Uno de los 22 estadounidenses confirmados médicamente que resultaron heridos por los ataques en La Habana dijo a CBS News que sus denuncias fueron "ignoradas por el alto cargo de la embajada y altos funcionarios del Departamento de Estado en Washington por meses".
Este funcionario que no está autorizado para hablar con periodistas es la primera víctima en dar declaraciones a los medios.
"Sé que estaban tratando de ocultar los ataques. Lo que más me molesta es cuando la gente intentó desesperadamente proteger a otras personas y fueron ignoradas", lamentó.
De acuerdo con esta víctima que guardó anonimato, el Departamento de Estado "presionó" a algunos funcionarios de la embajada estadounidense heridos por los ataques para que permanecieran en la Isla, en lugar de restringir sus tareas, y "esperó demasiado tiempo" para retirar personal no esencial y a todas las familias de La Habana el 29 de septiembre.
"¿Por qué tomó tanto tiempo sacar a los cónyuges y a los niños de allí? No sé cómo pueden justificar dejar a nadie ahí en este momento, desde una perspectiva de seguridad", se preguntó esta víctima que habló con CBS.
Asimismo, criticó el tratamiento inicial ofrecido por los médicos en la Universidad de Miami en EEUU y también en La Habana que calificó de "superficial e incompleto".
Según CBS, los estadounidense afectados por los ataques están siendo tratadas actualmente por neurólogos de la Universidad de Pensilvania después de quejarse de dolores de cabeza, incapacidad para recordar palabras y frases comunes, pérdida de audición, problemas de visión y otros problemas de salud.
El funcionario que habló con CBS se quejó de "escuchar sonidos muy fuertes como un insecto y un sonido parecido al láser, pero también cree que otros ataques ocurrieron silenciosamente durante la noche".
Esta víctima, además, sostuvo que los ataques tuvieron lugar en las viviendas del personal de EEUU en La Habana, en habitaciones de hoteles y en la propia embajada.
"Si puede suceder en nuestros hogares, si puede suceder en la embajada, puede ocurrir en cualquier lugar", dijo la víctima.
El Departamento de Estado insiste en que ha tomado los incidentes en serio: "Nuestro enfoque desde el comienzo de estos incidentes ha sido en la salud y el bienestar de nuestro personal. Ellos siguen siendo nuestra prioridad", dijo a CBS News un portavoz del Departamento de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental.
La portavoz de la ONU, Heather Nauert, dijo a la prensa la semana pasada: "No queríamos traer a nuestra gente a casa, querían estar allí, sirviendo a los ciudadanos estadounidenses y también a la comunidad cubana y aquellos que quieren venir aquí a Estados Unidos. Lamentable realidad es que simplemente no podemos asumir ese riesgo con la seguridad de nuestros estadounidenses".
El Departamento de Estado de EEUU informó a principios de agosto que su misión en la embajada de La Habana había experimentado síntomas físicos causados por "incidentes" no especificados que comenzaron a finales de 2016. Y a principios de septiembre notificó más "incidentes" de este estilo que tuvieron lugar en agosto.
Sobre estos ataques, poco se sabe hasta ahora: los sitios donde tuvieron lugar (las viviendas del personal diplomático, los hoteles Nacional y Capri), un número de afectados (22 estadounidenses y cinco canadienses), presuntas afectaciones médicas como pérdida de la audición, así como la descripción de lo que oyeron los afectados: un ruido "alto y ensordecedor, similar al zumbido creado por los insectos o a un metal arañando el suelo.
Estos ataques han conllevado la decisión de EEUU de recortar las misiones consulares de La Habana y Washington. Los cubanos ya no podrán solicitar visados en la embajada de la capital y tendrán que viajar a un tercer país para hacerlo —lo que representa un problema para los nacionales de la Isla que solo pueden viajar sin visado a una veintena de países—.