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sociedad

Roberto Zurbano llama al activismo antirracista a no dejar su misión social en la cuarentena

'La post-pandemia no augura mejoras materiales y hay que trabajar por una equidad social más puntual que la igualdad conocida y conquistada', reflexiona.

La Habana
Roberto Zurbano.
Roberto Zurbano. negra cubana tenía que ser.

El escritor y activista cubano Roberto Zurbano hizo una reflexión en tiempos de pandemia tras la que invitó a no poner la misión social del activismo antirracista en cuarentena y realizar gestiones "por la equidad en todas sus emergencias posibles" ante la creciente desigualdad social imperante en Cuba.

Zurbano mencionó que si normalmente trabajan "en contextos y con recursos precarios, ahora no queda otra opción que reducir la movilidad", pero "sin desmovilizar la agenda crítica, olvidar la base social ni a quienes despliegan las acciones concretas" que definen su misión social.

"Es paradójico que un núcleo de activismo evite incidir en espacios comunitarios; allí donde esa labor no tiene un impacto mediático, pero sí una incidencia en la vida de tres o diez personas o familias necesitadas", señaló en un artículo publicado en el blog Negra cubana tenía que ser.

Zurbano fue víctima de una campaña de descrédito en los medios oficiales por publicar un texto de opinión en el diario The New York Times donde aseguró que, para los negros cubanos, la revolución socialista no había empezado.

"Si alguna de esta gente se enferma en Cuba, serán tratados sin menoscabo de su condición racial, quizás por hábiles profesionales de su mismo color de piel, merecedores de aplausos y honores", valoró el intelectual, pero aclaró que "antes y después del hospital está la vida difícil en solares, barrios insalubres y albergues temporales donde se hacina la esperanza, quinquenio tras quinquenio".

"Y allí se debe ofrecer alivio, respuestas y políticas públicas que completen la ingente labor de la medicina preventiva o el empeño intensivista (…) Es aquí y ahora donde el activismo antirracista debe sumarse: la post-pandemia no augura mejoras materiales y hay que trabajar por una equidad social más puntual que la igualdad conocida y conquistada", añadió.

Llamó a las organizaciones a "unir esfuerzos y conocimientos, asumir nuevas y buenas prácticas en labores comunitarias donde es insuficiente el trabajo de una sola institución".

"Activismo es también responsabilidad asumida a tiempo, solidaridad compartida y ejercicio de preocupación consciente por gente que conocemos o debemos conocer mejor. Es momento de mirar hacia adentro y hacia otros colectivos antidiscriminatorios que quizás, comparten la misma preocupación dentro de la Isla", consideró.

"Es romper los límites impuestos a nuestra labor e insertar nuestro trabajo donde más se necesite. Ahora solo pensamos en aquello que depende de nosotros y en lo poco que podemos ayudar, evitando desgastarnos inútilmente, siendo discretos en un contexto de emergencia, identificando cualquier ruido que lleve a confrontarnos, confundir o desmovilizar por algún tiempo nuestra agenda social", alertó.

Más adelante, el intelectual sostuvo que "hoy es clave saber adónde pertenecemos y con quien podemos contar".

"Las organizaciones antirracistas surgen de una urgencia, crecen en la insurgencia y reivindican necesidades legítimas. Su cohesión nace del ejercicio colectivo, de propuestas transformadoras que se prueban en el camino, de prácticas exitosas o sonados fracasos, y del respeto común entre compañeros de viaje. No somos, ni pensamos como institución caritativa, empresa o partido político, sino desde un potencial justiciero que nos junta y empina sin cuotas obligatorias de fe, moneda o consigna", reflexionó.

"La gestión más urgente del activismo hoy es la equidad en todas sus emergencias posibles, ante la creciente desigualdad social. Ya sabemos por qué el 'Quédate en tu casa' no sirve a tanta gente impactada, otra vez, en su difícil cotidianidad y vemos cómo pierden paciencia, modales y esperanzas en la cola para comprar alimentos", lamentó.

Para Zurbano, "ese proceso de devaluación es anterior a la pandemia y la trascenderá, si perdemos la perspectiva crítica y ponemos nuestra misión en cuarentena. El mejor activismo nace en el diálogo cotidiano y responsable con la gente de a pie y enseña que no se deben aplazar las necesidades ni se puede bajar la guardia nunca, ni siquiera ante la pandemia".

"Y que las formas de lucha cambian según el contexto, pero no desaparecen porque las opresiones funcionan en permanente lógica de reproducción y no se detienen. Los sexistas, neo-racistas, elitistas, censores, depredadores y otros discriminadores son peores que los virus, mutan y reciclan viejas tácticas. Urge replantear la batalla, unir fuerzas, crear espacios, alianzas y estrategias sin perder el horizonte; sin parar nuestras luchas. No vamos a parar. Mañana será tarde", concluyó.

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