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Sociedad

La ciencia contra el poder: El caso de Ariel Ruiz Urquiola

En entrevista con DDC, el científico narra su versión sobre los obstáculos impuestos por funcionarios a sus investigaciones, debido a las implicaciones para el Gobierno.

La Habana

El científico Ariel Ruiz Urquiola asegura llevar toda la vida superando obstáculos, en su mayoría impuestos por quienes deberían haber facilitado su trabajo y vinculados a las implicaciones de sus investigaciones para el Gobierno.

Ruiz Urquiola es doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de la Habana y ha sido gestor de varios proyectos de investigación sobre la biodiversidad cubana, principalmente referidos a especies marinas y terrestres.

Su labor como científico tiene el aval de prestigiosas instituciones alemanas. Hasta hace poco, dirigía un proyecto de investigación internacional entre la Universidad de la Habana, el Museo de Historia Natural de Berlín y la Universidad Humboldt sobre el origen y poblamiento de la Sierra de los Órganos, en Pinar del Río, la zona más antigua de Cuba.

Pero Ruiz Urquiola se enfrenta ahora al mayor obstáculo de su carrera. El Centro de Investigaciones Marinas (CIM) de la Universidad de La Habana lo ha expulsado de su puesto de trabajo alegando supuestas faltas de respeto hacia la directiva y ausencias.

En diálogo con DIARIO DE CUBA, el científico cuenta su versión.

¿Cuáles son los antecedentes de tu situación actual?

Considero que esta historia comienza muy atrás, cuando siendo un simple estudiante universitario, a mediados de la década de los 90, gané un proyecto en la primera convocatoria de programas nacionales del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, junto con la prestigiosa doctora María Elena Ibarra Martín, en aquel entonces directora del Centro de Investigaciones Marinas.

Desde entonces comenzaron los problemas, debido a que los proyectos científicos que yo me planteo son muy globales, no solo tratan de dilucidar una pregunta puramente científica, sino que tienen componentes sociales y económicos; o sea, tienen en cuenta la naturaleza en su entorno local y cómo se usan los recursos naturales para obtener una ganancia económica.

Uno de los proyectos que más tiempo ha ocupado de mi vida laboral lo comencé en cuarto año de mi carrera en la universidad. Consistía en el estudio de la situación de las tortugas marinas en el país.

Las tortugas marinas tienen una característica singular que se llama filopatria. Significa que estos reptiles logran en un por ciento muy elevado identificar la playa donde nacen y, aunque se muevan por otros mares y costas, regresan a ese lugar para reproducirse.

Mis compañeros de estudio y yo decidimos estudiar las tortugas que arribaban a la cayería San Felipe, en la zona de La Coloma, en Pinar del Rio. Conseguimos alquilar un barco, pero enseguida vino la oposición del Ministerio de la Pesca, especialmente de Elvira Carrillo, la persona que dirigía en Cuba la pesquería de tortugas marinas y la cual defendía la irracional idea del "uso racional de las tortugas marinas".

Solo pudimos estar seis meses debido a que no tuvimos más dinero para el alquiler del barco, y también por la cantidad de obstáculos impuestos por los funcionarios del Ministerio de la Pesca. Me percaté de que ellos tenían un gran miedo de que descubriéramos la verdad, porque era una gran falsedad todo lo que proponían para la pesca de tortugas marinas como la carey, con el único objetivo de justificar la venta de su concha a Japón, debido a las ganancias que este comercio ilegal le reportaba al Gobierno.

¿Qué ocurrió después?

No me conformé con esta situación y logré escribir otro proyecto que también estudiaba las tortugas marinas. Los resultados finales de esta investigación arrojaron que más de un 76% de las tortugas marinas que Cuba pescaba pertenecían originalmente al Golfo de Campeche, México, y a Isla de Mona, Puerto Rico. Esas tortugas pasaban por un corredor migratorio que incluía a Cuba y aquí las pescaban. Por lo tanto, Cuba era un país depredador de esta especie con fines puramente lucrativos. Todo esto que afirmo está documentado, y tengo pruebas y fotografías de mis afirmaciones.

Presenté el resultado de mis investigaciones en un Congreso Internacional de Tortugas Marinas celebrado en México en 2008, y allí se desató un gran escándalo cuando revelé estas acciones ilegales del Gobierno cubano. Me acusaron de dañar la imagen del país, de vendepatria y traidor. Incluso me aconsejaron no regresar a Cuba porque podía caer preso; pero yo decidí volver porque no tenía nada que temer y podía aclarar la situación.

Debido a esto se había orquestado un juicio en mi contra en la Universidad de La Habana, pero al entrevistarme con el asesor jurídico del rector y presentarle todas las pruebas que avalaban mis afirmaciones, la vista se suspendió y gané el proceso por "beneficio de la duda".

¿A qué tipos de obstáculos te has enfrentado para la realización de tu último proyecto científico sobre la naturaleza cubana?

Para este último proyecto científico, titulado Estudio filogeográfico de especies en la Sierra de los Órganos, todo han sido obstáculos por parte de las personas responsables de facilitarlo. Desde lo más sencillo, como incumplir con las dietas presupuestadas para la investigación, hasta lo más importante, como son numerosas trabas para obtener los permisos de acceso a las áreas naturales, de recolecta de muestras y el autorizo para que estas muestras sean analizadas en laboratorios alemanes.

No puedo acceder al expediente científico del proyecto, lo que me imposibilita hacer informes. Existe además un fraude inter-institucional fabricado por la directora del Centro de Investigaciones Marinas, la doctora Silvia Patricia González Díaz, y el director del Centro de Inspección y Control Ambiental, el maestro en Ciencias Antonio Casanova Guilarte, que consiste en presentar una documentación falsa como si hubiera estado elaborada por mí, pero en realidad está hecha por ellos.

No le tramitaron la visa académica al doctor Thomas von Rintelen, la contraparte alemana de esta investigación. Es decir, la dirección del Centro de Investigaciones Marinas viola de manera flagrante los términos aprobados para la realización de este proyecto científico.

¿Cuál es tu situación laboral en estos momentos?

Fui expulsado del Centro de Investigaciones Marinas por ausencias injustificadas, pero todo esto es un complot en mi contra... Me fueron acorralando poco a poco, un obstáculo hoy y otro mañana, todo lo cual me causó una grave depresión y tuve que atenderme con especialistas del Centro de Salud Mental de Playa.

Los médicos me dijeron que no podía ir al lugar que me había provocado mi estado y esa es la principal causa de mis ausencias. De todas formas, no me rendí y presenté una denuncia ante la Fiscalía General contra la directora del Centro de Investigaciones Marinas, Silvia Patricia González Díaz; el rector de la Universidad de La Habana, Gustavo Cobreiro Suárez; la decana de la Facultad de Biología, Alina Forrellat Barrios, entre otras personas, a los cuales acuso de abuso de poder, prevaricación, coacción, entre otros delitos. Impugné la medida de expulsión y estoy a la espera del fallo del Órgano de Justicia Laboral, luego de que hace unos días se realizara la vista pública de mi caso.

¿Cuál es tu mayor deseo en estos momentos?

Que me dejen trabajar en mi proyecto y que todos los funcionarios comparezcan ante la justicia y sean juzgados por sus actos violatorios contra mi persona y contra este proyecto científico. Ese es mi único y mayor deseo.

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