Justo es decir que los encargados de esta atípica Serie Especial sabían de antemano que jamás prendería en los aficionados. No obstante, se empecinaron en darle carácter oficial, con televisión incluida, sitio web actualizado, cansinas ceremonias previas a los partidos y demás boato.
Por el camino, y ya cerca a la docena de partidos jugados por cada equipo, la Serie se ha ido marchitado, producto de los numerosos factores que hemos mencionado en comentarios anteriores.
La palabra "entrenamiento" se ha ido quedando sola. Los vocablos "campeonato", "nueva selectiva" o simplemente "serie" se han desprendido del habla de directivos y organizadores y, como ya es natural, la Comisión Nacional, en su afán de justificar errores y haciendo gala de una infinita capacidad de improvisación, declaró de un plumazo que todos los records y estadísticas alcanzados hasta ahora no irán a los libros de anotaciones, ni se sumarán a los números históricos de ninguno de los participantes. Simplemente se olvidarán, pues quién ha visto un entrenamiento donde las estadísticas se compilen y archiven para la posteridad.
Por otro lado, Víctor Figueroa, uno de los preparadores físicos de los preseleccionados, declaró hace unos días: "hay que seguir trabajando en las diferentes situaciones tácticas, como el bateo y corrido, adelantos en primera, robos de base y otras cosas que golpean nuestro béisbol". Pero si esto es un entrenamiento, tal y como ahora se declara, ¿cómo es posible que las acciones referidas por Figueroa sean casi nulas durante los partidos?
¿Por qué ningún integrante de nuestro último equipo nacional toca la bola para ensayar los sacrificios? ¿Quién explica los porcientos tan bajos de intentos de robo de bases (solo un integrante de la selección, Roel Santos, ha salido al robo en una ocasión)? ¿Qué justificación tienen las bases por bolas intencionales en un entrenamiento, donde la idea es consumir la mayor cantidad de turnos al bate y desarrollar estrategias ofensivas?
El equipo Occidentales ha intentado el robo 13 veces en diez partidos (1.3 por juego), mientras los conjuntos Orientales y Centrales lo han hecho en solo siete oportunidades, en nueve y 11 juegos respectivamente (menos de una por encuentro).
Los Occidentales apenan han practicado el toque de bola en ocho ocasiones, los Centrales en cinco, y los Orientales en dos. Mientras, los Occidentales han recibido bases por bolas intencionales once veces, por seis los otros dos conjuntos.
A estas alturas, nadie tiene claro qué tipo de campeonato tenemos. Mientras los directivos se ponen de acuerdo y la Comisión se prepara para nuevas medidas, continua el agotamiento generalizado, el desinterés colectivo y el derroche de recursos. Nos vemos en el estadio.