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Alimentación

Pescado por pollo, gracias a Pánfilo

Por estos días, los barrios habaneros están viviendo una esperada circunstancia. El pueblo está recibiendo este diciembre pescado por la libreta de racionamiento, en lugar del ya tradicional "pollo por pescado".

La Habana

Por estos días, los barrios habaneros están viviendo una esperada circunstancia. El pueblo está recibiendo este diciembre pescado por la libreta de racionamiento, en lugar del ya tradicional "pollo por pescado".

Hace varios años que los cubanos que no disponen de una dieta médica no reciben pescado por el racionamiento y es por eso que el entusiasmo popular es tan visible. Las personas atribuyen el milagro a Pánfilo, personaje interpretado por el actor Luis Silva en el programa televisivo Vivir del cuento.

Una de las bromas más populares de este personaje consiste en la sugerencia de que al pescar en las costas cubanas lo que se saca del agua son pollos. Alude, por supuesto, al "pollo por pescado" de todos los meses, pero también a la paradoja de que en un país rodeado de mar el pescado, aunque  sea de baja calidad, es un producto de lujo.

"Tantos chistes ha hecho Pánfilo, que al final lo logró", comenta risueña una señora jubilada en la cola de la carnicería. "Claro, que aquí hay más gente en la cola que pescados, pero eso era de esperar".

El jurel o chicharro es el pescado tradicional del racionamiento. Nunca ha sido de los preferidos de la mayoría de los cubanos, pero a juzgar por la cantidad de personas en los mercados, el ansia es mayor que el gusto. "No me acuerdo cuando fue la última vez que lo comí... y menos por la libreta".

Tampoco falta el que no es tan entusiasta. "Una libra por persona de un pescado con cabeza y cola, ¿qué cantidad comes cuando lo limpias?", señala un hombre joven.

Durante todo el año las contadísimas pescaderías estatales, fuera del mercado racionado, venden de vez en cuando pescados de alguna calidad o camarones "sin pelar" a precios impagables para el bolsillo medio cubano.

Lo más común es encontrar tronchos de claria, un poco más baratos; tenca o roncos, que la población compra para los gaticos de la casa, y el producto estrella, por el que se hace cola: la croqueta "criolla", lo único realmente acorde con el presupuesto del cubano. Fuera de esto, no hay oferta estatal ninguna.

Por eso, la mayoría de la gente piensa como Yailín, muchacha de buen humor que no protesta en la cola del mercado: "Oye, aquí lo que hay que hacer es comerse el pescadito ahora y rezar para que se repita... ¡Y agradecerle a Pánfilo!".

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