Los días de "gloria" de la Tribuna Antimperialista José Martí de La Habana parecen haber llegado a su fin. Hace ya un año, las ruinas y los escombros marcan a este sitio que en algún momento fue el centro de los actos políticos y culturales más importantes de la capital cubana y de Cuba, reportó CubaNet.
Las penetraciones del mar y los fuertes vientos asociados al paso del huracán Irma en septiembre de 2017 causaron estragos a la instalación, situada frente a la Embajada de Estados Unidos y al lado del icónico malecón habanero.
"En una reunión nos informaron que las obras de restauración demorarán porque no hay presupuesto para cubrir los gastos", dijo, bajo identidad reservada, uno de los técnicos de luces que trabajó en varios actos celebrados en esa instalación.
Unido a las afectaciones que produjo el fenómeno meteorológico, el deterioro constructivo de la instalación se incrementó cuando "la gente venía y arrancaba las baldosas, las instalaciones eléctricas, los marcos de las puertas y otros materiales que después utilizaban en la construcción de sus casas", asegura Gladys Rodríguez, una vecina del lugar.
Por ahora se ha cercado el área del escenario para impedir la entrada de personas al sitio. Sin embargo, el hedor a orina y a excrementos se sienten en este lugar donde alguna vez actuaron músicos como el dúo británico-australiano Air Supply, los puertorriqueños Olga Tañón y Calle 13, el británico Rick Wakeman y los norteamericanos Kool and the Gang, Audioslave, DJ Diplo y Major Lazer.
En otras circunstancias el sitio hubiera sido reparado en poco tiempo, como sucedió en octubre de 2005, después de que sufriera daños similares ocasionados por el huracán Wilma. "Recuerdo que en esa ocasión la Tribuna quedó destrozada, pero la restauraron en menos de dos meses", dijo Rodríguez.
La Tribuna comenzó a construirse el 15 de enero de 2000 en el antiguo parque habanero 4 de julio, a solicitud de Fidel Castro, quien exigió que debía ser fuerte y estar bien diseñada.
La obra estuvo lista en 80 días, 100 menos de los previstos, después de un arduo e ininterrumpido trabajo con jornadas de 24 horas en las que participaron 1.988 obreros, técnicos, arquitectos e ingenieros de varias provincias del país.
Entre los elementos que la componen están diez torres verticales de acero y cuatro arcos del mismo material, colocados de mayor a menor desde el escenario, y a una elevación de 26 metros el más alto y 16 el más bajo. Las torres y los arcos están montados sobre dados de concreto de dos metros de alto. Todo encima de un piso que fue concebido con los colores rojo, azul y blanco, de la bandera cubana.
La prisa de Fidel Castro por finalizar la tarea implicó la interrupción de otras obras sociales planificadas, cuyos materiales y fuerza de trabajo fueron desviados no sólo para la terminación en tiempo récord de la Tribuna, sino también para su restauración cada vez que fue necesario.
Esta obra disgustó a las personas que presentaban problemas constructivos en sus viviendas en La Habana.
"Sigue siendo frustrante recordar cómo se utilizaron materiales de la construcción de primera calidad en una obra con fines políticos, solo para llenar el ego de Fidel en detrimento de los miles de cubanos necesitados de una vivienda", lamenta Llópiz.
El fondo habitacional cubano está notablemente afectado. Un informe presentado en la comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos y de Industria, Construcciones y Energía por Vivian Rodríguez, directora general de Vivienda del Ministerio de la Construcción, arrojó que el país cuenta con un fondo habitacional de 3.811.002 viviendas, y mostró un déficit superior a las 880.000 casas al cierre del año 2016, incrementándose en 30.000 con respecto al año anterior.
Como si la inversión en la Tribuna Antimperialista hubiera sido poca, a Fidel Castro no le satisfizo el gasto de su construcción y, seis años después de inaugurada, ordenó colocar 138 mástiles detrás del escenario. Los trabajos comenzaron el 24 de enero de 2006 y al cabo de 12 días se izaron las banderas por primera vez.
Es una opinión generalizada que fue un error invertir tantos recursos en un lugar expuesto a la furia del mar. "Aunque la reconstruyan una y otra vez, la Tribuna no tiene protección y siempre será arrasada por los eventos meteorológicos. Los recursos empleados en su restauración serán dinero tirado al mar", comenta Llópiz.
Por ahora, la explanada de la Tribuna se ha convertido en un improvisado campo de fútbol, donde los niños y jóvenes aprovechan este espacio vacío para pasar el rato.
Después de la 'encarnizada' lucha 'antimperialista' alentada por Castro, con oradores desde la Tribuna que pronunciaban enérgicos discursos antinorteamericanos que fueron amplificados con potentes bocinas y transmitidos en cadena nacional de radio y televisión para todo el país, e interminables Marchas del Pueblo Combatiente; ahora, en lo que era aquel campo de batalla, se observa, según Mercedes Pérez, "una Tribuna Antimperialista derrotada y destruida, mientras que a escasos metros, la Embajada de Estados Unidos, con sus 65 años, luce firme, victoriosa y como nueva".