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Educación

'Cuando sea grande quiero tener un oficio próspero y sostenible'

'Graduarse en Cuba ya no tiene mucho sentido', opinan adolescentes que están a punto de enfrentarse a la elección de una carrera profesional.

La Habana

"Cuando sea grande quiero tener un oficio próspero y sostenible". La frase, combinación de ironía y choteo, la dice Adián, de 14 años, ante su madre y un grupo de amigos que intentan conectarse a la WiFi del parque Córdova, en La Víbora.

Preguntados sobre por cuáles caminos optarán cuando terminen la Secundaria Básica, un grupo de adolescentes de distintos barrios de La Habana componen la fotografía de una generación desesperanzada por la falta de perspectivas.

"Terminaré el Preuniversitario por complacer a mi abuela, pero realmente estoy estudiando para ser un buen sacerdote de Ocha", afirma Fernando, de Lawton. "Voy a ser Oluo (babalawo), no porque esta religión se haya convertido en negocio, sino porque me gusta".

"Ninguna de las carreras que hoy existen y para las cuales creo tener vocación tiene futuro aquí", añade Fernando. "Me hubiese gustado mucho ser informático, pero después de que te gradúas en la UCI (Universidad de Ciencias Informáticas) dónde consigues un buen trabajo del que puedas vivir sin 'inventar' y que permita ser creativo. Para arreglar computadoras, piratear dispositivos o hacer páginas web ya no es tan necesario titularse".

Carreras vocacionales como la Medicina, la Informática o el Magisterio fueron convertidas por el Gobierno en especialidades masivas como parte de la "Batalla de ideas". Según Fidel Castro, esto iba "a elevar el nivel cultural de la población y su calidad de vida".

La madre de Adián, licenciada en Bibliotecología, sabe que la expresión de su hijo "está lejos de ser ingenua".

"Nuestros hijos se percatan de las consecuencias de esos programas de masificación que solo consiguieron traer mediocridad y hacer caer los niveles culturales", dice.

"El Estado se ufana, por ejemplo, de que más del 60% de los estudiantes de la UCI se incorporan a proyectos productivos e investigativos de software en interés de la sociedad. Pero dónde están los resultados y productos de esos 'encargos' en beneficio de la sociedad. Es además una afirmación tremendamente incongruente por parte de un Gobierno que rechaza el acceso a internet como derecho humano y en un país donde solo un cinco por ciento del pueblo tiene acceso a internet", critica.

¿Formación vocacional?

Roxana Beatriz, de Romerillo, "quería ser educadora de círculo infantil" porque le encantan los niños.

"Pero da pena el estado de los círculos infantiles y apena más que una maestra, como lo fue mi abuela, no pueda vivir de su salario", señala. 

"Me graduaré del Preuniversitario, pero después trabajaré en un círculo infantil privado, donde pagan el triple de lo que puedas ganar trabajando para el Estado. En el tiempo libre estudiaré algún idioma y sacaré la licencia de conducción para estar preparada. Mis primas de Florida me ayudarán a coger cursos de peluquería y maquillaje internacional. Ese es el futuro que veo para mí porque graduarse en Cuba ya no tiene mucho sentido", opina.

La asignatura Formación Vocacional está incluida en los programas de la enseñanza secundaria. Sin embargo, Héctor, del Reparto Eléctrico, dice que "nunca" ha tenido una sola sesión.

"Ni siquiera sé en qué consiste Formación Vocacional. En el horario escolar está programada los miércoles, pero ese es el único día, en tres años, que no hemos tenido clases por las tardes", dice.

Cuba se encuentra entre los países con más elevado nivel de escolarización, pero la debacle económica hizo que muchos maestros migraran hacia otras profesiones, implicó una reducción de la calidad de la enseñanza y un consecuente decrecimiento de los niveles culturales. Un Gobierno, empeñado en limitar la iniciativa privada prácticamente al sector de los servicios, le ha restado margen a la creatividad y al desarrollo de las vocaciones.

El relato de Yankier, de Párraga, confirma que la mayoría de los adolescentes de hogares con bajos ingresos económicos enfrentan otra desventaja ante la elección de sus futuras profesiones: la necesidad de que ayuden a llevar el sustento a la familia lo antes posible impide que puedan optar por una carrera universitaria y, por ende, acceder a empleos u oficios mejores remunerados.

"Mis padres no pueden asumir mantenerme los tres años del pre más los cinco de licenciatura. Como mucho puedo hacer un técnico medio, incorporarme pronto a un centro laboral y ayudarlos con la casa y la crianza de mis hermanos menores", dice.

"A mis padres les duele porque de verdad quisieran que estudiara para ser alguien, pero no pueden, la matemática no da. Mi aspiración de estudiar Derecho va en contra de mi realidad".

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