El ministro de Agricultura Urbana de Venezuela, Freddy Bernal, dijo este jueves que 2.200 toneladas de pernil se encuentran retenidos en Colombia, luego de que Portugal negara las acusaciones del presidente Nicolás Maduro sobre falta de este alimento tradicional en Navidad que prometió repartir al pueblo, reporta EFE.
"Informo a Venezuela que 2.200 toneladas de pernil están retenidas en Colombia", dijo Bernal en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter, y señaló que "el saboteo no solo es" de Estados Unidos "al congelarle las cuentas a los que les venden comida al país".
"Ahora el Gobierno colombiano desde hace siete días mantiene retenido los perniles en la frontera de Paraguachón" (entre La Guajira y el estado venezolano Zulia), agregó.
Asimismo, el también encargado del sistema de distribución de alimentos del Gobierno venezolano, los denominados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), dijo en otro mensaje que "el 60% del pernil que hasta ahora" han distribuido "es gracias a la compra efectuada a los productores nacionales".
Según dijo, "el porcentaje programado fue saboteado" por Estados Unidos "y sus aliados comerciales en el mundo".
Grupos de venezolanos de zonas humildes han protestado en los últimos días en distintos puntos del país al no llegarles el pernil navideño prometido por Maduro para seis millones de familias que reciben el CLAP.
Según dijo Maduro este miércoles, la falta de perniles navideños se debe a un sabotaje por parte de Portugal, pero este país negó este jueves que tenga alguna responsabilidad en los fallos de abastecimiento de este producto y dijo que no tienen "ese poder de sabotear" la importación del alimento.
Adicionalmente, la empresa agroalimentaria portuguesa Raporal indicó que el Gobierno venezolano debe 40 millones de euros a varias firmas lusas por un cargamento de jamones navideños enviado en 2016.
El pernil: chispa de protestas
"Ni llegó en Navidad ni va a llegar en Año Nuevo", se quejaba Miriam durante una protesta en Caracas por la falta del tradicional pernil de cerdo en las cenas de diciembre de los venezolanos, asfixiados por la escasez y la espiral hiperinflacionaria.
Pequeñas pero múltiples manifestaciones se han registrado en la última semana en zonas populares de Caracas y otras ciudades, una chispa encendida porque muchas comunidades no recibieron los perniles que el gobierno prometió a través de un programa de venta de alimentos a precios subsidiados.
"Tenemos cuatro meses sin recibir las cajas de los CLAP (alimentos distribuidos por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción) y lo del pernil es un engaño", declaró a la AFP Miriam Brito, de 40 años y madre de una niña de siete.
Un centenar de vecinos bloqueaba con cuerdas, viejos neumáticos y escombros una avenida en una barriada del centro de la capital este jueves. "Queremos la caja y el pernil", se leía en un cartel de cartón que llevaba otra manifestante.
Junto a la hallaca, un tamal de maíz relleno con carne de res, pollo, aceitunas y uvas pasas, el pernil es el plato estrella de las comidas navideñas en Venezuela.
El ingreso mínimo de los venezolanos (salario más bono de alimentación) suma unos 450.000 bolívares (135 dólares a la tasa oficial y 4,5 dólares a la del mercado negro), lo que cuesta en la calle kilo y medio de carne de puerco.
Ello la hace inalcanzable para personas como Miriam, cajera en una pizzería cuyo sueldo apenas supera el piso legal.
Sin embargo, los CLAP comercializan el kilo a precios 30 veces menores.
'Nadie cree esos cuentos'
Si bien la ausencia del pernil ha sido el principal detonante de las últimas protestas en el país con las mayores reservas petroleras del mundo, las manifestaciones encuentran otros motivos en fallas en servicios básicos como agua y luz.
Así se propagan de polo a polo, desde la insular Porlamar en el norte hasta Ciudad Bolívar en el sur y desde Maracaibo, Barinas y Guanare en el oeste hasta Barcelona en el este, entre otras localidades.
El presidente Nicolás Maduro admitió problemas con la distribución de los perniles prometidos, pero las atribuyó a un sabotaje internacional a importaciones hechas desde Portugal.
Jesús Castellanos vive en el mismo barrio que Miriam y protestaba este jueves. "Prometió por televisión que iban a venir los perniles y ahora está echando el cuento de Portugal (...). La gente ya no le cree esos cuentos, ¡el pueblo no vive de puras mentiras!", dijo este zapatero de 64 años.
Allí, relataron manifestantes, llegaron perniles insuficientes para satisfacer a las 300 familias de la comunidad, y fueron entregados en una rifa. "Es una burla", se lamentó Miriam.