La población vive en asedio y hambre por la violencia generalizada en Haití

Se han cumplido tres semanas desde la renuncia del primer ministro, Ariel Henry, y Haití sigue de facto sin un gobierno o poder institucional en funciones. La población del país caribeño sufre hambre, violencia y asedio a manos de las bandas criminales, sin que se vislumbre cuán efectiva será la propuesta de un consejo amplio para la transición tal como acordaron CARICOM y EEUU.

Como en la escena cinematográfica de un país en guerra, diversos países prosiguen sacando a sus nacionales en vuelos militares o fuertemente custodiados, los civiles haitianos huyen en masa de la capital, Puerto Príncipe, mientras que los que detentan el poder real, gracias a las armas, que son las pandillas criminales, prosiguen un festín de violencia y horror en las calles.

Ante una situación de anomia generalizada, tal como reportan periodistas extranjeros desde Puerto Príncipe, las bandas criminales en las que se destaca la terrorífica figura de Jimmy "Barbecue" Chérizier, han tomado control de puntos estratégicos (combustible, comida) y las entradas y salidas de la capital, para extorsionar a las personas.

Justamente Chérizier encabezó la toma de dos cárceles en Puerto Príncipe y liberó a miles de detenidos hace un mes, mientras que estaba en el exterior Ariel Henry, el primer ministro en funciones. El criminal dijo que Henry no podría volver a Haití y efectivamente así ocurrió, pocos días después desde Puerto Rico hizo pública su denuncia.

La renuncia de Henry, quien asumió las riendas de gobierno tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, nunca pudo ser ratificado como primer ministro tal como lo establece la Constitución por decisión parlamentaria. Henry, además, descabezó al organismo electoral, con lo cual tampoco existe un ente que convoque y organice elecciones.

Así las cosas, la Comunidad del Caribe (CARICOM), que tiene a Guyana en la presidencia, y EEUU, sostuvieron una reunión de emergencia hace tres semanas. Acordaron que un gobierno de amplia base, representativo de diversos factores políticos y religiosos, se estableciera de emergencia en Puerto Príncipe para conducir al país a unas nuevas elecciones generales.

Este consejo de transición, tres semanas después, no lograba comenzar a trabajar oficialmente hasta este 4 de abril, por discrepancias entre sus integrantes sobre el alcance de su misión y las herramientas legales para llevarlo adelante.

"Reconocemos que el acuerdo no ha encontrado el respaldo de todos, pero actualmente presenta una de las mejores oportunidades para hacer avanzar a Haití", sostuvo este jueves Samuel Hinds, embajador de Guyana ante la Organización de Estados Americanos (OEA). Guyana encabeza los esfuerzos, apoyado por EEUU, por reestablecer alguna institucionalidad dentro del país caribeño.

Hinds precisó que el establecimiento de una figura gubernamental dentro de Haití allanaría el camino para que, finalmente, ingrese al país una fuerza policial internacional encabezada por Kenia, según el mandato del Consejo de Seguridad de la ONU, dado a fines de 2023, pero que por la propia crisis haitiana no ha podido implementarse.

Justamente el líder criminal haitiano aprovechó un viaje a Kenia de Henry para emplazarlo y negarle su regreso al país. El primer ministro había viajado a Nairobi para suscribir el acuerdo con el presidente de Kenia, William Ruto, que contempla el ingreso inicial de 1.000 efectivos policiales kenianos, en un plan que está financiado por EEUU.

La figura de un consejo amplio para la transición, que goza del apoyo de la comunidad internacional, entretanto, es rechazado por referentes políticos y sociales haitianos que han propuesto un método alternativo para reestablecer la institucionalidad. Por ejemplo, eligiendo como presidente provisional del país a uno de los jueces del Tribunal Supremo de Justicia.

La crisis sigue agobiando a los haitianos. De acuerdo con estimaciones de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), más de 53.000 personas abandonaron Puerto Príncipe durante las últimas dos semanas de marzo pasado.

La violencia en las calles haitianas ha adquirido un carácter vandálico. La Biblioteca Nacional fue saqueada, en un acto condenado por la UNESCO, que también denunció ataques armados contra entidades como la Escuela Nacional de Artes y el incendio de la Escuela Normal Superior.

Por su parte, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sostuvo que en Haití la ola de violencia y crímenes se desborda. Este organismo de la ONU ha clamado por una atención de la población que "no puede esperar más por la instalación de un Gobierno de transición y el restablecimiento del orden".

Volker Türk, alto comisionado, pidió que la ONU establezca un embargo de armas, como respuesta de la comunidad internacional ante los ataques de las pandillas criminales.

Finalmente, países como Francia, México, EEUU y otros (no es el caso de Cuba), han implementado operaciones especiales para evacuar a sus nacionales, incluyendo a personal diplomático. En las últimas semanas no hay vuelos comerciales desde y hacia Haití y los países que han evacuado a sus ciudadanos han implementado vuelos con fuertes medidas de seguridad.