Oscar Pérez, el policía venezolano que se declaró en rebeldía y decidió enfrentarse a la dictadura de Maduro, fue ejecutado, junto a siete compañeros, tras haber intentado la rendición.
Distintas informaciones y videos de la propia víctima evidencian que había entrado en negociaciones para la rendición con el cerco policial que le rodeaba, pero fue informado de que había órdenes de matarlo. Las pruebas son irrefutables, un disparo en la frente, al estilo mafioso.
El III Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949, relativo al trato debido a los prisioneros de guerra, en su Artículo 3, Conflictos no internacionales,establece:
"En caso de conflicto armado que no sea de índole internacional y que surja en el territorio de una de las Altas Partes Contratantes, cada una de las Partes en conflicto tendrá la obligación de aplicar, como mínimo, las siguientes disposiciones:
"Las personas que no participen directamente en las hostilidades, incluidos los miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y las personas puestas fuera de combate por enfermedad, herida, detención o por cualquier otra causa, serán, en todas las circunstancias, tratadas con humanidad, sin distinción alguna de índole desfavorable, basada en la raza, el color, la religión o la creencia, el sexo, el nacimiento o la fortuna, o cualquier otro criterio análogo.
"A este respecto, se prohíbe, en cualquier tiempo y lugar, por lo que atañe a las personas arriba mencionadas:
"a) los atentados contra la vida y la integridad corporal, especialmente el homicidio en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles, la tortura y los suplicios;
"b) la toma de rehenes;
"c) los atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes y degradantes;
"d) las condenas dictadas y las ejecuciones sin previo juicio ante un tribunal legítimamente constituido, con garantías judiciales reconocidas como indispensables por los pueblos civilizados.
"2) Los heridos y los enfermos serán recogidos y asistidos.
"Un organismo humanitario imparcial, tal como el Comité Internacional de la Cruz Roja, podrá ofrecer sus servicios a las Partes en conflicto.
"Además, las Partes en conflicto harán lo posible por poner en vigor, mediante acuerdos especiales, la totalidad o parte de las otras disposiciones del presente Convenio."
Venezuela firmó los convenios en 1958 y en 1988 firmó los Protocolos I y II.
Por esta acción, el Gobierno de Venezuela podría tener que responder ante los organismos internacionales de la ONU y especialmente ante la Corte Penal Internacional, el tribunal de justicia internacional permanente cuya misión es juzgar a las personas acusadas de cometer crímenes de genocidio, de guerra, de agresión y de lesa humanidad.
Para tratar de presentar a Pérez como un vulgar terrorista, sus asesinos le endilgan además la acusación de haber planeado hacer explotar un coche bomba en la embajada cubana en Caracas y de haber preparado un atentado a la vida del presidente Nicolás Maduro. Estas infamias y el tratamiento dado después al cadáver y a las exequias de Oscar Pérez, hacen el crimen más alevoso.
Lo único cierto es que en las acciones de carácter militar en las que había participado Pérez y por las cuáles se le buscaba, nunca hubo siquiera un herido.
Por su forma, a pesar de la distancia y las muchas diferencias en todos los sentidos, el acontecimiento recuerda la manera en que fue ejecutado extrajudicialmente Ernesto Guevara en Bolivia, luego de ser herido y rendirse a la voz de "soy el Che, valgo más vivo que muerto".
La orden de ejecutar al Che fue dada por el presidente boliviano, ex General Barrientos, en contra de los consejos e intereses de la CIA estadounidense, que ayudó en su captura y que lo quería vivo para explotar sus diferencias con Fidel Castro y la URSS, según declaraciones de Félix Rodríguez "El Gato", operativo de la CIA encargado de aquella misión.
Entonces, 1968, el Gobierno de Bolivia no había firmado esos convenios.Barrientos murió en un accidente de helicóptero, y otros militares bolivianos implicados en la ejecución murieron por atentados o en circunstancias complejas.
Maduro, Cabello y los otros que tuvieron que ver con la decisión de ejecutar extrajudicialmente a Oscar Pérez y sus compañeros, podrían o no ser juzgados por las leyes escritas en Ginebra en 1949. En el caso de los ejecutores del Che, actuaron otras leyes, no escritas.