La activista Leodán Suárez Quiñones, delegada nacional de la comunidad LGBTI del partido Cuba Independiente y Democrática, quien fuera detenida y reprimida durante casi 15 horas por la policía política de Pinar del Río el pasado 16 de mayo, ha recibido amenazas de muerte.
Según denunció desde su residencia en el poblado de San Juan y Martínez, la madrugada de este viernes recibió varios mensajes anónimos vía WhatsApp originados desde un número desconocido.
"Te advierto que dejes el tema de los gays tranquilo porque lo vas a lamentar y no te imaginas cuanto", dice uno de los mensajes. "Recuerda que estás solo y en cualquier laguna puedes amanecer, piénsalo", siguió la amenaza.
La persona que escribió los mensajes se identificó asegurando: "Soy tu pesadilla y la de los contrarevolucionarios".
Ante el hostigamiento, Suárez Quiñones respondió: "Ustedes me han hecho tanto pero tanto daño que ya ni miedo les tengo".
La activista comentó en su denuncia a DIARIO DE CUBA que, "a mi entender, la dictadura cubana utiliza sus mecanismos mediante la compañía ETECSA para enviar y gestionar nuestros mensajes (...) ya que son la vía para que los esbirros nos amenacen y controlen nuestras llamadas y mensajes"
"Al parecer temen que los activistas de la comunidad LGBTI en Cuba somos los que dimos el paso al frente y que nada nos detiene cuando de exigir nuestros derechos se trata", concluyó.
Suárez Quiñones fue detenida el jueves de la pasada semana en Pinar del Río, cuando se disponía a viajar hacia La Habana, y estuvo encerrada en un calabozo hasta el día siguiente.
En esas horas, Suárez Quiñones sufrió toda clase de humillaciones: "Me tuvieron bajo hostigamiento, maltrato, ofensas, riéndose de mí como si fuera un chiste, hablaron barbaridades de los homosexuales, me dijeron que por ser homosexual, contrarrevolucionario y enfermo de VIH-SIDA lo mejor era ahorcarme, que aquí en Cuba nunca voy a tener vida..."
En ese periodo, no le ofrecieron desayuno ni almuerzo. "Me dijeron que si quería comer que le pidiera a los EEUU la comida. Yo tomo antirretrovirales dos veces al día, porque soy paciente HIV, pero el medicamento de hoy (viernes pasado) por la mañana no me lo dejaron tomar. Me dijeron que no tenía acceso a nada, que ellos no me reconocían como cubano por ser opositora al sistema."
"Antes de darme la libertad me levantaron un acta de advertencia por desorden público y por querer acudir a actividades "en contra del país" (...) y me advirtieron que si continuaba mi activismo a favor de los gays se encargarían de hacerme pagar bien caro por lo que estoy haciendo a favor de los que tanto el Gobierno de este país reprime y discrimina", aseguró.
Las acciones represivas contra miembros de la comunidad LGBTI cubana han aumentado desde que se celebrara la Marcha Alternativa LGBTI en La Habana, el pasado 11 de mayo. Después de esa manifestación espontánea, varios activistas han sido detenidos, interrogados y amenazados, mientras tenía lugar también una campaña de descrédito de figuras del régimen en los medios de comunicación y las redes sociales.