La prensa estatal cubana acusó este domingo a Estados Unidos de "imprudencia", "irresponsabilidad" y de buscar "un choque con daños mayores" tras la decisión de Washington de reducir drásticamente el personal de su embajada en La Habana a causa de los "ataques" de naturaleza desconocida sufridos en la Isla por 21 diplomáticos de ese país, reporta EFE.
"De marcha atrás y sin razones", tituló a toda portada este domingo el diario oficial Juventud Rebelde e ilustró el texto con una fotografía en la que se ve una fachada con las banderas de Cuba y Estados Unidos, una imagen poco común en la prensa de la Isla.
"Para este fin de semana las luces traseras de Washington enfocaron en Cuba con imprudencia e irresponsabilidad, buscando un choque con daños mayores, porque algunos de los copilotos que se ha buscado son maestros del juego sucio, de las mentiras, de las represalias", dijo la periodista oficialista Juana Carrasco, autora del texto.
El viernes, Estados Unidos anunció la retirada del 60% del personal de su embajada en La Habana y sus familias, paralizó indefinidamente la tramitación de visados desde Cuba y emitió una recomendación para que los estadounidenses no viajen a la Isla, medidas que fueron calificadas de "precipitadas" por el Gobierno cubano.
Washington dijo que mantendrá esa situación hasta que La Habana sea capaz de cumplir con su obligación de proteger a los diplomáticos estadounidenses en la Isla.
El Gobierno cubano ha negado toda responsabilidad, aunque no ha desmentido la existencia de los ataques.
Juventud Rebelde, que como los demás medios de la Isla nunca cuestiona o exige rendir cuentas al Gobierno, dijo que "nadie más ha sufrido" los mencionados "ataques" y que Washington admite que no se conoce ni su causa, ni su naturaleza ni quién los ejecutó, por lo que los hechos "están todavía bajo investigación especializada tanto de sus funcionarios correspondientes como de Cuba, y de manera cooperada".
Al igual que el periódico, la televisión estatal ha ocultado a los cubanos la existencia de cinco diplomáticos canadienses afectados por los mismos ataques junto a sus familiares, entre ellos niños.
"Politizan la situación a pesar de la exhortación cubana a no seguir ese tortuoso desmedro", afirmó Juana Carrasco en su artículo, repitiendo las críticas de Josefina Vidal, la directora general de Estados Unidos en la Cancillería.
La periodista oficialista reprochó asimismo a Washington que las medidas "cierran puertas al intercambio de delegaciones" y que la suspensión indefinida de la tramitación de visados afectará gravemente "los encuentros familiares tan anhelados en uno y otro lado del Estrecho" de La Florida.
No menciona la responsabilidad en este escenario de la inteligencia cubana, que no ha logrado frenar la sucesión de ataques. El último conocido se produjo en agosto.
Las medidas anunciadas el viernes por el Departamento de Estado suponen un nuevo capítulo de una misteriosa trama que mantiene en jaque a los dos Gobiernos y para la que hasta ahora nadie tiene una explicación lógica.
Los ataques que sufrieron los diplomáticos estadounidenses, canadienses y familiares de estos les han provocado problemas de salud que incluyen pérdida permanente de la audición, migrañas, fatiga, deficiencias cognitivas y problemas para dormir. Algunas versiones también han mencionado "lesiones cerebrales leves".
Por ahora, los investigadores no han podido determinar el autor o autores de estos incidentes ni qué medios utilizaron para perpetrarlos.
A falta de respuestas, algunos analistas han barajado la posibilidad de que el responsable sea un tercer país o algún elemento disidente del régimen cubano.
Washington no ha culpado a La Habana, no ha roto relaciones ni cerrado completamente la embajada, pero señala al régimen su responsabilidad de proteger al personal diplomático extranjero y sus familiares, de acuerdo con los convenios internacionales existentes.