El cineasta cubano Miguel Coyula, uno de los principales exponentes del cine independiente en la Isla, se alzó con el Premio a la Mejor Película en el 37º Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam (IDFA) con su más reciente cinta, Crónicas del absurdo. De visita en Madrid para presentar dos libros, Mar rojo, mal azul y Matar el realismo, conversó con DIARIO DE CUBA sobre el galardón, el origen de su película y el impacto que tuvo en el evento.
Este premio, otorgado por un jurado internacional, marca un hito en la carrera de Coyula y subraya la relevancia de su obra en el ámbito del cine documental global. Crónicas del absurdo, que tuvo su estreno mundial en el mismo festival, aborda los constantes obstáculos, la censura y el hostigamiento que tanto Coyula como su pareja y actriz principal, Lynn Cruz, han enfrentado en Cuba debido a su trabajo artístico y su activismo.
El IDFA dedicó una sección especial de su 37ª edición a la producción del cine cubano reciente, destacando las dificultades que enfrentan los cineastas en la Isla, y rindiendo homenaje a la figura histórica de la cineasta cubana Sara Gómez.
Coyula presentó además, en Casa América de Madrid, su documental Nadie (2017), sobre el fallecido poeta cubano Rafael Alcides, cuya obra ha sido silenciada y censurada por el régimen de la Isla.
En la entrevista con DIARIO DE CUBA, Coyula explicó que Crónicas del absurdo fue una película que "en silencio tuvo que ser", debido a la naturaleza clandestina de muchos de los materiales que componen la cinta.
"Gran parte del metraje está grabado con audios clandestinos", detalló el cineasta. En Cuba, donde la vigilancia del régimen se extiende a todas las formas de expresión, Coyula grabó en secreto para lograr obtener el testimonio y evitar la represión directa de las autoridades.
Crónicas del absurdo abarca hechos ocurridos durante los más de diez años de trabajo en condiciones de censura para el rodaje de otra película, Corazón azul. Está estructurada a través de episodios que incluyen arrestos, detenciones y persecución, que enfrentaron Coyula y Cruz.
Algunos de estos momentos están grabados con teléfonos escondidos, y la narrativa es complementada con animaciones, a partir de la obra pictórica de la artista Antonia Eriz y fotos de los protagonistas de la historia. Con estos recursos, Crónicas del absurdo ilustra el carácter que tiene la represión en Cuba, en la que, como apunta Coyula, "un audio clandestino a veces es la única forma de registrar lo que una cámara no te permite".
La película recoge, por ejemplo, la censura sufrida por Lynn Cruz, quien en 2017 fue despedida de la única agencia estatal de actores en Cuba, desencadenando una serie de audios incluidos en la película.
A pesar de la represión, Coyula se muestra decidido a seguir creando cine en Cuba. "Vivimos en Cuba y vamos a seguir haciendo cine en Cuba. Si nos lo impiden por una fuerza superior, nos lo impedirán, pero no vamos a abandonar el territorio por eso", afirmó el cineasta.
En cuanto al futuro de Crónicas del absurdo, Coyula adelantó que la película se verá en la Isla, igual que Corazón azul. "Probablemente la pongamos en la sala de la casa, porque el Paquete Semanal jamás la incluiría", comentó, refiriéndose a la censura que impide en la Isla la distribución de contenidos por cualquier vía.
El premio en Ámsterdam señala un avance en la visibilidad internacional del cine cubano independiente, que ha logrado hacerse un espacio en festivales a pesar de las barreras impuestas por el sistema. A través de este trabajo, Miguel Coyula y Lynn Cruz continúan desafiando las restricciones del régimen, llevando al cine cubano a nuevos horizontes y llevando la voz de los artistas independientes más allá de las fronteras de la Isla.
Miguel Coyula es un cineasta cubano reconocido por su enfoque innovador y experimental en el cine independiente, que destaca por explorar temas de crítica social a través de una estética visual audaz. Su obra, que combina técnicas de animación, efectos visuales y narrativas no lineales, ha roto con las convenciones tanto de la industria como de la narrativa cinematográfica tradicional. Coyula ha logrado posicionarse como una figura única, con su estilo provocador que desafía las restricciones del contexto cultural y político en Cuba.
Entre sus películas más destacadas se encuentran Cucarachas Rojas (2003), Memorias del Desarrollo (2010), que fue aclamada en el Festival de Sundance, y Corazón azul (2021), considerada como su obra más visceral. Además de su labor cinematográfica, Coyula ha incursionado en la literatura, publicando novelas como Mar Rojo, mal Azul (2013) y La isla vertical (2022). Su ensayo Matar el realismo profundiza en cómo el cine puede ir más allá de las representaciones tradicionales, promoviendo una creatividad más libre en un entorno culturalmente restrictivo.