Cuando el 9 de enero la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dijo sí al matrimonio entre personas del mismo sexo, el progresismo costarricense —que no es mayoría— jamás imaginó las consecuencias de tal declaración para el conservadurismo, que aun elige presidentes.
Hasta hoy, el gran ganador del fallo tiene un nombre: Fabricio Alvarado Muñoz, cantante evangélico y, de paso, candidato presidencial, que de ocupar un sexto lugar en las encuestas hace tres semanas, ahora las lidera.
No fue el discurso "provida" ni el llamado a restaurar Costa Rica lo que ha elevado a Alvarado, pues esa estrategia está en la mayoría de los aspirantes; fue la radicalización de su discurso. Al conocer la decisión del alto tribunal, Alvarado dijo, sin vacilaciones: "Pues si nos quieren imponer la agenda LGBTI, nos salimos de la Corte.
"No tengo nada que acatar porque no es un fallo ni es una resolución, ni es una sentencia, es una opinión provocada por este Gobierno, que envió la opinión consultiva a la Corte sabiendo cuál iba a hacer la respuesta de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, expresó, irónicamente, en un debate organizado por la iglesia católica.
El 11 de enero fue eso, y ya el 19 la reconocida encuestadora OPol lo registraba en un tercer lugar, pisando talones a un populista (Juan Diego Castro) y a una figura tradicional del partido (Antonio Álvarez Desanti). Ahora es el favorito para gobernar la tierra de la Pura Vida, o al menos, quien pasaría de primero a la segunda ronda, según los sondeos.
Alvarado Muñoz es, sobre todo, un cantante evangélico. Y pareciera que a punta de cantos y manejo de cierta lengua caribeña, pudiera vencer en los comicios. Tiene 43 años y estudios sin terminar de periodismo. Cosas de la vida: pudo trabajar como periodista gracias a esa misma Corte, que eliminó la colegiatura obligatoria para ejercer esa profesión en el país.
El salmista funge en la actualidad como diputado de la Asamblea Legislativa y terminará su período así, con aplausos de sus nuevos fanáticos. Y no precisamente por la gestión en la curul parlamentaria.
Un plan hecho a la carrera
¿Qué propone Alvarado? La respuesta está en un Plan de Gobierno de 56 páginas que tiene como lema Hagámoslo juntos. Lo que llama la atención desde un principio es que como especie de patrón, cada cuatro o cinco páginas de texto, aparece una foto con su familia: esposa e hija felices. Todos —se supone— soñamos con lo que él tiene.
A grandes rasgos se nota que el cristiano —como la historia de estos grupos en los últimos años en política nacional— estaba preparado para sacar un par, tal vez tres legisladores. Ganar no estaba contemplado. At all. Su plan lo delata.
Por ejemplo, propone que funcionarios del seguro de salud estatal "donen su tiempo" para eliminar las listas de espera. De manera gratis y opcional.
Además, en la página 49 hay un mensaje preclaro: los que nos critican son nazi fascistas. Ni malos, ni equivocados: nazi fascistas. Es decir, los gays, lesbianas, transexuales, progres, etc, están al nivel de Hitler.
Lo peor es que Alvarado Muñoz sabe hablar. Y que parece convencido de que puede liderar el Ejecutivo y convertirse en el salvador de Costa Rica.