Marianao llegó a ser un importante municipio en la época republicana, ganándose por su desarrollo, tanto económico como social, el sobrenombre de "La ciudad que progresa". Fue fundado en 1719 por el presbítero Don Francisco de Zayas Bazán, mediante una merced del Ayuntamiento de La Habana, en una extensa posesión de terrenos realengos en el lugar comprendido entre los arroyos Auditor y Quiebra Hacha. Precisamente, es la confluencia de estos dos arroyos, originando el río Marianao o Mayanabo, palabra india que significa "junto a las aguas", la que da nombre al poblado.
En 1726, al ser destruido por un gran incendio, algunos de sus moradores se trasladaron hacia el norte, fundando el poblado de La Ceiba, mientras los restantes lo reconstruyeron, denominándolo entonces Quemados de Marianao. En este lugar se construyó una ermita, que fue elevada a parroquia en 1780 por el obispo Espada.
En 1830, debido a la construcción de la carretera, el poblado recibió un gran impulso, repartiéndose solares a ambos lados de esta, los cuales fueron rápidamente fabricados, aprovechando el agradable clima y la bondad de las aguas de El Pocito, que también surtía a la población, además de poseer cualidades medicinales.
Al aumentar del tráfico por la carretera, el ingeniero Latoser construyó un puente sobre el riachuelo. Este puente, conocido como Puente de La Lisa, unió los barrios de Pocito y La Lisa, siendo edificado tan sólidamente que aún perdura, sirviendo de base al actual.
Las vías de comunicación favorecieron su progreso: en 1844 se construyó el ferrocarril que lo comunicaba con Playa, en 1863 el que lo unía con La Habana, y en 1875 el que iba hasta Puentes Grandes. El 1 de enero de 1879 se constituyó el Ayuntamiento, siendo su primer presidente José Valmaña.
En el viejo Marianao fue famosa su glorieta, construida en 1848 y demolida en 1857, donde se efectuaban magníficos bailes amenizados por las mejores orquestas de la época. Fueron construidas numerosas mansiones de estilo semejante a las de El Cerro, edificadas en el mismo periodo. Entre esas mansiones destacaba el Palacio Durañona, nombrado así por el apellido de su propietario, que durante la guerra de 1895 sirvió de hospital y, terminada la guerra, sirvió como cuartel general del Ejército estadounidense y residencia del genera Fitzhugh Lee, gobernador militar de la provincia de La Habana. El Palacio Durañona fue posteriormente sede del segundo gobierno interventor en 1906 y, a partir de 1913, se convirtió durante algún tiempo en Palacio Presidencial de verano.
En 1911 el reparto Redención, conocido después como Pogolotti, fue el primer barrio obrero en Cuba. El desarrollo posterior de Marianao fue acelerado, incrementándose durante los años de la República. El impulso inicial al urbanismo llegó con el ejército de EEUU, tanto por la materialización de la denominada "ciudad jardín en miniatura", como por la valorización de los terrenos colindantes con el Campamento de Columbia, que se parcelaron uno tras otro.
En los nuevos repartos, las calles eran de 14 metros de ancho y las edificaciones debían disponer de tres metros de jardín y tres de portal. Todas las calles debían ser prolongadas hasta la entonces Calzada Real (Avenida 51), y fue demolido el cementerio que existía cerca de la Parroquia de Los Quemados, trasladando los restos allí depositados al Cementerio de Colón.
No debe olvidarse que la Calle 100 fue la primera calle de doble vía construida en Cuba con contén, separador central, alumbrado eléctrico soterrado y boulevard arbolado adornado con estatuas y grandes copones, además de una de las primeras pavimentadas. Esa calle conducía al hipódromo Oriental Park.
Entre el Palacio Durañona y la Quinta de los Marqueses de Almendares, en el denominado reparto Durañona se edificaron numerosos chalets de madera con cubierta de tejas para las clases media y media baja y en su ampliación, a partir de 1924, muchos bungalows en forma de casas prefabricadas baratas.
En la década de los 40 se crearon los repartos Alturas de La Salle, Alturas del Bosque, Alturas de Belén y Ampliación y Alturas del Almendares. Todos los repartos tenían agua, alcantarillado, electricidad y teléfonos.
También en esta década se construyó el denominado Centro Cívico de Marianao, en torno al obelisco situado en el centro de la llamada Plaza Cívica, frente a la entrada principal del Campamento de Columbia, con un grupo de edificaciones escolares y benéficas de estilo moderno: Escuela Normal de Kindergarten, Escuela del Hogar, Centro Escolar Flor Martiana, Hogar de Ancianos e Instituto de Segunda Enseñanza de Marianao.
Al final de la Avenida 31 se construyó el Hospital Militar Carlos J. Finlay. En todo este desarrollo de Marianao, un gran papel precursor corresponde a Lorenzo Sabino Salmón y Collazo, presidente de la sociedad Zaldo, Salmón y Cía, quien sin ser arquitecto de profesión (estudió Artes Plásticas en la Escuela Profesional de Pintura y Escultura de San Alejandro), fue un importante promotor de bienes raíces y destacado urbanista.
También tuvieron importancia en el desarrollo de esta zona de Marianao Arellano, Mendoza y Cía, Cortina y Céspedes, Kohly y otros.
Marianao, en su desarrollo, solo contó con edificios de alguna altura en el reparto Alturas de La Salle o La Candelaria, hasta que en 1954 se levantó la Torre del Ayuntamiento en la Calle 124. El municipio contó con numerosos balnearios, centros de recreación y de servicios, hospitales, escuelas, cines e importantes industrias, como la Royal Crown Cola Bottery Company S.A., fabricantes de los refrescos Royal Crown Cola y Nehi; la Topper Commercial Company —la denominada Casa de las Cocinas—; la Compañía Papelera Nacional; las Canteras Novo S.A.; la Compañía de Alimentos Kirby de Cuba S.A.; la Fábrica Nacional de Pinturas; las Industrias Magic S.A. —una productora de gas embotellado— y otras, así como el Central Toledo, el más antiguo de los centrales conocidos (siglo XVII) y el único ubicado en el perímetro de la capital.
En este municipio se implantó, por primera vez en Cuba, un moderno sistema de rotulación de calles y numeración de casas. Comenzando por el mar, todas las calles más o menos paralelas al mismo, se rotularon como avenidas con números impares, y las perpendiculares al mar, como calles con números pares. La numeración de las casas se estableció con dos cifras, agregadas al número de la avenida o calle que las antecedían.
El trazado irregular de las calles y avenidas, debido a la topografía, y obligó a agregar a algunas calles y avenidas una letra adicional al número. Este sistema facilitó la información sobre las calles y avenidas y, aunque al principio fue criticado por algunos por romper con el tradicional de nombres comunes o propios, pronto todos aceptaron sus ventajas.
El municipio Marianao incluía los repartos Arroyo Arenas, Ceiba, Cocosolo, Columbia, El Cano, La Lisa, Playa, Pocito, Quemados, Redención y Wajay. Algunos repartos como Miramar, Alturas de Miramar, Querejeta, Country Club, Biltmore, Naútico, Almendares, Ampliación y Alturas de Almendares, Alturas del Bosque, La Sierra, Nicanor del Campo, Kohly y otros, al establecerse la nueva rotulación de calles y casas, oficialmente quedaron incluidos dentro de los anteriores, aunque popularmente siguieron siendo designados por sus nombres originales, inclusive hasta nuestros días.
Al realizarse la nueva división político-administrativa del país en 1976, aumentando el número de provincias y de municipios, y estableciendo nuevos límites territoriales provinciales y municipales, el municipio Marianao perdió los repartos Playa, La Lisa, Arroyo Arenas y Wajay, que pasaron a formar nuevos municipios o a integrarse en otros. Así, el municipio actualmente incluye los repartos Alturas de Belén, Bagatelly, Buen Retiro Oriental, Buen Retiro, Ciudad Libertad, Curazao, Finlay, Jesús María, La Paz, Larrazabal, Libertad, Los Hornos, Los Quemados, Loma de Llave, Oriental Park, Pogolotti, Santa Felicia, Alturas de Columbia, Alturas de La Salle, Alturas de Luisa Quijano, Brisas de Marianao, Cocosolo, El Palmar, La Clarisa, Los Ángeles, Machín, Zamora, Los Pocitos, Rivero, Sanguily y Villa Hermosa. Se encuentra enclavado entre los ríos Almendares y Quibú, Cujae, río Almendares y Vía Férrea, río Almendares y Alturas de Belén.
En el actual municipio Marianao existen parroquias e iglesias de diferentes denominaciones religiosas, importantes hospitales, el Instituto Pedagógico Enrique José Varona, la Ciudad Universitaria José Antonio Echeverría (CUJAE), el Instituto de Segunda Enseñanza de Marianao y diferentes escuelas primarias, secundarias y de otro tipo, algunas ubicadas dentro de lo que fuera el Campamento de Columbia, rebautizado Ciudad Libertad.
El municipio cuenta con los cines Alba, Lido, Lisa, Omega y Record, en estado de deterioro o clausurados, y los teatros Cero y Sant Boi. Funcionan en él los restaurantes Anfiteatro, Don Pipo y El Quijote, más muchos nuevos paladares de cuentapropistas y algunas tiendas, la mayoría en la Avenida 51.
Hoy, el mayor movimiento de tránsito y peatonal se produce en los alrededores de los diferentes hospitales e instalaciones docentes, ubicados a partir del lugar conocido como "Las Cuatro Curvas" (intersección de las Avenidas 41 y 31) hasta la zona del Hospital Militar Central, encontrándose en su centro el obelisco de la Avenida 31 y Calle 100, y a lo largo de la Avenida 51.
Marianao, además de perder los importantes y modernos repartos de la Playa, a lo largo de todo el litoral oeste hasta el río Jaimanitas, y los de alrededor del río Almendares, ha perdido algo mucho más importante: la iniciativa y el espíritu constructivo que lo acompañó durante los años republicanos, cuando competía con el vecino municipio de La Habana. En nuestros días, la antigua "Ciudad que progresa" ha dejado de progresar y sucumbe, como el resto de los municipios de la ciudad, en la desidia y la incompetencia de sus autoridades.