Luz Mariela Santafé Acevedo era miembro de la Fuerza Armada de Venezuela con grado de mayor. Presidió el Tribunal Militar Sexto de Control del estado Carabobo, donde encabezó procesos judiciales contra líderes estudiantiles del partido opositor Un Nuevo Tiempo y miembros de la Asamblea Nacional como Carlos Graffe y Gilber Caro, integrantes de Voluntad Popular.
Hoy, arrepentida y en fuga, busca junto a sus hijos de ocho y 14 años un país que le dé refugio. DIARIO DE CUBA habló con ella durante su paso por Colombia.
¿Por qué una jueza militar cercana al Gobierno de Venezuela toma la decisión de exiliarse?
Tomé la decisión de abandonar mi país porque no quería seguir avalando decisiones contrarias al debido proceso, la tutela judicial efectiva, el derecho a la defensa y, sobre todo, violatorias de los derechos humanos.
Esto, aunado al hecho de que mi vida y la de mis hijos corrían riesgo. Lo que provocó mi decisión ocurrió en agosto de 2018, dentro de la sede de la Brigada Blindada 41, donde fui interceptada con armas largas por militares. Me obligaron a arrodillarme apuntándome a la cabeza.
¿Cuál era su función como jueza militar y de cuáles decisiones se arrepiente?
Mi función era llevar procesos militares contra civiles tipificados dentro del Código de Justicia Militar, en especial, en lo concerniente a la seguridad de la nación.
Me arrepiento de aquellas decisiones de índole político donde violaba el debido proceso, el derecho a la defensa y, a la vez, en las que se introducían en un mismo expediente hechos criminosos y pruebas para acusar a dirigentes políticos, miembros de la Asamblea Nacional y líderes estudiantiles.
¿Qué acciones suyas considera que causaron daño?
Dentro de los procesos que causaron un grave daño al Estado de Derecho y a los procesados está el de Gilber Caro [año y medio en prisión], diputado suplente a la Asamblea Nacional por el partido Voluntad Popular, quien fue objeto de siembra de pruebas falsas para su detención.
Igualmente, las detenciones arbitrarias, casi secuestros, del dirigente Carlos Graffe [cuatro meses en una prisión militar] y del presidente de la Asamblea Nacional en 2017, Julio Borges [acusado de intentar asesinar a Maduro y hoy en el exilio], como también de muchos dirigentes de la oposición y estudiantiles.
Ellos fueron sometidos a torturas, tratos crueles, inhumanos y degradantes. Reitero mi responsabilidad en estos hechos y estoy dispuesta a colaborar y dar mi testimonio ante organismos internacionales para el esclarecimiento de la verdad.
¿Cómo ve usted el proceso de transición liderado por la Asamblea Nacional?
El proceso de transición dentro de la Asamblea Nacional es el correcto, enmarcado dentro de lo establecido en la Constitución, y debe ser apoyado tanto por el pueblo de Venezuela como por la comunidad internacional.
En especial, el apoyo debe venir de los militares. Deben apoyar este proceso de transición y hacer justo reconocimiento al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como jefe de la transición hacia la democracia e igualmente como comandante en jefe de la Fuerza Armada Nacional.
¿Apoya usted las decisiones de la Asamblea Nacional de Venezuela?
Sí, absolutamente. Los venezolanos debemos unirnos y apoyar firmemente a estas decisiones, para así lograr, junto con la legítima Asamblea Nacional, recuperar el país.
¿Es cierto que existe injerencia de militares cubanos en las decisiones de las Fuerza Armada Bolivariana?
Hay militares cubanos dando instrucción dentro de unidades de la Fuerza Armada Bolivariana, y sus miembros viajan regularmente a Cuba a recibirlas. Pero la injerencia principal es de asesoría en inteligencia a las unidades tácticas del Ejercito Bolivariano.
¿Cómo es su vida de asilada política?
Ha sido difícil, pero mi sacrificio es mi lucha para que mis compañeros militares entiendan que debemos colocarnos del lado de la verdad y la libertad.
Debemos, los militares, aprender a conquistar el miedo en un país donde se criminaliza el pensar diferente. Invito a la Fuerza Armada Bolivariana a que se ponga del lado de Constitución, para poder darle la alegría al pueblo de Venezuela de una patria libre y soberana.
¿Por qué tomo la decisión de salir de Colombia?
Solicité asilo en Colombia. Fueron tres meses sin respuesta. Los constantes seguimientos por parte de la inteligencia venezolana en Cúcuta y la situación de mis hijos me hicieron tomar la decisión.
Me siento muy mal, me quiero morir. Vendí los juegos de los niños y unas cosas para pagar el pasaje, pero nos robaron. Tengo la carta andina e informé que voy a pedir refugio y, por razones humanitarias, deberían dejarme llegar a mi destino, pero no me dejan seguir.
Imploro la ayuda de la Iglesia Católica. A veces quisiera irme a una embajada de Venezuela y decirles que ellos ganaron, y que me deporten a mi país.
Es muy injusta la indiferencia de todos ante mi situación y la de mis hijos. Estamos en un país extraño, sin un dólar.