Altos cargos de los gobiernos de Hugo Chávez depositaron sumas millonarias de dinero en cuentas ocultas en el banco suizo HSBC, según ha puesto al descubierto una filtración masiva de datos publicada este domingo. Los datos de la investigación apuntan también la existencia de clientes procedentes de Cuba con fondos ocultos en Suiza, aunque no se especifica si residen en la Isla.
En total, los países latinoamericanos y del Caribe suman más de 31.000 millones de dólares, casi la mitad procedente de Venezuela. Los autores han advertido que decidieron no publicar los datos de países con menos de tres clientes.
La investigación periodística, impulsada por el periódico francés Le Monde en colaboración con el International Consortium Of Investigative Journalism (ICIJ), ha buceado en los datos aportados por el exempleado del banco Hervé Falciani, conocida como la Lista Falciani, que incluye información de 100.000 clientes de más de 200 países.
Venezuela figura como el tercer país en volumen de fondos escondidos en las cuentas suizas. La filtración, bautizada como Swiss Leaks, apunta como rostro visible en este asunto a Alejandro Andrade, quien, después de actuar como guardaespaldas de Hugo Chávez, fue de 2007 a 2010 el Tesorero Nacional de Venezuela.
Andrade fue uno de los militares que participaron en el intento de golpe de Estado de 1992 junto con Chávez. Fue una figura cercana al antiguo presidente venezolano durante su primera campaña presidencial y desempeñó también responsabilidades financieras en la administración chavista.
Además de tesorero, Andrade fue el presidente del Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela (BANDES), entre 2008 y 2010. Según la investigación, Andrade vive actualmente en el condado de Palm Beach, en Florida, en un barrio pudiente conocido como Wellington, y tiene inversiones en carreras de caballos.
Andrade figuraba en los archivos de HSBC como representante del cliente de la cuenta de la Oficina del Tesoro de Venezuela, dependiente del Ministerio de Finanzas en 2007, cuando él asumió la posición de Tesorero Nacional. La Oficina del Tesoro se convirtió en cliente de HSBC en 2005 y mantuvo una cuenta bajo el nombre de la institución gubernamental.
La Oficina del Tesoro como cliente tuvo tres cuentas bancarias que juntas sumaban 698 millones de dólares entre 2006 y 2007. Al menos seis de los siete clientes ligados a esta cuenta eran también oficiales venezolanos que trabajaron en la Oficina del Tesoro, señala la investigación.
En el ránking de países con más fondos figuran en primer lugar Suiza, en el segundo Reino Unido y Estados Unidos en el cuarto.
El proyecto Swiss Leaks se basa en una filtración de casi 60.000 archivos que ofrecen detalles de los 100.000 clientes del banco suizo y sus cuentas. Concretamente, de cuentas y datos de las mismas desde 1988 a 2007 y sobre cantidades, de 2006 a 2007.
Los autores del proyecto señalaron que han decidido no publicar la información detallada de países de los que figuran tres clientes o menos, pero subrayan que cada cliente podría estar enlazado a más de un país. Hay más de 19.000 clientes que no están asociados a ningún país.
Los autores de la investigación subrayan que los resultados muestran cómo HSBC de Suiza siguió ofreciendo servicios a algunos clientes a pesar de haber sido señalados, tanto en las Naciones Unidas como en documentos judiciales e informaciones periodísticas como conectados al tráfico de armas, diamantes de sangre o soborno.
Al mismo tiempo, resaltan que el banco ofreció servicios a personalidades cercanas a regímenes desacreditados como es el caso del antiguo presidente egipcio Hosni Mubarak, el antiguo presidente tunecino Ben Ali y el actual gobernante sirio, Bashar al-Assad.
Los clientes que tienen cuentas en el banco suizo HSBC incluyen a políticos retirados y en activo del Reino Unido, Rusia, Ucrania, Georgia, Kenia, Rumanía, India, Liechtenstein, México, Líbano, Túnez, la República Democrática del Congo, Zimbabue, Ruanda, Paraguay, Yibuti, Senegal, Filipinas y Argelia.
La investigación también pone en evidencia que el banco tranquilizó repetidamente a sus clientes asegurándoles que no revelaría datos de sus cuentas a autoridades nacionales, incluso si hubiera evidencias de que las cuentas no estaban declaradas ante las autoridades del país del cliente.
Empleados del banco también discutieron con clientes un rango de medidas que permitirían a los clientes evitar el pago de impuestos en sus países. Esto incluía tener cuentas en nombre de compañías offshore para evitar la Directiva Europea de Ahorro, una norma del 2005 que buscaba afrontar la evasión fiscal mediante el intercambio de información bancaria.
Swiss Leaks es un trabajo colaborativo de investigación que expone cómo una rama de uno de los bancos más grandes del mundo, HSBC, se lucró haciendo negocios con evasores fiscales y criminales de todo el mundo. En los próximos días aparecerán nuevas entregas.