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Periodismo

El Gobierno bloquea el acceso a la revista online 'El Estornudo'

Los censores continúan su cruzada contra el periodismo independiente y el bloqueo a la libre expresión en internet.

La Habana

El Gobierno sumó otro sitio informativo independiente al saco de la censura al bloquear el acceso directo a la revista de periodismo narrativo El Estornudo desde Cuba.

En un editorial publicado este lunes, el medio describe la acción del régimen como una "recompensa" por el "pequeño pero íntegro ejercicio de resistencia" que ha venido realizando en dos años (que cumple el 14 de marzo) de "crónicas, fotorreportajes, ensayos, ilustraciones y columnas de opinión".

"(…)El Gobierno cubano ha decidido bloquear el acceso directo a la revista desde el territorio nacional, haciéndonos perder no solo una suma considerable de lectores, sino también una buena parte de nuestros lectores fundamentales, aquellos para los que El Estornudo probablemente cumplía una función más vital, ciudadanos que padecen la grisura informativa de los medios de propaganda del Estado y buscan con denuedo el relato verídico y honesto de un país que se asemeje al país en el que realmente viven y vivimos, gobernado hasta hoy con ineptitud y puño de hierro", lamenta.

Para el medio, "es un gesto que, de algún modo, no sorprende" y pone el ejemplo de muchos otros sitios de prensa independiente bloqueados en la Isla, entre ellos DIARIO DE CUBA, CiberCuba, 14ymedio o Café Fuerte.

"A pesar de que ese es ya el estado natural de las cosas, debemos seguir recordando que la censura es arbitraria y forzosa, la privación del derecho básico de hablar y existir, la clausura profundamente injusta de la pluralidad de criterios y pareceres", señala El Estornudo.

Para la revista independiente, "el ejercicio del periodismo como discurso crítico del poder, escalpelo de los conflictos y pulsaciones de la política y la sociedad y testimonio y archivo del tiempo y la memoria histórica es intransferible e innegociable, no importa que las condiciones para que ese ejercicio se lleve a cabo sean cada vez más precarias o adversas".

Sostiene que, sin embargo, hay "un único terreno donde por lo pronto los actos de la dictadura no pueden ganar o imponer su lógica de exclusión: el lenguaje" y aseguran que la medida "no va a modificar un ápice" su línea editorial ni "lograr que El Estornudo dialogue con el poder político en los términos que el poder político espera".

"No vamos a descender a esa forma conciliatoria y pusilánime del discurso en el que hacemos periodismo casi como si pidiéramos perdón, dando explicaciones gratuitas al represor en vez de exigírselas, o purgando con medias tintas una suerte de castigo hasta que alguien considere que hemos entendido la lección y decida nuevamente levantarnos el cerco", declara.

"Tampoco vamos a responder con descalificaciones incendiarias, con un aumento del tono apelativo, volviéndonos nosotros mismos la noticia, asumiendo pasivamente el rol de víctimas, restringiendo nuestra agenda informativa y convirtiéndonos, de esa manera, en el tipo de prensa enfática y militante tan funcional a los intereses del gobierno, jugando en los predios impuestos por el régimen de La Habana", agrega el editorial.

El medio asegura que seguirán demostrando que "Cuba es un país largamente envuelto en una grave crisis moral, económica y social que no parece tener fin" e insiste "el país es un escenario mucho más rico, plural, diverso y subversivo que el que sus dirigentes quieren que sea".

"Nos interesa la política, el poder, el Partido Comunista o Raúl Castro en la medida en que están presentes, influyen, perjudican y tantas veces determinan la vida de los cubanos; como un medio de acceso a la realidad, no como el fin de esta. Huimos de la sinonimia entre Gobierno y país, pues consideramos que sería entregarle al Gobierno más territorio del que merece", expone.

Defiende que su editorial "está escrito para una sola persona y esa persona es el Censor, quien único conoce en sentido estricto el tamaño de la ignorancia del resto de los cubanos. El Censor es el erudito de los estados totalitarios, el gran sabio apostólico de las sociedades negadas a sí mismas".

"Hay un punto de ironía en el hecho de que nos puedan y deban seguir leyendo justo quienes no quieren que los demás lo hagan. Mientras alguien sigue leyendo algo, ese algo debe seguir existiendo. El Censor justifica así la presencia de aquello que quiere borrar, es decir, no puede desaparecer del todo aquello a lo que él mismo le da vida (…)".

"En un país donde no pueden circular publicaciones impresas fuera de los márgenes del Estado, donde el acceso a internet es sumamente limitado, y donde luego bloquean la dirección de tu medio de prensa para que ni siquiera a través de ese acceso limitado lleguen a leerte, hemos de recordar que esta revista también existe para que los cubanos puedan enterarse mañana de qué les sucedía hoy", concluye El Estornudo.

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