La salida de servicio por tiempo indefinido de una unidad de la termoeléctrica de Felton (Holguín), tras un incendio que destruyó su generador, más las entradas en mantenimiento de la termoeléctrica Antonio Guiteras (Matanzas), ya fuera de servicio, y Carlos Manuel de Céspedes (Cienfuegos), que este enero parará por un periodo de ocho meses, pone en un aprieto al sistema energético nacional que dependerá en alto porcentaje de la generación distribuida con grupos electrógenos.
Según fuentes que solicitaron el anonimato, con la salida de estas unidades el déficit de generación superará los 600 megawatts. Carencia a suplir con la generación de grupos electrógenos que utilizan diésel especial y fuel oil como combustibles. Como prevención el índice de "disponibilidad" (relación generación-demanda) es chequeado personalmente por el ministro de Energía y Minas, Alfredo López.
Ante un posible colapso energético como estrategia se priorizará el suministro de energía a la región occidental, donde la capital es el punto más neurálgico. Tampoco se descarta si fuera necesario, el traslado de grupos electrógenos desde las regiones orientales hacia La Habana.
Pese a la reducción en más de un 40% de los suministros de petróleo venezolano a causa de la crisis económica por la que transita la nación sudamericana por los bajos precios del crudo, las fuentes indican que los volúmenes de diésel especial y fuel oil destinados a los grupos electrógenos están garantizados por la Administración Central del Estado. Sin embargo, los regímenes de trabajo a los que serán sometidos los equipos pudieran causar averías y hacer colapsar al sistema energético nacional, provocando así los indeseados apagones.
Los especialistas informan que las plantas MTU de tecnología alemana son las más confiables por su calidad tecnológica, pero los fabricantes recomiendan para alargar su vida útil que sean explotadas solamente durante cuatro horas diarias y a 80% de su capacidad generadora. Pero, desafortunadamente, los déficit de generación, provocan la extensión de los regímenes de trabajo y obligan a entregar el 100% de sus potencias. Como inconveniente alegan los técnicos que la velocidad de trabajo de estas máquinas al ser diseñadas para servicio de emergencia superan las 1.800 revoluciones por minuto (rpm), requiriendo una mayor atención, recambio de piezas y accesorios.
Entre otras solicitaciones, estas plantas pueden sincronizarse a las redes de trasmisión del sistema energético nacional o destinarse a alimentar circuitos independientes. Según los técnicos, esta tecnología supera en calidad a otras que ya fueron desactivadas como los grupos Guascor de fabricación española, cuya adquisición devino en un fiasco.
El otro inconveniente en toda esta situación es que un alto porcentaje de operadores y técnicos necesarios para acometer los mantenimientos y reparaciones son jóvenes e inexpertos. Trabajadores de más experiencia no se interesan por ocupar plazas vacantes a causa de los bajos salarios, inconveniente resuelto de una manera más facilista en otros organismos como el consorcio militar GAESA mediante la contratación de mano de obra extranjera.
Los planes futuros del Ministerio de Energía y Minas contemplan el montaje de unidades termoeléctricas de fabricación rusa y china cuyas vidas útiles superarían los 30 años de explotación.