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Economía

¿Cómo se hace una 'Revolución Energética' sin piezas de repuesto?

Los aparatos que el Gobierno vendió para 'ahorrar energía' se rompen y no hay con qué arreglarlos.

Artemisa

"¿De qué planeta vino él?", preguntó sarcásticamente la recepcionista del Taller de Servicios de Reparación de Electrodomésticos del municipio artemiseño de Bauta, mientras los presentes se contagiaban de su carcajada.

Para todos parecía absurdo que alguien cuestionara la escasez de piezas de repuesto apelando a las promesas de los discursos sobre la "Revolución Energética", que aseguraban que estas siempre estarían garantizadas.

Lo cierto es que "llegan en pequeñas cantidades", explicó un mecánico cincuentón que lleva varios años trabajando en el local. "Te enteras de que vienen porque el camión las descarga; te mandan un buchito y no siempre responden a la demanda real del taller", añadió.

Según este mecánico, los almacenes generales radican en Artemisa, cabecera provincial. Cuando la dirección asigna las piezas, lo hace de manera equitativa entre los 11 municipios. Esto implica que partes con gran demanda en una localidad se encuentren en los almacenes de otra integrando un catálogo de productos ociosos. Para nada se tienen en cuenta las necesidades reflejadas en los reportes diarios sobre servicios prestados.

'Esto está funcionando por nuestros inventos'

"Esto está funcionando por nuestros inventos", comentó un joven de 22 años quien, a pesar de trabajar en el taller bautense desde los 16, dijo desconocer cuál es su salario. "Es que antes ganábamos por lo que hacíamos", indicó haciendo alusión al salario vinculado a los resultados que hasta hace pocos años cobraban los trabajadores.

Ante la pregunta obligada de cómo es posible que un joven trabaje sin conocer su salario, respondió: "A mí no me importa, lo mío es trabajar y ya". Unos instantes más tarde establecería el monto a pagar por sus servicios de reparación de una olla arrocera. Sin mediar vale o recibo alguno, demandó una cantidad que fue a parar a su bolsillo.

El sueldo mensual de estos trabajadores ronda los 235 pesos (moneda nacional), algo menos de 10 dólares. No obstante, si son capaces de lograr el plan asignado de recaudar 90.000 pesos, pueden recibir más de 1.000.

Pero llegar a los 90.000 pesos resulta complicado teniendo en cuenta la falta de piezas. De la diversidad de servicios que ofrecía el taller en sus inicios, "hoy solo quedan los carteles", dijo una trabajadora.

Para las hornillas eléctricas el taller solo tiene en este momento resistencias y cables de alimentación. Para las ollas de presión eléctricas, conocidas popularmente como "Reina", cuenta solamente con el termostato, el presostato y la junta de goma. La olla arrocera nada más tiene garantizada la resistencia. La disponibilidad de cada pieza varía todo el tiempo.

Ni ventiladores, ni aires acondicionados se recepcionan en la entidad, a pesar de que estos están contemplados en el listado de electrodomésticos que se reparan. Mucho menos los extintos calentadores de agua. Los refrigeradores los reciben en otro local habilitado para ello.

Hace más de una década Fidel Castro implementó un plan de medidas encaminadas al ahorro energético y lo llamó "Revolución Energética". Esta comprendía el reemplazo de las tradicionales cocinas de queroseno por hornillas y ollas eléctricas, así como el cambio de los viejos refrigeradores y aires acondicionados.

En su momento, millones de hogares adquirieron los electrodomésticos confiando en la promesa de que no faltarían las piezas de repuesto. Hoy la realidad es otra. "Supongo que en todas partes sea igual", señaló la recepcionista del taller de Bauta y agregó: "dicen que no van a entrar más piezas al país".

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