El Gobierno canadiense envió un doctor a Cuba para examinar a sus diplomáticos cuando sufrían síntomas que iban desde hemorragias nasales a pérdida de la memoria a corto plazo, en medio del episodio de los llamados "ataques acústicos", mostraron nuevos documentos gubernamentales desclasificados por Ottawa, informa la agencia The Canadian Press.
Si bien en los últimos meses ha salido a la luz pública información —aunque imprecisa e incompleta— sobre los diplomáticos estadounidenses afectados, hasta ahora poco se sabía de la situación de los canadienses.
Una visita realizada en junio de 2017 a La Habana por el doctor Jeffrey Chernin, de Salud Canadá, reveló que diplomáticos de ese país sufrían síntomas similares a los descritos por los funcionarios estadounidenses destinados en la Isla, señalan notas internas de Global Affairs Canada, el departamento de asuntos exteriores canadiense.
El episodio de los "ataques acústicos", revelado durante el verano, hizo que Estados Unidos sacara de la Isla en octubre a la mayor parte de su personal diplomático y redujera al mínimo las funciones de su embajada en La Habana.
Por el momento, no existe explicación para lo ocurrido. Tampoco han sido identificados autores o equipos utilizados. El Gobierno estadounidense ha señalado, no obstante, la incompetencia de La Habana a la hora de proteger a los diplomáticos extranjeros que trabajan en su territorio, algo que el régimen de Raúl Castro ha rechazado.
Los documentos desclasificados, obtenidos por The Canadian Press bajo la Ley de Acceso a la Información, indican que desde mayo la misión canadiense en La Habana estaba solicitando ayuda para determinar "nuevos pasos" para los diplomáticos que presentaban problemas de salud.
"Muchos de los síntomas son similares a los de un estrés extremo, y existe la posibilidad de que haya efectos para la salud mental causados por el miedo a ser atacados", escribió la diplomática Karen Foss. "De cualquier forma, las pruebas deberían ayudar a descartar casos y asegurar al personal que tenemos los medios para poder cumplir el deber de cuidarlos".
Los síntomas abarcaban dolores de cabeza, mareos, náuseas, pérdida de audición, hemorragias nasales y problemas cognitivos, incluida la pérdida de la memoria a corto plazo.
Otros documentos desclasificados por Ottawa en los últimos días confirmaron que también fueron afectados familiares de los diplomáticos canadienses, entre ellos niños.
Los funcionarios canadienses estaban desconcertados en cuanto a quién o qué podía estar detrás de los supuestos ataques.
"No hay respuestas", escribió Foss el 28 de mayo en un email. "Nos queda (examinar) lo que sabemos sobre (...) los objetivos y posibles sospechosos".
Aproximadamente una semana más tarde, Foss informó que el jefe de la misión de Canadá en Cuba había convocado una reunión del personal para aconsejar sobre el "aumento del nivel de amenaza".
Una descripción de la situación de seguridad señaló la necesidad de revisar quién en la misión era "más vulnerable debido a cualquier condición preexistente u otra consideración" que implicara que estaban "en mayor riesgo" si eran atacados.
Los funcionarios canadienses silenciosamente comenzaron a redactar declaraciones para el caso de que la situación se filtrara a la prensa, señalando que había indicios de que el tema se estaba discutiendo en una escuela de Virginia.
Para el 9 de junio, la misión subrayaba la necesidad de contar con la ayuda de un asesor médico federal y enfatizaba que el nuevo personal diplomático enviado a Cuba debería conocer lo antes posible las extrañas dolencias que afectan a sus compañeros en la Isla.