"Si por mí fuera no sembraba más tabaco, llevo tres cosechas y no he ganado nada. Todavía trabajo para pagar la deuda con el banco", se queja Hugo, un tabacalero decepcionado de Mayarí, Holguín.
"Voy a sembrar un poco porque ya hice contrato, pero el resto lo siembro de 'yuca de puercos', que da más negocio y es más seguro. El tabaco es muy riesgoso y los precios no ayudan", comenta.
Otro productor, Gregorio, destruyó su rancho y vendió los materiales para saldar su deuda. "Ya no sembraré más tabaco", asegura, y su vega hoy está plantada de yuca para puercos, una variedad de consumo animal mucho más productiva que la de consumo humano y con gran mercado entre los criadores.
"Cuando la empresa (la estatal Tabacuba) dejó de comprar el tabaco verdaderamente 'afectado' a 292 pesos el quintal (30% del costo de producción), lo entendimos", dice este productor. "Pero entonces le pusieron ese precio a la tripa y acabaron con nuestras ganancias".
"Es el tabaco que ahora llaman 'afectado' porque no da capas de revestimiento, pero sirve para el interior de tabacos torcidos y cigarros. Hasta hace tres años esa calidad la pagaban a entre 900 y 1.500 pesos, pero ahora lo pagan a solo 292 pesos. Por eso dejé de sembrar, es muy abusivo", explica.
"Ningún tabaco que no esté podrido, es decir, que sea comercial, debe bajar por lo menos de mil pesos el quintal, ya que el costo ronda los 850 pesos", añade Gregorio.
"Ese precio tan bajo produce pérdidas a los productores. Luego la empresa le saca miles y miles de pesos fabricando cigarros o exportándolo, y el hombre que lo produjo en el surco queda endeudado. No es justo", critica.
"Mientras no cambie ese precio, producir tabaco es regalar el trabajo al Estado y lo más probable es quedar con deudas", insiste. "Hay que tener mucha suerte para ganar algo".
"Todo el mundo está disgustado y la mayoría no quiere sembrar más tabaco o siembra solo un poco para no arriesgarse. El resto de la tierra se siembra de yuca, que es lo que da más negocio ahora", señala.
Es una historia que se repite de campesino en campesino. Annier, un joven productor, es uno de los que este año no va a sembrar tabaco. Asegura que quisiera hacerlo, pero no puede trabajar por gusto.
"El tabaco da mucho trabajo y se arriesga mucho dinero como inversión. Si quitan el precio de 292 pesos enseguida vuelvo a sembrar. Tengo una gran inversión en casa de cura y cujes, ojalá resuelvan ese problema. Nadie puede trabajar para perder", comenta.
El crecimiento exponencial del cultivo del tabaco en Mayarí se ha visto truncado. Partió de solo 20 hectáreas hace una década y creció hasta la campaña 2016-2017, sobrepasando las 200 hectáreas, con gran motivación de los productores.
En la pasada campaña (2017-2018) la empresa estatal Tabacuba pretendía alcanzar 250 hectáreas, lo cual no fue posible por las adversidades climatológicas (exceso de lluvia), que unidas a los muchos problemas burocráticos y al precio injusto, terminaron desestimulando a los productores. Fue la gota que colmó la copa.
Se calcula que será difícil sobrepasar las 100 hectáreas en esta contienda (2018-2019).
Tras el endeudamiento, acrecentado el pasado año por las lluvias excesivas, hubo problemas con el cobro del seguro y ahora el estatal Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) ha negado financiamiento a la mayoría de los productores morosos, que a la vez dependen del crédito para seguir produciendo y pagar la deuda. Sin hablar de las demoras que sufren aquellos a los que se les ha concedido el dinero.
Y mientras se desgastan en estos embrollos del "bloqueo interno", el cultivo de la yuca de puercos sustituye los conucos de tabaco. El quintal se vende a 70 pesos y una hectárea puede tener un rendimiento de hasta 300 quintales, lo cual representa un monto de 21.000 pesos.
Tiene además ventajas adicionales como una inversión de menos del 10%, poco laboreo, mercado seguro por la gran demanda y la posibilidad de no pasar por la cooperativa, al comercializarse de persona a persona. Sin dudas es más atractivo ahora que el tabaco.
Ya se está presionando oficialmente a las cooperativas para que "hagan trabajo político-ideológico" y "convenzan a los campesinos de que no abandonen el tabaco", por lo importante que es para la economía nacional.
Y como Acopio no comercializa esa variedad de yuca para puercos, pretende exigir a los campesinos que "entreguen puercos", a pesar de que ellos normalmente no los crían de manera comercial. Solo venden la yuca.
Una estrategia realista para estimular nuevamente el cultivo del tabaco en Mayarí debe, en primer lugar, eliminar el precio injusto del tabaco de tercera y, en segundo lugar, el exceso de trabas burocráticas entre el banco, la empresa de seguro y Tabacuba, que entorpecen las gestiones de crédito e insumos en tiempo y forma. Además de robar un tiempo vital al campesino que se deja de emplearlo en el surco, donde realmente sería productivo.