Back to top
Opinión

El evangelio de 'Los versos satánicos'

Salman Rushdie, autor de una novela que 'representa al profeta mahometano en toda su humanidad', ha sido apuñalado en Nueva York.

San Luis
Salman Rushdie.
Salman Rushdie. AFP

Leí Los versos satánicos, de Salman Rushdie, en La Habana de fin de siglo y milenio. Me lo prestó un amigo de la universidad, Dmitri, un gentil geniecillo cubano-ruso que de licenciado en Bioquímica terminaría luego en doctor en Leyes.
 
Mi colega lo tuvo que comprar en dólares, a un librero lezamiano y medio que aún radica en el casco histórico de la capital cubana. Y digo lo de lezamiano y medio con amor y escualidez, porque aquel bardo bisnero copiaba a mano una y otra vez Paradiso, para así impregnarse por ósmosis del potens de la imago o viceversa.
 
Siempre he sentido que esta novela de Salman Rushdie debería editarse en un solo volumen con El Maestro y Margarita, de Mijaíl Bulgákov. Esta última incluye una reconstrucción humanista de Jesucristo, mientras que la primera representa al profeta mahometano en toda su humanidad.
 
Las dos novelas son, por lo demás, obras literarias muy cómicas. Descacharrantemente divertidas. Y de ambas emerge un respeto racional por el sinsentido —y la tragedia—de autoimponernos, en tanto mortales, la narrativa de un ser superior, sin el cual la Historia no tendría significado ni interpretación. Al final, matamos a mansalva porque necesitamos de un origen y un destino de naturaleza trascendente y esencial. Lo demás es bobería bucólica, detallitos menores a la hora de limpiarnos el culo o rendirnos a rezar.
 
Otro hombre —intelectualmente, una nulidad— desde otro país —una tiranía totalitaria teocrática—, sin leer ni uno solo de Los versos satánicos, emitió entonces una orden universal sin fecha de expiración: había que matar al autor del libro. Traducido del árabe al español, aquel llamado a la acción asesina se llama "ley" o "justicia", en dependencia del contexto criminal.
 
Por cierto, no es nada del otro mundo. Al contrario, es lo "normal", lo casi "lógico". Pues es lo que ocurre desde siempre sobre la faz fascista de un planeta plagado por nuestra civilización, así en Oriente como en Occidente.
 
Lo curioso es que entonces, a finales del siglo XX, y mucho más ahora a principios del siglo XXI, gracias a las tecnologías de la información, aquella atrocidad casi "normal" y "lógica" se fue multiplicando en millones de otras mentes —cada una, intelectualmente una nulidad— desde cientos de otros países-patíbulos —democracias indistinguibles de dictaduras—, sin que nadie leyera ni uno solo de Los versos satánicos.
 
Finalmente, ayer, en el estado estéril de Nueva York, alguien que no había ni nacido cuando se emitió la orden original, cometió el crimen, convencido de hacer justicia de cara al Corán y a su corazón.
 
Ahora lo llamarán loco. Un trastornado triste, otra víctima solitaria del sistema. Alguien que debió recibir a tiempo la ayuda de la sociedad norteamericana, para curarlo de los abusos que sufrió como inmigrante legalizable a los Estados Unidos de América.
 
A mí, que temblé una vez en La Habana leyendo este libro maravilloso sobre el disparate cultural civilizatorio; a mí, que viví desde adentro cómo los diplomáticos iraníes en Cuba se quejaron al Instituto Cubano del Libro por vender en dólares a Salman Rushdie en La Moderna Poesía; a mí, que pude contarle al autor en persona esta anécdota de la utopía, cuando hace unos cinco años visitó mi ciudad de exilio, Saint Louis; a mí sí que no podrán engañarme más con las teorías tétricas del debido proceso y un juicio justo con jurado y demás decadencias.
 
Porque hay otro concepto de "justicia" que seguirá siendo traducido a rajatabla dentro de las sociedades abiertas. El verdugo ya no tiene que viajar. Y, aunque emigre, igual "puede prescindir totalmente del viaje", que "no es más que un mal necesario" donde "lo que importa es llegar". Por supuesto (y perdónenme) es una cita oracular de Los versos satánicos.
 
No queda tierra propia donde no ser profetas. Toda tierra prometida es una ajenidad atroz. Aquí estamos y aquí están, indistinguibles. Los unos y los otros, tan ilegibles como iletrados. Expuestos a las cámaras y los cuchillos de los comemierdas. Es la inmanencia ilustrada de la idiotez, acaso idiostez.
 
En cualquier caso, la próxima masacre sacra será en cámara lenta y molecular: "Si lo viejo se resistía a morir, lo nuevo no podría nacer".

Archivado en
Más información

7 comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.
Profile picture for user El Santo

El pobre Rushdie se confió mucho, no debió haber bajado la guardia, a sabiendas que con la excepción del Vaticano, por todos los rincones del mundo hay fanáticos musulmanes regados.

A veces las potencias mundiales se equivocan al retirar el apoyo a ciertos actores del poder en razón de derechos humanos, como al shah Mohammad Reza Pahlavi (cuya hija tuve el placer de tratar en Palm Beach durante su exilio) o Fulgencio Batista (cuya hija también fue una buena amiga que por cierto terminó homeless en la misma ciudad) y brindar apoyo o tolerar a individuos claramente peligrosos, como Ruhollah Khomeini o al guerrillero Fidel Castro.

Si los burócratas en Washington no hubieran errado en sus decisiones tal vez hoy tendríamos un Iran y una Cuba democráticas. Tampoco probablemente agonizaría otro intelectual valioso en una sala de cuidados intensivos por su lucidez sobre ciertos actos humanos. La asunción de Gustavo Petro a la presidencia de Colombia gracias a los petrodólares venezolanos, nos confirma que los errores políticos no cesan.

Gracias al autor por la calidad de su texto y que buenos vapores lo acompañen en su atareada vida académica.

Profile picture for user Amadeus

Un régimen islámico que aún vive como el siglo IV, cuando Mahoma, por mucha bomba atómica que produzca, serâ siempre una nación pobre y paria. Irân se ha convertido en una país brutal y de terror donde la tolerancia está prohibida.

Por cierto Lezama definía a los " gays" como hombres en posición mahometana recibiendo ofrendas de varon.No es homofobia ,admiro al maestro,pero su inigualable sentido del humor y dominio del verbo a la hora de describir locuras o sexo.Por cierto definió el socialismo cubano como una conga santiaguera atravesando los Urales....

No “definía así a los gays”. Si mal no recuerdo, con su característico lenguaje florido así describió haber visto a un conocido escritor cubano en cierta ocasión. Saludos.

Los mahometanos atacando al mensajero por no tener como desmentir el mensaje... Deben esperar un aumento considerable en las ventas de la novela, aun no se han dado cuenta de que perdieron

Casualmente lo tomé prestado a la biblioteca pública y solo leí par de páginas,mi intelectualidad no daba para seguir leyendo, estaba perdiendo mi tiempo.