Los misteriosos hechos que han afectado a diplomáticos estadounidenses en Cuba y más recientemente en China parecen "una campaña deliberada" para hacer daño, considera The Washington Post, que llama en un editorial a presionar a ambos regímenes y obtener "una respuesta urgente y sin límites".
El diario estadounidense recuerda que cuando ocurrieron los primeros ataques en la Isla a fines de 2016 , "las causas fueron misteriosas y las circunstancias extrañas", la especulación era pobre y no se sabía que si "los ruidos extraños y los efectos negativos que siguieron" eran producto de "un arma acústica o algo más".
"Recientemente, ha surgido un conjunto similar de circunstancias en Guangzhou, China, y se ha confirmado otro caso más en Cuba. Las causas aún son desconocidas. Pero los informes continuos de lesiones requieren una investigación y respuesta urgentes y sin límites", señala.
Para The Washington Post, "el hecho de que ocurra de forma paralela en China hace que parezca menos una inadvertencia o un equipo con mal funcionamiento, como algunos especulaban, y más como una campaña deliberada para dañar a los diplomáticos".
EEUU calificó el evento de Cuba como un "ataque a la salud" y ahora emitió dos advertencias sanitarias por separado para los estadounidenses en China. Quien experimente "cualquier síntoma o evento físico inusual e inexplicable, fenómenos auditivos o sensoriales u otros problemas de salud", dijo el Departamento de Estado, debe buscar atención médica.
El artículo hace un recuento de lo sucedido. En total, 25 diplomáticos estadounidenses y familiares se han visto afectados en Cuba, junto con diez canadienses que reportaron síntomas similares.
En China, el 16 de mayo se descubrió que un empleado estadounidense del consulado en Guangzhou sufrió heridas similares, y un número no revelado de otros miembros del personal consular y familiares fueron evacuados para realizar más pruebas.
Los diplomáticos informaron haber escuchado ruidos extraños, como canicas cayendo y rodando por el suelo, el sonido de grillos, estática y las reverberaciones que se sienten cuando la ventanilla de un carro en movimiento está abierta, seguidas de enfermedades, incluidas lesiones cerebrales traumáticas leves o conmoción cerebral.
"Todavía hay un caso más de La Habana que está siendo evaluado pero aún no está médicamente confirmado", añade.
Para The Washington Post, es normal que "los diplomáticos en el exterior se enfrenten rutinariamente a peligros y riesgos para la salud", sin embargo opina que "EEUU no puede ni debe tolerar una campaña de daños contra sus empleados".
"Toda la experiencia en el gobierno de los EEUU, incluida la medicina forense, la ingeniería, la inteligencia y la detective, deben implementarse para descubrir qué está sucediendo. Los anfitriones, Cuba y China, son regímenes autoritarios con sistemas de vigilancia pesados. Escuchan el sonido de una caída de alfiler", subraya el artículo.
En tal sentido demanda que ambos "deben ser presionados para una cooperación genuina".
"Si un tercer país está llevando a cabo los ataques, se debe encontrar y rendir cuentas", concluye.
En una reciente reunión en Washington entre funcionarios de alto nivel de los dos países, el Departamento de Estado de EEUU dijo que planteó de nuevo el asunto, que ha causado una considerable reducción del personal en la embajada estadounidense en La Habana.
El máximo representante cubano en el encuentro le dijo a la agencia AP tras la sesión que objetaron la descripción de los incidentes como "ataques".
Apuntó que ni los expertos estadounidenses ni los cubanos habían podido determinar la causa de los síntomas. Repitió preocupaciones de que el Gobierno de Trump esté usando los incidentes como excusas para reducir el acercamiento entre los dos gobiernos iniciado con la Administración de Barack Obama.
En una declaración, el MINREX dijo que llamó al Gobierno estadounidense a "desistir de la continua manipulación política de los alegados casos de salud". Su delegación demandó además el levantamiento de la que calificó de "arbitraria" alerta de viajes y que "obstaculiza los intercambios científicos, académicos, culturales, religiosos y empresariales y las visitas de estadounidenses".