La crisis humanitaria en Venezuela se incrementa, la ayuda internacional no termina de llegar de forma masiva y continua, y de esa forma el camino que tienen muchos venezolanos es sencillamente emigrar. El foco internacional parece seguir puesto en las salidas políticas, las cuales —tampoco— terminan de hacerse realidad.
Cifras difundidas de forma conjunta por las agencias especializadas de Naciones Unidas, la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional de Migraciones (OIM) ubicaron el 7 de junio en cuatro millones la cifra total de emigrantes venezolanos.
Entre noviembre de 2018 y mayo de 2019, es decir apenas siete meses, un millón de venezolanos huyó de la crisis compleja que atraviesa Venezuela donde ahora han reaparecido alimentos a precios inalcanzables, el sistema de salud colapsó, fallan el servicio eléctrico y de agua potable, y hasta es imposible conseguir gas doméstico y efectivo para compras domésticas.
A fines de 2015, según ACNUR y OIM, solamente habían emigrado 695.000 venezolanos de un total de 32 millones de habitantes que tiene el país. Hoy el 12,5% de la población ha emigrado.
"Ante esta crisis humanitaria compleja, que no atiende el Estado venezolano y que las agencias especializadas de ONU aún no responden en las cantidades necesarias, para muchos venezolanos la opción es salir del país", asegura a DIARIO DE CUBA el activista Feliciano Reyna, director de Acción Solidaria, una ONG con larga experiencia en la ayuda con medicinas para personas con VIH-SIDA.
Reyna asegura que las dimensiones de la crisis superan las estimaciones que maneja la ONU. De acuerdo con la ONU suman siete millones de personas necesitadas de ayuda humanitaria. Sin embargo, la reconocida organización humanitaria ACAPS con sede en Ginebra difundió un informe en el que asegura que más de 14 millones de venezolanos están en riesgo.
El único plan anunciado, hasta ahora, ha sido el de la Federación Internacional de la Cruz Roja, que se activó en abril pasado para atender a 650.000 venezolanos. Muchas ONG están canalizando ayuda humanitaria a pequeña escala y para población específica. Pero todos los consultados por este diario aseguran que se requiere una escala mucho mayor que la respuesta dada a la fecha.
Susana Raffalli, recientemente reconocida con el Premio Franco-Alemán de Derechos Humanos, asegura a DIARIO DE CUBA que es una buena noticia la activación de los tres principales mecanismos de respuestas humanitarias.
Por la ONU está OCHA, por la Comisión Europea ECHO y está la Cruz Roja, tanto la Federación Internacional como el Comité Internacional. "Todo es muy favorable, pero realmente es incipiente", precisa Raffalli.
"La convocatoria de estos tres organismos para recaudar fondos de ayuda para Venezuela no logra captar aun ni siquiera el 25% para cubrir las necesidades humanitarias dentro del país", corrobora la especialista como muestra del hueco de dimensiones considerables que sigue teniendo la conformación de un plan a gran escala, la falta de recursos internacionales.
ACNUR y OIM también han indicado que sOlo han captado el 21% de los montos solicitados para atender a migrantes y refugiados venezolanos en otros países, especialmente de América del Sur.
"Esta falta de compromiso, especialmente de los países con mayor capacidad económica, terminará siendo un bumerán contra toda la comunidad internacional. La agudización de la crisis dentro de Venezuela, sin respuestas, terminará generando un éxodo desordenado y masivo que a su vez generará crisis dentro de los países de acogida", comenta un diplomático sudamericano con amplio conocimiento del terreno.
A todo este panorama se le suma una crisis política irresoluta que no encontró en las mesas de acercamiento entre las partes, efectuadas en Noruega, una salida. EEUU, el gran actor hemisférico, pasó de un discurso aguerrido a una posición francamente diletante. Y dentro del país el liderazgo de Juan Guaidó parece erosionarse al no alcanzar el principal de los tres objetivos planteados en su estrategia: el cese de la usurpación.
El 6 de junio, el presidente de facto Nicolás Maduro selló un giro importante en su estrategia. Tras negar la necesidad de ayuda humanitaria e incluso satanizarla con un discurso crítico, firmó un acuerdo con la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja para permitir el ingreso de ayuda humanitaria de forma permanente y masiva.
Representantes de la Cruz Roja en Venezuela dijeron el miércoles a periodistas que estaban a la espera de los permisos del país sudamericano para el ingreso de unas 23 toneladas provenientes de Panamá y un cargamento importante de fármacos desde Italia.
En abril pasado ingresaron 24 toneladas de ayuda humanitaria proveniente de Panamá. A la fecha ha sido el cargamento más voluminoso que ha ingresado a Venezuela.