El Gobierno extenderá a todas las capitales provinciales la venta liberada de gas licuado de petróleo a partir del lunes próximo, para "flexibilizar las opciones de cocción de alimentos para la población", publica este sábado el diario oficial Granma como si se tratara de un avance.
A partir del 5 de junio el gas licuado se podrá comprar libremente en Pinar del Río, Cienfuegos, Santa Clara, Sancti Spíritus y Ciego de Ávila, además de en Las Tunas, Bayamo, Manzanillo y Guantánamo a 110 pesos (moneda nacional) el gas contenido en un cilindro de 10 kilogramos. El alquiler del cilindro vacío costará 400 pesos.
"Nuestra meta es llegar progresivamente a todas las zonas urbanas del país, según lo permita la infraestructura con que contamos. Mientras, estaremos centrados en garantizar la estabilidad del servicio en estos nuevos puntos", dijo director comercial de la estatal Unión Cuba-Petróleo (CUPET), Riyaguel Capote, citado por el diario del Partido Comunista (PCC).
Capote explicó que el nuevo servicio "supone un incremento muy fuerte de las ventas, que tensan la estructura logística necesaria para asegurarlas".
Como alternativa al gas racionado que el Estado vende a precios subsidiados, la venta libre comenzó en 2015 en algunas ciudades, dentro de los llamados nuevos "lineamientos de la política económica" del PCC.
La medida se aplicó para aliviar la carga al sistema energético nacional de miles de hornillas, calentadores y ollas eléctricas, vendidas en la Isla como parte de la llamada "Revolución Energética" iniciada en 2006 por el difunto Fidel Castro para "racionalizar el consumo de hidrocarburos", "suprimir despilfarros" y "elevar la calidad de vida".
La "Revolución Energética" incluyó la venta de ollas eléctricas, hornillas y calentadores de agua a precios subsidiados y a crédito, reporta EFE.
La argumentación del Gobierno era que los nuevos electrodomésticos, en su mayoría fabricados en China, sustituirían a los viejos equipos soviéticos y del antiguo bloque socialista de Europa del Este que consumían mucha energía.
La idea de Castro, que murió el pasado noviembre a los 90 años, era que nadie gastara gas licuado ni keroseno para cocinar.
En la actualidad, el Gobierno busca un suministro alterno de combustible ante la reducción del crudo subsidiado que recibe desde 2003 de Venezuela, que llegó a alcanzar los 100.000 barriles diarios y que, debido a la crisis en ese país, se redujo a unos 55.000.