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Agua

Dos averías en menos de 72 horas dejan sin agua potable a cerca de 300.000 santiagueros

Las roturas han provocado el derrame de miles de metros cúbicos en una ciudad con ciclos de distribución de entre 20 y 50 días.

Santiago de Cuba
El agua derramándose debido a las averías en Santiago de Cuba.
El agua derramándose debido a las averías en Santiago de Cuba. Diario de Cuba

Una avería en una de las dos conductoras que trasvasan el agua de las presas del sistema noroeste a la Planta Potabilizadora de Quintero, en Santiago de Cuba, dejó sin servicio a cerca 300.000 habitantes de la ciudad, afectada por ciclos de distribución de entre 20 y 50 días.

La rotura se produjo sobre 1:00AM de este jueves. Fue la segunda vez que en menos de 72 horas la conductora se rompió en el mismo lugar: entre la tubería de 1.000 milímetros y el registro que controla las presiones en la zona colindante con el barrio marginal Calle 13 y el Hoyo del Micro 7, del Distrito José Martí.

Las roturas han provocado el derrame de miles de metros cúbicos de agua que se vierten por el alcantarillado, inundan el área y complejizan el panorama sanitario de esa zona periférica y de barrios insalubres, donde las tupiciones y la pudrición llenan de infecciones y mosquitos las viviendas.

La primera avería se produjo a las 8:00PM del pasado lunes, y tanto las brigadas de mantenimiento del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) como de Aguas Santiago, dieron por concluido los trabajos de reparación "en tiempo record", luego de remendar los dos metros de tubería dañados.

Para ello talaron varios árboles y desalojaron a las familias que vivían en una decena de casuchas y varentierras colindantes, aduciendo que, por estar ubicados en los alrededores de la avería, no habrían podido hacer el trabajo con la calidad requerida.

Gritos de "hijos de puta" y "pinga pal presidente" se escucharon en la madrugada de este jueves en el área, donde la población está harta de vivir sin agua potable y recoger la que utiliza para bañarse en palanganas y otras vasijas para limpiar y descargar los servicios sanitarios.

Ambas roturas coincidieron con prolongados apagones, situación que hizo más difíciles los esfuerzos de los vecinos por destupir los tragantes y evitar que las aguas negras y todo el lodo de arrastre penetraran en sus hogares.

Esos mismos vecinos, el lunes, en medio de la oscuridad y con el torrente casi a la cintura, se arriesgaron para quitar la basura y los troncos de madera que obstaculizaban el escurrimiento. Este jueves se negaron a entrar en el lodo como señal de rechazo a los "parches y las chapucerías" de la Empresa de Acueducto.

Quienes a esa hora regresaban a sus hogares, lo hacían con los zapatos en las manos, los pantalones remangados y expresando todo tipo de improperios contra el Gobierno.

La avería no es nueva. Data de principios de año y no ha podido ser resuelta, solo ha recibido remiendos. Según un obrero de la Empresa de Acueducto que vive en la zona, se calcula que por su causa cerca de un millón y medio de metros cúbicos de agua no han llegado a la planta potabilizadora, ni se han distribuido en las redes de una ciudad, que enfrenta una crisis sin precedentes.

La indignación colectiva subió de tono porque a inicios de semana acababan de ponerle el servicio a ese sector hidrométrico luego de 22 días sin recibirlo. Con la nueva rotura, nadie sabe cuándo será restablecido.

La población vivió momentos de tensión en medio del corte del servicio eléctrico y la súbita inundación que sobrevino, que no pudo ser controlada hasta casi tres horas después que el acueducto cerró sus operaciones de bombeo y el líquido de la conductora mermó gradualmente.

En ambas oportunidades, y desde zonas donde no corrían peligro, los policías instaban a los vecinos a no manifestarse, ni filmar videos, en un intento por que no postearan en las redes sociales lo sucedido.

Recientemente, Antonio Rodríguez, titular del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), reconoció que muchas veces se reparan mal las averías y los obreros tienen que volver más de una vez al mismo lugar; mientras que Miguel Díaz-Canel admitió que el 90% de las más de 7.100 opiniones recogidas en Cuba consideran desastrosos los servicios estatales de agua.

A juicio de los santiagueros, lo dicho por Díaz-Canel durante el cuarto programa Desde la Presidencia, dedicado a ese tema, solo insinúa la difícil situación que vive los lugareños y encubre la negligencia con que el Estado encara un problema tan sensible.

El Hoyo del Micro 7 está ubicado en la entrada del vertedero municipal y tradicionalmente ha sido un foco de dengue y otras enfermedades. Allí los excrementos y las aguas albañales circulan a la vista de todos sin que las autoridades hagan nada.

En tanto, Calle 13 es el sitio más emblemático del "Cordón de la Miseria", una franja donde los tugurios hechos de palos, cartones, pedazos de zinc, trozos de nailon, sacos viejos y pisos de tierra demuestran las falsas bondades del socialismo.

Las explosiones de las conductoras de agua en Santiago de Cuba obedecen a deficiencias de las operaciones, pues las tuberías de las presas del sistema noreste deben sortear importantes elevaciones, donde por lo general no se regulan las presiones y se violan las normas de su trasiego.

La Planta Potabilizadora de Quintero garantiza el 80% del suministro de agua a la segunda urbe en importancia de Cuba, incluido todos los hospitales y las principales comunidades residenciales.

Aunque la ciudad dispone de recursos hídricos suficientes y hace una década el Estado invirtió más de 200 millones de dólares para dotarla del acueducto más moderno de Cuba, miles de familias utilizan un sistema rudimentario de almacenamiento de agua de lluvia para cocinar, fregar y lavar la ropa de sus hijos.

La labor del acueducto local es tan deficiente, que se equipara a la situación generada por el hambre y el colapso energético.

Al respecto, Waldis González Peinado, vicepresidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular, señaló que el descontrol y la violación de las normas técnicas son algunas de las causas que agravan el panorama.

En Santiago de Cuba los salideros son tan grandes que se han convertido en zonas de recreo y lavaderos de autos y animales. Una muestra de cuánto y cómo se despilfarra el agua que le falta a los ciudadanos.

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1 comentario

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Bueno pues " lo Naguitos" sin agua, son un problema peliagudo para Candy la Salá y ahí si no valen tropas especiales contra multitudes desarmadas, Esa forma de represión típica de las dictaduras enfrenta a las personas al dilema de morirse de sed o de un disparo ......y en consecuencia Candy está jugando con fuego .