Alrededor de 80 familias residentes en la "comunidad de tránsito" Nueva Creación, en Arroyo Naranjo, La Habana, están desesperadas por los disímiles problemas que padecen y claman por ayuda de las autoridades.
Se trata de personas que vivien en este lugar albergadas tras perder sus viviendas en derrumbes y otros sucesos. "Comunidad de tránsito" es un eufemismo que utiliza el Gobierno para ocultar el drama social.
La gravedad de las tupiciones en el sistema de cañerías ha provocado un desbordamiento de aguas albañales, que llega hasta el interior de los cubículos en que viven. Las familias hacinadas dentro de ellos sufren las inundaciones, sobre todo en días de lluvia, y temen por su salud.
"Hay un niñito en estado de gravedad por una infección que cogió en un oído, según dijo la doctora", comentó Ana Maris Puig Gómez. "Hay que ver esto cuando llueve y todo se desborda con excrementos".
Los cortes del fluido eléctrico a causa del recalentamiento de las líneas se han vuelto cotidianos. La Compañía de Electricidad no soluciona los problemas. Según los residentes, los funcionarios dicen no tener permiso para laborar dentro de las comunidades de tránsito.
"Los cables están directos y, en las tardes, cuando prendemos los cacharros, los cables se recalientan", explicó Ileana Rodríguez Vázquez, una residente. "Han venido hasta los bomberos por los cortes eléctricos que siempre ocurren. Después, nosotros aquí tenemos que arreglarlo todo".
La única cisterna del albergue ha sido clausurada, por lo que los habitantes tampoco tienen acceso al agua potable de manera regular.
Hace un año, la Dirección de Albergues ubicó a un nuevo administrador al frente de esta comunidad de tránsito. "Pero no le dan recursos para hacer frente a los problemas", comentaron los albergados.
Todo esto ha hecho que los habitantes de Nueva Creación crean padecer un mal irremediable. Aunque llegaron al lugar como algo provisional, algunos llevan allí dos décadas y ya no tienen esperanzas de salir.
"Hace 18 años llegué con mi hija en los brazos. Se suponía que íbamos a estar unos meses, pero ya tengo una nieta que nació aquí. Mis esperanzas de que me den una vivienda se esfumaron hace tiempo", se lamenta Lázara Gavilán Montes de Oca.
"Somos un núcleo de 14 personas, pero ahora en el cubículo vivimos nueve", explica Darlenis Quintana Galán. "Mi hermana y yo dormimos en la misma cama con una de mis hijas. Mi otra hija duerme en la misma cuna junto a mi sobrina".
En la comunidad Nueva Creación reside una amplia población de niños y ancianos.
Arroyo Naranjo, municipio en el que se ubica, es reconocido por las autoridades como uno de los de mayores índices de pobreza y marginalidad en la capital.
Los residentes de esta comunidad de tránsito llevan varios años pidiendo ayuda a dependencias como Albergues, Vivienda y al Poder Popular, sin recibir respuesta satisfactoria.
Según algunos residentes, en más de 20 años la "comunidad de tránsito" nunca ha recibido una reparación estatal.