Tengo una piedra con ojos y boca
como el sol dibujado por un niño vivo
entre pequeñas herramientas
de un guerrero de oficio fundidor
o herrero No sé bien, no lo conozco tanto
Les saco el óxido, afino cada borde
Ha de ser en la mañana bajo la luz solar
me han advertido siempre
Cumplo cada encargo de la piedra
que parece mi puño en cambio me da
blancos machetes y tintos azadones
Me ha llenado de símbolos
No es propicia esta hora para andar
con armas, para bruñir instrumentos
de labor no es favorable esta
ni otra oscuridad Me han advertido
en vano: toda la noche hablaré
con la piedra, me he rodeado
de hierros Cuánto brillan
mira, cuánto brillan.
Sigfredo Ariel nació en Santa Clara, en 1962. Sus libros más recientes son la antología de poemas Ahora mismo un puente (Efory Atocha, Madrid, 2012) y el poemario Recreos para la burocracia (Unión, La Habana, 2015). Este poema pertenece al libro inédito Todos los hierros.