Para explicar la crisis humanitaria que el régimen cubano está creando frente a los ojos del mundo hay tres expresiones que deben corregirse en la prensa inmediatamente: éxodo, huida y emigración económica o política.
Comprendo que estos son los marcos de referencia tradicionales para las noticias migratorias de cubanos, pero son distorsionados. En Cuba el régimen está creando una migración forzosa, no un éxodo; es una expulsión de la capa social media, no una huida; y es una crisis humanitaria, no una migración de carácter político o económico.
¿Por qué es una migración forzosa? Las migraciones de 1965, 1980 y 1994 aparecen hace años como casos de estudio clásicos de migraciones forzosas en los libros de texto de ciencias políticas y relaciones internacionales, como ha estudiado Kelly M. Greenhill en su Weapons of Mass Migration. Como en los genocidios, son migraciones creadas artificialmente por un líder que hace cálculos racionales, sobre riesgos y beneficios, que resultan en la expulsión de grupos humanos a otros países democráticos para obtener beneficios variados.
En Cuba el régimen controla la entrada y salida de sus súbditos, así que estas personas tienen autorización expresa del Gobierno para salir del país. Raúl Castro está ejecutando un deliberado ataque directo contra civiles nacionales, a quienes usa como armas de la política internacional, y como un ataque indirecto contra los países que reciben a los cubanos.
Con esta acción, el líder oculta el conflicto interno entre el Gobierno y la población, su rechazo a mejorar la vida de los cubanos, y desvía la atención del terreno nacional al internacional con el cálculo de que otros países acepten a los cubanos y contribuyan a subsidiar este modelo de gobierno, tal como ha sucedido otras veces.
¿Expulsados o escapados? Es tradicional considerar a quienes emigran como la
noticia, pero la emigración no es una causa sino una consecuencia de algo que la provoca. Cuando la noticia se enfoca en los que emigran, permanece oculta la razón de la emigración y los responsables escapan al escrutinio. Por ejemplo, entre 1933 y 1938 hubo un "éxodo" de judíos alemanes hacia Europa, Estados Unidos y Palestina que distrajo la atención sobre la causa, que consistió en la negación de sus derechos y destrucción de su modo de vida.
El "modelo cubano" consiste en utilizar socios capitalistas para sostener el régimen y que el régimen a su vez pueda seguir sometiendo a la población a una economía de supervivencia. Quienes intentan cambiar la conducta pública aceptable, económica o social, se convierten en "enemigos" internos del Estado. El régimen los acosa con inspecciones, multas, cárcel, impuestos, confiscación de mercancías, trabajos mal remunerados o que no concuerdan con la capacidad profesional. Todo lo cual equivale a un estado de persecución. La expulsión del país es una consecuencia de lo anterior.
La campaña de propaganda llamada "actualización económica" no va a cambiar el "modelo" usado desde 1965. La actualización ha sido cuestionada por la Iglesia Católica y por algunos economistas del propio régimen. Ambas fuentes han expresado preocupación por el costo humano del proceso, en particular la urgencia y la frustración de la población. Hace más de dos años, la Iglesia Católica expresó que la actualización recogía "demandas largamente anheladas por la población". Los obispos dijeron que querían ver "el inicio de un proceso de reformas siempre más amplias en bien de la población y de las nuevas generaciones de cubanos". "Experimentamos apremio en la ciudadanía con respecto a esas aspiraciones", dijeron los obispos según este mismo diario.
Por su parte, los economistas expresaron el año pasado preocupaciones similares. Omar Everleny Pérez afirmó: "Ya llevamos tres años y unos meses implementando Lineamientos y al final de la cadena, el cliente, el trabajador, no ve resultados". El economista Oscar Fernández Estrada opinó: "Si se les dieran un mayor espacio [a pequeños negocios y cooperativas], sobre todo en actividades productivas, y no de servicios única y exclusivamente, podrían contribuir a expandir el empleo y al crecimiento económico".
Otro economista que no se identificó expresó: "Creo que la mayoría de los cubanos se está dando cuenta de que es mucho lo que se necesita que suceda, y están cada vez más frustrados por la falta de acción visible y decisiones negativas", informó también este diario.
Es importante notar que estas expresiones de organizaciones acompañantes, y
funcionarios, del régimen se producen en septiembre de 2013 y de 2014. Es decir, mucho antes de la reanudación de relaciones con EEUU. Por eso es incorrecto afirmar que la crisis migratoria es consecuencia del temor a la derogación de la obsoleta Ley de Ajuste Cubano, como señalan algunas noticias. La emigración es parte de un plan del régimen para eliminar a las personas a quienes no quiere emplear ni permitir que trabajen por su cuenta y para intimidar a otros países para se hagan responsables por las vidas de esos cubanos.
¿Emigración política o económica? Es válido reflexionar en esos términos, pero lo que afirmo aquí es algo peor: es una catástrofe humanitaria fabricada por el régimen para obtener beneficios de otros países y ocultar sus conflictos con la población. Un problema puede ser político, social o económico, pero cuando un Gobierno lo "resuelve" lanzando a miles de personas a cruzar fronteras a otros países lo convierte en un atentado contra la humanidad porque ha dejado de ver en esas personas a seres humanos.
El año pasado llegaron más de 43.000 cubanos a EEUU, según publicó este diario, mientras que The New York Times calcula 100.000 en los dos últimos años. Los interesados en el bienestar de estos emigrantes desesperados y en frenar la mano de Castro en estas expulsiones deben explicar que esta migración es una catástrofe humanitaria fabricada; deben colocar la causa en la negación de libertad para que los cubanos tomen decisiones propias; deben explicar el patrón de migraciones forzadas con el que el régimen de la Isla extorsiona a las democracias.