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Sociedad

Promesas vs. realidades: el tornado y un Estado en bancarrota

El Gobierno cubano asegura que subsidiará la reconstrucción de las viviendas, pero los damnificados no se fían.

La Habana

El tornado le robó a Maira lo poco que tenía. Una casa de madera y teja francesa que se conservaba casi como la heredó de sus abuelos, y en la que malvivía junto a su hijo pequeño.

El niño la besa en la mejilla y sale corriendo hasta la cocina comunal gratuita que abrió la iglesia bautista de calle Martí, municipio Regla; va a buscar en dos jabas de nylon el almuerzo de hoy.

"Hasta los pozuelos volaron de esta casa", dice Maira y se deja caer en una silla plástica en medio del espacio que ocupaba la sala. El sol calienta las tablas y los restos de tejas en el piso. "Por suerte, nos fuimos al apartamento de una amiga, cerca de la bahía. Ahí no ocurrió nada".

El regreso de Maira fue duro, pero igual de perturbadores han sido sus intentos por conseguir materiales para rehacer parte de la casa. "No podemos quedarnos para siempre donde mis amistades, y aunque estoy sola con el niño algunos compañeros de trabajo y vecinos se han ofrecido para poner la mano de obra", cuenta, "Pero faltan la arena, el cemento, el recebo".

La directora general de Atención Institucional del Ministerio de Finanzas y Precios, Lourdes Rodríguez, aseguró que para facilitar el acceso a los materiales de la construcción a los damnificados "se ha decidido bonificar en un 50 por ciento el precio de estos insumos. Y será el Presupuesto del Estado el que respalde esta rebaja con los recursos planificados para el año".

"De igual forma, por las fuertes afectaciones reportadas en los depósitos de agua, se determinó la rebaja del 70% del precio de los tanques que se comercializan con este fin, medida implementada solo para los damnificados", reportó el diario oficial Granma.

En conferencia de prensa, Rodríguez comunicó que para implementar esto es preciso identificar a todos los damnificados, así como las tipologías de las afectaciones. Cinco días después del tornado, aún ningún funcionario ha pasado por la vivienda de Maira a realizar el levantamiento técnico, o ha visto los ojos desesperados de su hijo dándole mordiscos a la carne del almuerzo.

440.000 dólares para miles de habaneros por subsidiar

Las modalidades de pago de los materiales constructivos se realizarán, según las autoridades, "en dependencia de la capacidad económica de cada persona".

"Podrán cubrir los gastos con efectivo, crédito bancario, bonificaciones parciales, la combinación de algunas de estas alternativas o mediante subsidios". Pero tendrán que pagar.

Horacio, frente a lo que queda de su casa, se pregunta qué hará: las peticiones de subsidios serán interminables (solamente en su cuadra las 11 familias que viven allí necesitan uno).

Para mayores males, Horacio acababa de invertir los ahorros de su vida. Había terminado un segundo cuarto en el patio de su vivienda, próxima al cementerio de Regla, con el que arrasaron los vientos de 300 kilómetros por hora del tornado.

"No tengo ni dónde caerme muerto. Nada, nada", masculla. "¿Cómo voy a costear los materiales? Si pido un crédito bancario voy a endeudarme hasta que me muera".

Tampoco por su cuadra ha pasado técnico alguno efectuando el levantamiento del desastre. Con pocas esperanzas ya, es posible que Horacio venda su terreno y acepte la propuesta de su hijo de mudarse con él a Matanzas.

Dentro de su desgracia, Horacio es afortunado: tiene una opción B. La mayoría de las víctimas no tendrán tanta suerte, menos con los números que maneja el Gobierno.

Once millones de pesos. De esa cifra (unos 440.000 dólares al cambio actual) dispone La Habana para costear subsidios, según la directora de Finanzas en la capital, Grisel de la Nuez.

La cantidad de viviendas dañadas, entre afectaciones parciales o totales, ronda las 900. El cálculo arroja tan solo 488 dólares disponibles por casa.

Ni Maira, ni su hijo, ni el viejo Horacio son ingenieros, arquitectos o proyectistas, pero saben que esos tres dígitos son tan insuficientes para alzar lo que cayó, como inútil es poner las ilusiones en palabras de un Estado en bancarrota.

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