El 1 de abril de 1982, cerca de las 22:15 hora de Buenos Aires, el mandatario de facto argentino y el presidente de Estados Unidos de Norteamérica pudieron establecer un diálogo telefónico. En realidad, Ronald Reagan lo había llamado el mismo día en dos ocasiones y el general Galtieri mandó decir que no lo podía atender.
La razón de tal actitud tiene una explicación. No quiso atenderlo porque temía ser convencido de aplazar la operación militar argentina que ya se encontraba en desarrollo, pero que aún no había cortado las comunicaciones con el continente. A las 22:30, el timing de Galtieri indicaba que ya podía hablar. La comunicación se realizó media hora después del fail safe, es decir cuando la fuerza de desembarco cortó las comunicaciones y no había marcha atrás.
Antes de establecer el contacto con Reagan, el dictador argentino consultó con su canciller, Nicanor Costa Méndez:
Galtieri: ¿Qué hago?
Costa Méndez: Mire, presidente, si Brézhnev lo llama a usted, usted no puede negarse; bueno, si Reagan lo llama a usted, usted no puede negarse.
Tras éste corto diálogo, Galtieri leyó algunos párrafos de una carpeta que le acercó un diplomático, donde constaban los argumentos argentinos para producir la invasión a Puerto Stanley (luego Puerto Argentino).
Minutos antes del contacto con la Casa Blanca, entró un coronel de Inteligencia Militar y apretó el "play" de la máquina grabadora UHER 4000 Report L, de cinta abierta.
La conversación se realizó mediante traductores de uno y otro lado. Fue una plática amable en la que Reagan le dijo a Galtieri: "Conozco a la señora Thatcher y sé que es muy decidida, contestará todo acto de fuerza con más fuerza. Sé que este es un tema muy sensible para Argentina. Nosotros deseamos construir una relación duradera con Argentina, Brasil y México y, como usted sabe, tenemos una relación muy cercana con el Reino Unido… Estoy también en proceso de acercar los países de Centro América y esto lo hará fracasar".
"Sé que ha habido dificultades entre nuestros países, mi predecesor [James Carter] no manejó bien nuestra relación con Argentina, situación que he tratado de cambiar. Si usted procede en su ataque mañana y Gran Bretaña resiste con fuerza, como sé que lo hará, no podrá evitar que mis conciudadanos no posibiliten el mantenimiento de nuestras relaciones. Le pediría a mi vicepresidente que viaje y trate de arreglar esta situación, pero por favor eviten el conflicto".
Galtieri: Le agradezco pero es tarde, los hechos están lanzados.
Reagan: ¿Eso quiere decir que siguen adelante con el desembarco?
Galtieri: Eso quiere decir que la Argentina es una nación soberana y tiene la libertad de decidir la utilización de sus medios diplomáticos o la fuerza.
Reagan: Si hay desembarco, habrá resistencia y la violencia continuará.
Galtieri: Si esta noche Gran Bretaña reconoce nuestra soberanía, el Gobierno argentino tiene muy buena voluntad para efectuar la transferencia durante el año 1982.
Reagan: Lamento mucho esto, vamos a ver un conflicto armado. Le ofrezco mis buenos oficios en Naciones Unidas o donde ustedes lo deseen. Creo que será una trágica situación de guerra en el Hemisferio Sur. Hemos hablado de dos naciones, pero qué va a pasar con las 2.000 personas si ustedes van a la guerra.
Tras despedirse con términos diplomáticos, Leopoldo Galtieri hizo entrar al alto oficial de Inteligencia e hizo poner la grabación, principalmente, porque no podía o no quería creer lo que Reagan le había dicho, según su traductor, el consejero Roberto García Moritán. Luego de rebobinar la cinta, el coronel apretó "play" y no se escuchó nada, simplemente porque, antes, no había apretado "rec".
Fue en ese instante que el militar argentino tuvo un ataque de furia, sancionó a su subordinado castrense y se dio a la tarea de reconstruir la conversación con los presentes, dos altos jefes militares y el joven diplomático.
Horas más tarde, un especialista civil tomó el manejo de las comunicaciones presidenciales telefónicas y las que mantenía en su oficina privada. Así nació el "sistema", pero Galtieri no tomó conciencia del mal augurio que significaba, para la operación militar que había desatado, el fracaso de la grabación del primer diálogo.
El 15 de abril volvieron a hablar Galtieri y Reagan, y quedó un registro de ese contacto telefónico. Unos días antes, el 10 de abril, el "sistema" grabó la conversación con el embajador cubano Emilio Aragonés Navarro, alrededor de las 13:45, y con el general americano Vernon Walters, cerca de la medianoche.