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Opinión

Una cultura envenenada

En la rebelión de Alexandria Ocasio-Cortez y otras tres bisoñas congresistas de EEUU contra la estrategia centrista de la líder de la Cámara, Nancy Pelosi, las ideas son lo de menos

Miami
Alexandria Ocasio-Cortez. (PEOPLE EN ESPAÑOL)
Alexandria Ocasio-Cortez. (PEOPLE EN ESPAÑOL) PEOPLE EN ESPAÑOL

Alexandria Ocasio-Cortez es algo menos transitorio que una tendencia. Algo más transformador que un movimiento. Es una cultura.

Aquellos que tenemos hijos entre los 20 y los 30 años podemos dar un vivo testimonio. AOC, iniciales que han devenido en una franquicia del progresismo, es el producto de un sistema de educación abandonado a la indiferencia de los republicanos y a las manipulaciones de los demócratas. Ambos, sobre todo los demócratas de centro, han comenzado a recoger su cosecha.

Punto focal en la formación de estos jóvenes es su posición ante la autoridad. En la rebelión de AOC y otras tres bisoñas congresistas contra la estrategia centrista de la líder de la Cámara, Nancy Pelosi, las ideas son lo de menos. De hecho, un rasgo distintivo es la ausencia de un coherente código intelectual. Lo suyo no es un discurso elaborado en torno a una filosofía, como los comunistas de antaño, sino una selección de talking points ecologistas, marxistas, budistas, nazis, astrológicos, cristianos... En fin, todo lo que venga a mano para atacar a Estados Unidos en particular y a la civilización occidental en general.

Una diferencia fundamental en la formación de esta generación es su actitud ante la autoridad. Crecidos bajo un estándar social que concede al niño y al adolescente una excepcional autonomía frente a padres, maestros y autoridades, pudieron saltarse los límites impuestos por la tradición, la validación del mérito y la convivencia civil. Las consecuencias derivadas de la indisciplina, la pereza y el hedonismo encontraron justificación en las adversas circunstancias sociales, las diversidades étnicas y de género, la inestabilidad de los hogares y las susceptibilidades íntimas.

Algunos tuvieron la suerte de contar con padres capaces de crear un ambiente de inteligente guía, así como maestros dispuestos a superar la mediocridad y la tendenciosidad de los currículos y las restricciones de la corrección política. Aún así, esos jóvenes se ven compulsados a declinar costumbres, conocimientos y sentido común en aras de la aceptación social. Se reirán contigo de AOC en la cena del domingo, pero no lo harán en el comedor de su universidad.

Estos son algunos aspectos que definen a la generación AOC:

  •       El convencimiento de que Estados Unidos es una potencia imperialista que provoca guerras y pobreza con tal de saquear los recursos de otros países: el petróleo de Iraq, los plátanos en Guatemala, etc. Esto implica el desconocimiento de los norteamericanos en la lucha contra el fascismo y el comunismo, al igual que sus esfuerzos por promover la democracia en el mundo.
  •       Ignorancia acerca de los crímenes y características del comunismo.
  •       Ignorancia acerca del conflicto israelí-palestino. Predomina la visión de Israel como un poder opresor comparable en ocasiones al de los nazis.
  •       Ignorancia acerca de las amenazas contra Estados Unidos por parte de Irán, China, Rusia, el terrorismo, la inmigración indiscriminada. AOC ha pedido que sea desmantelada la Agencia de Seguridad Nacional.
  •       La noción de que las desigualdades sociales en Estados Unidos se deben principalmente al dominio económico y cultural del "hombre blanco", que oprime a las mujeres y las minorías étnicas.
  •       La noción de que el Estado debe redistribuir la riqueza a fin de lograr una sociedad igualitaria. Recordemos que el Nuevo Acuerdo Verde (New Green Deal) propuesto por los progresistas establece un salario fijo aun para las personas que no quieran trabajar.
  •       La noción de que el Estado debe regular la cultura y el entretenimiento a fin de evitar una incorrecta caracterización de las minorías, la apropiación cultural y de género, al igual que la exaltación del machismo, la xenofobia, la transfobia y otras fobias propias del "hombre blanco".

Esta es la generación que heredará la tierra. Futuros jueces que desprecian la Constitución, futuros maestros que queman las banderas, futuros soldados que detestan su patria. Una generación que carece de compromiso con el debate incluso en sus propias filas.

Maureen Dowd, una de las más prestigiosas voces liberales, escribió la semana pasada enThe New York Times:

"Los progresistas actúan como si cualquiera que se atreve a discrepar de ellos fuera malo. No equivocado, sino malo, culpable de alguna deficiencia humana, de alguna impureza que es un mal moral, lo cual justifica su veneno".

Yo, de momento, no veo el antídoto.

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