millones de dólares. Es obvio que están sacando todo ese dinero para utilizarlo en su nueva vida política, con un ala militar muy fuerte en la que se encuentran los disidentes que no están directamente desvinculados del secretariado de ese grupo", afirmó el investigador.
Farah opinó que se deben investigar las actividades conjuntas y vínculos entre PDVSA, Albanisa y ALBA Petróleos, y sugirió mantener a las FARC en la lista de organizaciones que promueven el terrorismo con una amplia participación en el negocio del narcotráfico.
Apuntó que una prueba de lo que ha venido investigando es el movimiento de dinero entre PDVSA y Albanisa, hecho que —a su juicio— "no es sostenible de ninguna manera, porque no han tenido una gran actividad económica".
Varios opositores al Gobierno del nicaragüense Daniel Ortega denunciaron el año pasado que a ese país ingresaron más de 4.000 millones de dólares del convenio petrolero con Venezuela, sin que ese dinero entrara al Presupuesto General de la República y sin que se rindieran cuentas al respecto.
En su denuncia presentada en 2017, Farah resaltó las relaciones que existen entre José Luis Merino, exjefe guerrillero y actual viceministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, que maneja ALBA Petróleos en ese país, Daniel Ortega y las FARC.
Según Farah, la movida para lavar el dinero de las FARC no solo es del conocimiento del gobernante venezolano Nicolás Maduro, su vicepresidente Tareck El Aissami y el ministro Elías Jaua, sino que estos dirigentes también tienen participación en esa acción.
Por su parte, Joseph Humire, director de Center For a Secure Free Society, aseguró que las FARC tienen una alta importancia y repercusión dentro del llamado "socialismo del siglo XXI".
Para Humire, las FARC sigue representando la misma "amenaza para el Estado colombiano", debido a una alianza que tiene con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que en los últimos meses ha aumentado su actividad terrorista por desacuerdos con el Gobierno del presidente colombiano Juan Manuel Santos que han truncado las negociaciones de paz.
"Las FARC ha traspasado todo al ELN y ahora este es un conciliador nuevo, con las Bacrim (Bandas Criminales, un grupo al margen de la ley en Colombia), que hace toda la parte del narcotráfico, terrorismo y tráfico de oro, y muchas otras. Las FARC lo que ha hecho es diversificar sus actividades y legitimaron su presencia", afirmó.