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Alimentación

¿Sigues poniendo tus esperanzas en superalimentos?

Escucha lo que dice la ciencia, no la publicidad.

Madrid

"No existe ningún alimento con 'superpoderes' ni podemos afirmar que uno de estos por sí solo ayuda a prevenir o curar alguna enfermedad". Es lo que declara la nutricionista Eva María Bautista, de Blua de Sanitas, desde el sitio especializado Cuídate.plus.

El término "superalimento" no es una definición científica, sino un concepto usado más bien con fines comerciales. Incluso en 2007 la Unión Europea prohibió su uso en paquetes de alimentos, a menos que se refiriera a una propiedad específica fundamentada en estudios de calidad.

No obstante, la pasión por estos productos con superlativos sigue ganando fans. En la lista se encuentra la quinoa, las semillas de chía, el asaí, las bayas de Goji, la kale, la cúrcuma, el jengibre, los arándonos, entre otros.

Para Irene Bretón, de la junta directiva de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, "es una moda o tendencia; no es algo nuevo".

La experta dijo a El País que "hace años la comunidad científica denominó ingredientes funcionales a nutrientes que, sin aportar muchas calorías, preservan la salud, como el aceite de oliva, los frutos secos o el pescado azul. De ahí viene el nombre de superalimento, pero esto no goza de evidencia científica", corroboró.

"Es cierto que son productos muy saludables, pero no curan: solo preservan la salud", añadió.

El nutricionista del Centro de Investigación Biomédica del Instituto Carlos III de Madrid, Manuel Moñino, coincide. "No existe el superalimento como tal. En su lugar, más que de productos concretos, hablaría de superpatrones alimentarios: no existen pruebas suficientes de sus pretendidas propiedades, de hecho, la mayoría de los estudios han realizado sus ensayos in vitro en animales y utilizan dosis muy elevadas de las sustancias, imposibles de alcanzar con la ingesta habitual del alimento que las contiene".

"Aún así, es cierto que algunos son ricos en sustancias bioactivas o en fitoquímicos que están en el foco de investigación, como los flavonoides, carotenos, compuestos fenólicos…", añadió.

"Lo que aporta salud o la quita son los patrones alimentarios y no el comer algo aislado. Recordemos que algunas modas sirven para hacer grandes negocios, que se lo pregunten a quienes comercializaron el salvado de avena, los zumos exóticos o las bayas de Goji, estas últimas consideradas por muchos un superalimento cuando no son diferentes de las pasas", denunció.

Según un informe de la revista New Scientist, citada por BBC Mundo, "de mil adultos consultados en un sondeo reciente en el Reino Unido, el 61% admitió haber adquirido productos por considerarlos "superalimentos".

"Los superalimentos son trucos de mercadotecnia", corroboró a la publicación Duane Mellor, nutricionista de la Universidad de Canberra, en Australia.

Los supuestos superalimentos al descubierto

Así los describe New Scientist:

—Bayas de Goji

Provienen de una planta originaria de China donde son utilizadas en la medicina tradicional. Desde ese país se afirma que estas bayas fortalecen el sistema inmunológico, estimulan la libido y protegen contra enfermedades cardiovasculares y cáncer.

Pero hay pocos estudios sobre su impacto en la salud humana y sobre las propiedades de las bayas como tal.

La mayoría de los estudios existentes suelen basarse en uno de los componentes de las bayas, los llamados polisacáridos lycium barbarum, o LBP por sus siglas en inglés.

"Pocos estudios definen exactamente qué son los LBP y no hay ensayos mostrando sus efectos en seres humanos".

La otra afirmación en torno a las bayas de Goji es que contienen altos niveles de zeaxantina, un pigmento vinculado a la prevención de enfermedades degenerativas de la vista asociadas a la edad avanzada. Pero Catherine Collins, dietista del Hospital St. George en Londres, no está convencida.

"Otros alimentos tienen el mismo efecto y son más baratos. Si lo que quieres es consumir zeaxantina, puedes encontrarla en espinaca, la col o pimientos amarillos".

Si bien las bayas de Goji contienen más vitamina C que los arándanos, puede obtenerse la misma cantidad de fresas o limones.

—Quinoa

Algunos estudios han concluido que reemplazar cereales con quinoa puede reducir el colesterol y ayudar a la pérdida de peso.

Sin embargo, el número de participantes en los estudios es tan reducido, según New Scientist, que no pueden extraerse conclusiones sólidas.

Una de las investigaciones, por ejemplo, fue conducido por el departamento de nutrición de la Universidad de Sao Paulo en Brasil con 35 mujeres.

Los beneficios de la quinoa suelen atribuirse a sustancias llamadas saponinas, que se cree actúan alterando la permeabilidad del intestino.

Sin embargo, al lavar la quinoa antes de consumirla, como suele hacerse, retira las saponinas junto con sus beneficios.

Según Thomas Simnadis, nutricionista de la Universidad Wollongong University en Australia, no se sabe mucho aún sobre sus propiedades.

—Arándanos

Suelen ser apreciados por su capacidad para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sus beneficios suelen ser atribuidos a compuestos llamados antocianinas, de la familia de los flavonoides.

Un estudio de 2012 de 93.000 mujeres, por ejemplo, mostró que las participantes que consumieron tres o más porciones de arándanos y frutillas por semana tenían un 32% de riesgo menor de sufrir un ataque al corazón que aquellas que ingirieron esas frutas solo una vez al mes.

El estudio fue realizado por el departamento de nutrición de la Universidad de East Anglia, en el Reino Unido.

"La evidencia es prometedora", según New Scientist.

Pero una proporción muy menor de esos compuestos entra en la corriente sanguínea, según Gordon McDougall del Instituto James Hutton, en Dundee, en el Reino Unido.

No se sabe si son otras sustancias producto de la descomposición de las antocianinas las que aportan beneficios. O si las antocianinas actúan más bien en el microbioma, el ecosistema de microbios en nuestro intestino.

—Chocolate amargo

El beneficio potencial del chocolate amargo más citado se relaciona con los llamados flavonoles, compuestos hallados en el cacao.

Estudios en roedores muestran que los flavonoles del cacao aumentan la producción de ácido nítrico, un precursor de óxido nítrico, que regula la presión sanguínea. Pero los estudios en humanos no son concluyentes.

Una revisión de varios estudios realizada en 2012 por científicos australianos concluyó que el chocolate rico en flavonoles, el más oscuro y amargo, puede reducir ligeramente la presión, por lo menos en el corto plazo. Pero es necesario realizar más estudios para determinar si ese impacto es duradero.

Además, los efectos prometedores deben balancearse con el hecho de que la mayoría de los fabricantes combina el cacao con grandes cantidades de azúcar y grasas.

Está bien consumirlo ocasionalmente, pero no se justifica ingerirlo en grandes cantidades por sus potenciales beneficios.

—Semillas de chía

Los Maya usaron estas semillas para hacer desde harina a té. Es uno de los superalimentos más de moda y suele afirmarse que es una gran fuente de omega 3, los ácidos grasos que se cree reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares y depresión.

Contienen aproximadamente 17 gramos de omega 3 por cada 100 gramos. Una porción de salmón de granja atlántico aporta aproximadamente 2,2 gramos de omega 3.

Sin embargo, diferencia del salmón, los ácidos grasos en las semillas de Chía están en la forma de ácido α-linolénico (ALA), que el organismo debe convertir a otros ácidos (EPA y DHA) para obtener beneficios cardiovasculares.

Esta conversión tiene una eficiencia de apenas el 10%, así que la cantidad de EPA y DHA cada 100 gramos de semillas de Chía es de 1,7 gramos, menor que en el caso del salmón.

Para obtener ácidos grasos omega 3, es recomendable moler las semillas.

Son buenas, pero algunos pescados son más ricos en ácidos grasos Omega 3.

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