Este martes la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) realizó una conferencia virtual en la que alertó sobre el aumento de la represión y la censura en Cuba y otros países de la región, reportó Infobae.
El encargado de exponer sobre la situación en la Isla fue Henry Constantin, director del diario La Hora de Cuba, quien fue detenido el año pasado tras las multitudinarias protestas del 11 de julio contra la dictadura de Miguel Díaz-Canel.
El comunicador sostuvo que los periodistas independientes que actualmente trabajan en su país "no exceden las 50 personas. Es un grupo en peligro de extinción debido a los destierros de activistas y periodistas independientes. Les dicen que si no quieren ir a la cárcel, se tienen que ir para siempre de país", comentó.
Constantin explicó que lo que más está angustiando a los periodistas cubanos en este momento es el nuevo Código Penal, que será aprobado —sin consulta—las próximas semanas o meses.
El director de La Hora de Cuba indicó que el nuevo código "repite condenas y medidas del código penal anterior, el soviético". Además de hablar de propaganda enemiga y de aumentar la aplicación de la cadena perpetua, amplía el uso de la pena de muerte a cuatro nuevas figuras delictivas.
En su exposición citó el caso de Yoan de la Cruz, un joven que no es periodista, pero que fue detenido por las fuerzas del régimen cubano por haber sido uno de los primeros en transmitir en redes sociales las protestas del 11 de julio en San Antonio de los Baños. Por haber compartido esas imágenes recibió seis años de prisión "por desorden y desacato."
"Desde las masivas protestas, todos aquellos que convocan a manifestarse pacíficamente son acusados por las autoridades de la dictadura de 'incitación a delinquir'. El ciudadano que protesta corre el riesgo de ser acusado de desorden público", agregó.
Más temprano la (SIP) indicó en su informe provisional semestral que la represión es "la epidemia que más afecta" a Cuba, y advirtió que en el último semestre "repuntó" con "severas condenas" para los manifestantes de las protestas.
Para la organización, con sede en Miami, la libertad de expresión en la isla es "débil", y se enmarca dentro de una sociedad "sin respiro" y en un ambiente "hostil".